Y, sin querer, o tal vez deliberadamente, el ex secretario de Seguridad Pública federal, Alejandro Gertz Manero hoy rector de la Universidad de las Américas y quien proporcionó el valioso video en el que se ve juntos al hombre-bomba, Juan Manuel Meza Campos, y a Tania Vázquez—, proporcionó también un dato que da un giro preocupante al caso: El Pipen y los policías cercanos al lugar del estallido, seguramente se conocían.

“Este individuo se mueve muy tranquilo, sin preocupación. En el video está rodeado de policías. A cuadra y media (de la secretaría de Seguridad). Se ve que él no estaba preocupado por los policías ni los policías por él. Le era territorio conocido. ¿Se habrán conocido?”, pregunta el ex titular de la SSP federal.

La duda de Gertz Manero apuntala una versión que en las últimas horas, a pesar de los esfuerzos para encubrirla por la Procuraduría capitalina, ha cobrado fuerza: jefes policiacos traicionaron a Rogelio Mena Ruiz, El Chilango, a quien le vendían protección, y que fue capturado junto con un arsenal de armas y varios cómplices en la colonia Portales y enviado directamente a la PGR. Ese sería el motivo del bombazo.

Es decir, si realmente se preparaba un atentado contra el Jefe Pegaso de la policía capitalina, Julio César Sánchez Amaya, o hacia algún otro mando, no fue porque la mafia estuviera enojada debido a los decomisos de dinero y droga de las últimas semanas. No. La furia respondía a una traición contra El Chilango, quien pagaba fuertes cantidades de dinero a cambio de ser protegido por policías en Tepito.

No se trató de un atentado contra héroes policiacos, sino un ajuste de cuentas contra policías corruptos. Y valiosos son los testimonios obtenidos en el barrio bravo por el reportero Carlos Jiménez, del diario La Crónica, que refuerzan la hipótesis anterior:

“Todos están metidos en la droga. El Chilango la traía, Tania la repartía, y la poli les da chance”.

La bomba “fue la venganza del Chilango, porque tenía protección de la poli, y cuando los detuvieron, se les pasó la mano, los exhibieron, les dieron una madriza”.

¿Protección de la policía?, pregunta el reportero. “La de siempre, si no se esconden, hacen sus bisnes a la vista de todo el mundo, la poli sabe dónde guardan el activo, la mota, el perico... cuando la poli ofrece protección, cobra, y cobra bien... los narcos no matan a policías, matan a traidores”.

Y, de acuerdo con otra versión divulgada por la agencia Notimex, “según la autoridad ministerial, en Tepito se dice que El Chilango fue traicionado por un jefe policiaco que lo protegía, lo que dio origen al fallido atentado en su contra”.

¿Ese jefe policiaco era Sánchez Amaya o algún otro? ¿Por qué se ocultan nombres y pistas?

A ello habrá que sumarle las contradicciones y los vacíos de información en los que ha incurrido el procurador capitalino, Rodolfo Félix, pues en ningún momento ha hecho públicas las razones por las cuales afirmó que había sido un atentado fallido contra un mando policiaco, y que la bomba iba dirigida al automóvil de ese jefe.

En contrasentido, Tania Vázquez declaró, desde el domingo pasado, que el destino de la bomba era la Glorieta del Metro Insurgentes. Esta versión no ha sido desmentida.

Y otra contradicción, ahora, entre la PGJDF y el Servicio Médico Forense. Mientras la Procuraduría señalaba que Jesús Alberto Meza, hermano del Pipen, había reclamado el cadáver y “lo tuvo a la vista, identificándolo”, el director del Semefo, Felipe Takahashi, desmiente esa versión y aclara que “nunca lo tuvo a la vista” ni mucho menos lo reclamó.

También se sabe que agentes de la SSP-DF filtraron información sobre los movimientos de Sánchez Amaya, lo que confirma el grado de complicidad entre policías y narcos.

Resulta sospechoso que los mandos policiacos del DF rechacen la colaboración de las agencias federales. El ocultamiento de información, la falta de claridad en las hipótesis y las contradicciones entre funcionarios capitalinos lleva a una pregunta inevitable:

¿A quién o a quiénes se protege?

Y una de las razones por las que el cártel de Sinaloa no está involucrado es porque ni se trata de su forma de operar ni mucho menos de su método de ejecución.

Archivos confidenciales… De contradicción en contradicción. Mientras la policía del DF se retuerce entre sospechas de corrupción, el desempleo en el país alcanzó su nivel más alto de los últimos dos años, mientras al acomedido secretario del Trabajo, Javier Lozano, se le envía a resolver problemas de campesinos. ¿Y el Presidente del empleo?... Una cosa es dejar el cargo y otra dejar el poder. ¿O de veras habrá algún cándido que crea que el dramatizado retiro de Fidel Castro terminará con su influencia en Cuba? Basta una ecuación de poder lógica: el próximo domingo saldrá un Castro y llegará otro Castro. ¿Alguna duda?... El Ministerio Público es el infierno para quienes denuncian un delito. Por eso habrá que ver si la nueva figura de MP iniciada en el Estado de México funciona, porque no basta con ofrecer sistemas electrónicos nuevos. Se necesita personal con otra vocación de servicio y, sobre todo, inmune a la corrupción. Casi nada.