A falta del comandante Chávez, quien sí asistió a la cumbre unipersonal fue Raúl Castro quien proclamó que Cuba y Venezuela marchan hacia la «unidad económica». Asunto que debe generar especial felicidad en la isla y no poca en la propia Venezuela. Me explico.

La unidad económica, en los términos que emplean ambos gobiernos, sólo puede querer decir que se va a profundizar en el «ordeño», pero no en el «ordeno». Es decir, se va a ordeñar más el petróleo venezolano en beneficio de Cuba. Y se podría decir, con razón, que eso en nada beneficia a Venezuela, pero en realidad el saqueo de la riqueza natural venezolana ya no da más de sí. cuando Chávez llegó al poder en 1998, Venezuela producía 3,3 millones de barriles diarios. Ahora apenas supera los dos millones. Y emplea un porcentaje de petróleo nunca antes igualado en regar Iberoamérica con él. Así que no serán los venezolanos los que pierdan esos ingresos que ya no reciben, sino que se quitará petróleo a otros beneficiados actuales en favor de Cuba.

En cambio habrá menos «ordeno». Castro no dice aspirar a involucrarse más en la vida política venezolana. Y eso es una buena noticia.