Que nuestro Presidente tiene todo el derecho de no sentir la menor simpatía por los gringos nadie lo puede negar, son por lo demás antipatías mutuas, pero hacer de eso nuestra línea de política exterior es una falta de madurez que es inaceptable para un gobierno.

Aliarse con el enemigo del enemigo es una estrategia bastante lógica, siempre y cuando eso lleve a una victoria, pero hacerlo gratuitamente, convertirse en folklórica pluma sudamericana en el sombrero del principal antagonista de los Estados Unidos en un contexto que poco tiene que ver con este fin de mundo, es un absurdo de dimensiones mayores. En primer lugar porque nos estamos haciendo de un lío ajeno, y en segundo porque nos estamos alineando con uno de los personajes más penosos y retrógradas de los últimos tiempos.

El problema con el señor Mahmud Ahmadinejad no es solamente su programa nuclear, es más; si pudiéramos creer en su buena fe, podríamos seguirle la corriente y aceptar su argumento en el sentido de que su país está potenciándose nuclearmente sólo para fines pacíficos.

El problema es que las intenciones del presidente Ahmadinejad van acompañadas de un discurso que puede ponernos con piel de gallina. Ha dicho que Israel no merece existir, e independientemente del juicio que se puede tener sobre el surgimiento de ese país, y de la política que ha tenido en relación a Palestina, una aseveración de ese estilo es simplemente demasiado. Por lo demás, sus criterios respecto a que el holocausto sería un mito, han causado las más severas reacciones tanto oficiales como de la gente en buena parte de Europa, empezando por Alemania, el tema en el que nosotros no tenemos vela, es algo simplemente demasiado serio.

Y no para ahí, hace un par de días, cuando durante su visita a la Universidad de Columbia se le ha criticado por el acoso, y las ejecuciones que sufren los homosexuales en su país, ha contestado muy suelto de cuerpo que en Irán no existen homosexuales, (by the way, es lo mismo que dijo Evo en su campaña presidencial el 2002, —en la cultura aymara no hay homosexualidad—). ¿Puede ser digno de confianza alguien que niega de esa manera la condición humana?, estoy hablando del Presidente iraní por supuesto. Y aclaremos, al defender los derechos sexuales no se defiende los gustos y placeres de una minoría, lo que se defiende es el más elemental y sagrado sentido de la libertad y de la dignidad humana, al atacarlos se hace exactamente lo contrario.

El actual Gobierno iraní es ampliamente criticado porque está entre los países que menos respeta los derechos humanos, que no sólo tiene la pena de muerte, como vergonzosamente también la tienen los Estados Unidos de América, sino que ejecuta también a niños.

Ahmadinejad se ha inaugurado como presidente con la ejecución pública de dos adolescentes homosexuales, y ha coronado este acto al cubrir su crimen inventando uno sobre los ejecutados.

La condición de la mujer en Irán es lamentable. Gracias al FotoEncuentro, tenemos hoy y ahora en el Tambo Quirquincha una excelente y conmovedora exposición de la fotógrafa iraní Shadi Gadrihin, y Ahmadinejad responde a las demandas y críticas al respecto diciendo que las mujeres en su país son muy respetadas en el hogar, y que sus hijos constantemente les besan las manos.

Ahmadinejad es todo lo que no se desea como líder político, retrógrada, conservador hasta la médula, homófobo, machista, además tiene un cinismo que convierte a los silogistas en gente transparente. ¿Qué hace nuestro divino Evo con compañías de esa naturaleza?

Ahora bien, esta vez me imagino que el tiro le va a salir por la culata, en términos diplomáticos, las simpatías hacia este mal bicho de la verdadera medialuna le van a costar al gobierno de Evo Morales un disgusto también con los interlocutores del otro lado del charco, y bueno, puede irse despidiendo de sus aspiraciones a ser en un futuro próximo nominado con el premio Nobel de la Paz. No creo que hubiera tenido muchas posibilidades, de todos modos, no puede recibir ese galardón quien no se conmueve ante el uso de minas antipersonales, como lo son los horriblemente llamados cazabobos, pero si había alguna oportunidad, ésta ha sido fulminada con el abrazo de oso del ilustre huésped de la semana.

La Cancillería se aplazó en la estrategia para lograr el entronizamiento mundial de nuestro Mesías.

*Agustín Echalar
es periodista independiente