Su Excelencia y sus ministros son únicos, al menos, no sé de que en ninguna parte del mundo, en ninguna época, se hubiera dado una reunión de gabinete, a las doce de la noche, así porque sí.
Es obvio que en casos de emergencia esto puede darse aun a las dos de la mañana, y aunque se tenga que sacar a algunos ministros de medio coito, pero ¿para hacerse los trabajadorcitos, hace sentido?
La genial idea, suena a ocurrencia de quien ha perdido el sentido de la realidad, y de eso no sólo es responsable el titular, sino ante todo la fauna que admite y fomenta los caprichitos. El que la televisión estatal haya transmitido en vivo toda la sesión ministerial de Año Nuevo muestra por un lado el despiste respecto a lo que puede interesar a la audiencia en un momento dado, y la obsecuencia, con que en el Gobierno se juega al mono mayor.
Sólo de una reunión trasnochada podía salir la determinación de pedir visa a los turistas estadounidenses, como si les estuviéramos haciendo el favor de permitir que nos visiten y dejen su dinero por acá. No voy a redundar en las explicaciones sobre el daño que se puede hacer al turismo, en parte porque la prensa ha estado llena de ellas, y en parte porque las consecuencias de poner un pequeño o gran obstáculo a la visita de turistas, caen de maduras, alguien con dos dedos de frente no necesita más explicaciones.
El Primer Mandatario ha recurrido a las normas de reciprocidad y dignidad para explicar este desacierto, pero lo ha hecho desde la lógica del kindergarten, “si tú no me dejas morder en tu merienda, tampoco lo puedes hacer en la mía”. Pero ya con una perspectiva de segundo de primaria, la reciprocidad se entiende de otra manera, “te invito mi manzana y tú me prestas tu puntabola”.
Si hablamos de reciprocidad en nuestra relación con los Estados Unidos, algo me dice que a lo mejor ellos nos están dando más de lo que nosotros les damos a ellos, eso implica evidentemente una cierta falta de dignidad, pero la necesidad tiene cara de hereje.
Las necesidades en cuanto a régimen migratorio de EEUU y de Bolivia son totalmente diferentes, y pueden ser satisfechas sin ofender a nadie, los estadounidenses tienen que limitar el flujo migratorio ilegal hacia su país, y los bolivianos tienen que alentar a gente de los países ricos a venir a gastar su dinero acá.
Para colmo, don Evo ha declarado que la medida ha sido hecha además para garantizar seguridad. ¿Qué clase de lógica, qué conocimiento tan primario de lo que puede ser la extensión de una visa, y sus efectos para evitar el ingreso de indeseables, qué fragilidad de análisis, pueden llevar a hacer semejantes aseveraciones? ¿O es que el Presidente cree que sus interlocutores son unos imbéciles?