Bien lo sabe mi entrañable amiga Paloma Gómez Borrero. Le propusieron entrevistar a monseñor Luciani antes de reunirse sus eminencias en el cónclave de 1978, pero la histórica corresponsal de TVE -en mi opinión lo sigue siendo- rechazó la propuesta insistiendo en que no tenía ninguna posibilidad.  Hablamos de Juan Pablo I, y es cierto, en otro sentido, que muchas posibilidades no tuvo.

Menos o ninguna tiene el cardenal Mahony, acusado de ocultar el escándalo de la pederastia, pero presente en Roma y técnicamente elegible. Igual que le sucede a Moran Mor Baselios Cleemis Thottunkal, cuyas opciones, equiparables a las de lituano Audrys Jouzas, son completamente nulas, no por estar vinculado a la pederastia, sino por su propio nombre y por su edad: es el más joven de la clase con 54 años.  

Tampoco favorece le patronímico a monseñor Coccopalmero. Ni lo hace, siendo italiano, haber recomendado un candidato latinoamericano. Que no será el antaño papable y hondureño -bueno, hondureño lo sigue siendo- Maradiaga porque él mismo ha manifestado que no se reconoce apto para el cargo. Quizá como estrategia para corregir la sobreexposición de las quinielas de 2005. Con mucho dolor patriótico. O quizá no tanto, descartamos completamente a la selección española. La componen cinco purpurados y no hay forma de encontrarlos en las apuestas. Ni siquiera en las más desesperadas. Entendemos que 'La Razón' se haya pluriempleado en una campaña por Cañizares, porque es columnista habitual. Y comprendemos igualmente que Artur Mas rece por la elección de monseñor Sistach, a quien el president imagina proclamando desde el balcón de San Pedro la independencia de Cataluña.

Cuesta trabajo creer que a un Papa alemán le pueda sustituir otro alemán. Que fue el error del Barcelona cuando sustituyó a Cruyff por Van Gaal sobrentendiendo que tanto valía un holandés como otro. ¿Los hay, holandeses, en el cónclave? En efecto, hay un cardenal holandés. Se llama Willem Jakobus Eijk, a quien, desde el cariño, aprovechamos para descartar porque no resulta que la prioridad de la Iglesia consista en "colonizar" los países protestantes del norte de Europa.

En esta criba/inventario, se antoja difícil que el anillo del pescador se lo ajuste monseñor Dziwisz, que fue la mano derecha de Juan Pablo II -y el verdadero Papa desde la agonía- y que es el único cardenal que ha cuestionado públicamente la renuncia de Benedicto XVI. Deben lealtad al Papa saliente cuando menos 67 cardenales que él mismo ha nombrado. Uno de ellos es el chino John Tong Hon. A quien sacrificamos porque una cosa era desafiar al muro de Berlín -aludimos a la sorpresa de Wojtyla- y otra es desafiar a la gran muralla china...