No hay lógica económica en el proyecto de la aerolÃnea de las Fuerzas Armadas. Ni existen los aviones apropiados, ni el conocimiento del mercado, ni la demanda. En el ánimo de darle a las Fuerzas Armadas más y más espacio, se ha llegado al absurdo de considerar la posibilidad de que el Ejército tenga su lÃnea aérea comercial.
Sería de no creerse si no fuera porque en dos días
consecutivos lo ha mencionado el presidente López Obrador, confirmando
versiones detectadas en los documentos hackeados a la Secretaría de la Defensa
Nacional.
Incluso, en estas páginas, en la columna La Cuarta
Transformación ya conoció usted la versión de que la base para esta aerolínea
podrían ser los equipos de Aeromar, que se encuentra en dificultades
financieras.
Y ayer, se manejó la posibilidad de que la aerolínea
tomara el nombre de “Mexicana de Aviación”, la empresa que dejó de operar desde
2008.
En la mayoría de los países democráticos (creo que es en
todos) el Ejército no opera ninguna aerolínea comercial.
Obviamente las Fuerzas Armadas de cada país tienen su
flota aérea, pero es usada con propósitos militares o de transportación de
Estado, pero no como una aerolínea comercial.
Los absurdos y posibles ilegalidades se acumulan en este
caso.
Por evidentes razones de competencia económica, los entes
económicos que son operadores de aeropuertos no pueden serlo también de
aerolíneas porque tendrían ventajas indebidas respecto al resto de las líneas
aéreas.
Y, resulta que el Ejército ya tiene la responsabilidad de
la operación del Aeropuerto Felipe Ángeles.
Pero ya sabe usted que al presidente no hay que irle con
el cuento de que la ley es la ley.
Los sinsentidos se acumulan.
Ayer se dijo que el propósito de la nueva aerolínea sería
atender a ciudades que hoy no tienen vuelos.
Pero al mismo tiempo, justifica la nueva aerolínea
señalando que la crisis del gas en Europa va a provocar que muchos turistas
quieran venir a México.
Es el ejemplo claro de un pensamiento que carece de toda
racionalidad por ser incoherente.
Si la oportunidad está en trasladar a los europeos a
nuestro país, nada tiene que ver con la línea aérea en la cual está pensando.
Y si, el propósito, como también se comentó ayer, es
ofrecer de nueva cuenta vuelos a ciudades que ya no los tienen, entonces nada
tiene que ver con el turismo europeo.
Los sinsentidos se acumulan cuando se piensa en el ex
avión presidencial que nunca pudo venderse.
Un avión de esas características, que se tiene previsto
que forme parte de la nueva empresa, no sirve para conectar a los lugares que
hoy no tienen comunicación.
Ese tipo de equipos tienen sentido cuando existen rutas
de vuelos por arriba de tres a cuatro horas. Es decir, es básicamente para
destinos internacionales.
Pero, es un equipo que requeriría, para uso de cualquier
aerolínea, una completa reconfiguración de sus interiores, lo cual tiene un muy
elevado costo.
Detalles aparte, me parece que la idea de una aerolínea
militar solo es parte de la misma ambición que ha alimentado a los altos mandos
del Ejército desde hace algunos años, cuando percibieron que el presidente
López Obrador recurría a ellos para tareas que estaban lejanas a su ámbito
legal de actividad.
No hay lógica económica en el proyecto de la aerolínea.
Ni existen los aviones apropiados, ni el conocimiento del mercado, ni la
demanda.
Lo que hay es la aspiración de que, ya que las Fuerzas
Armadas tienen puertos, aeropuertos, construcción de sucursales bancarias,
construcción de trenes, aduanas, seguridad pública, y quién sabe cuántas cosas
más, ¿por qué no van a tener una línea aérea?
Ayer lo comentaba y hoy se lo reitero. No sé si haya
algún equipo de futbol a la venta, pero habría que ver si no lo toma también el
Ejército.
Perdón, se me olvidaba.
El futbol ya dejó de ser el deporte nacional y ahora es
el béisbol. Solo falta habilitar un equipo militar manejado por el Ejército que
se llame: “los juaristas”.
El chiste se cuenta solo.
https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/enrique-quintana/2022/10/06/las-voladas-de-las-fuerzas-armadas/