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01/04/2009 | Obama, Calderón y Eliot Ness

Martin Moreno

Barack Obama podrá haber hecho una comparación desafortunada entre Felipe Calderón y Eliot Ness, pero no miente al advertir que la narcoviolencia en México está fuera de control. A sus palabras, llegó desde Londres la respuesta del Presidente mexicano: no habrá unión militar ni operativos conjuntos entre los ejércitos de cada país para combatir al crimen organizado.Calderón dio de paso respuesta a lo que había planteado la secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton, cuando anunció que se iba a establecer una oficina bilateral en México con el fin de combatir al narco.

 

“Lo único en lo que se debe colaborar con Washington es en el intercambio de información y en la transferencia de tecnología”, dijo el mandatario mexicano. Y nada más.

El choque de posturas y de intereses es evidente. Por eso la Casa Blanca y Los Pinos están enfrascados en una discusión atorada entre la insistencia estadunidense para que el gobierno mexicano haga mucho más en la lucha contra el narco y el rechazo permanente de Calderón al limitar las acciones a un simple intercambio de datos. Hasta hoy, de muy poco ha servido esta estrategia.

¿En la próxima visita del presidente de EU todo quedará, como siempre, en una foto entre Obama y Calderón, sonrientes, halagándose mutuamente y brindando por la prosperidad de ambas naciones, cuando en Chihuahua, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, el Distrito Federal, el Estado de México y otras entidades más, el narco sigue adueñándose de territorios, leyes y voluntades?

No basta con que haya visitas de buena voluntad, como la de Hillary, ni que el apoyo se refleje solamente en la firma de comunicados insulsos o en discursos plagados de retórica. Nunca México había estado tan cerca de una situación de ingobernabilidad o de Estado fallido, como ocurre ahora por el desbordamiento de la violencia de los cárteles de la droga. Si aún no estamos en esas categorías, para allá vamos.

¿No es hora de que Calderón opere un cambio de estrategia y acepte, bajo una estricta supervisión del gobierno mexicano, acciones más eficaces en el territorio nacional para combatir al crimen organizado? Vivimos un momento de alto riesgo, y como tal se debe enfrentar. No se trata de concebir conceptos demagogos sobre la soberanía. Estamos hablando de la seguridad de los mexicanos. “Sí debemos trabajar juntos, pero eso no implica la participación de operativos de carácter militar”, dijo Calderón en Inglaterra. ¿Entonces, todo seguirá como hasta ahora, con las corruptas policías nacionales infiltradas por el narco y altos jefes al servicio de los cárteles? Si todo continúa igual, la batalla se seguirá perdiendo.

En EU hay molestia porque durante los sexenios del PAN —Fox y Calderón— se ha protegido a jefes del narcotráfico como es el caso de JoaquínEl ChapoGuzmán Loera. Creen los halcones de Washington que desde 2000 se ha arropado al Chapo. Por algo lo llaman “el capo del panismo”.

Hasta hoy, la batalla contra el narco, si bien ha sido valiente, ha carecido de una estrategia adecuada. Hasta en el Ejército lo dicen. Miles de muertos han tapizado el suelo nacional. El miedo se ha apoderado de gran parte de la población. ¿Pretenderá Calderón seguir enfrentando una batalla desigual, con el narco mejor informado, armado y preparado, en contraste con las policías que lo combaten, debilitadas por los traidores que se venden al dinero de los capos?

“Calderón ha enfrentado a los cárteles de la misma manera que Eliot Ness a Al Capone”, dijo Obama. Desafortunada y desigual comparación porque mientras Calderón lucha contra un monstruo que tiene a su servicio a 500 mil empleados y maneja alrededor de 14 mil millones de dólares al año, Ness combatía a gánsteres poderosos, sí, pero que no se parecían en nada a los capos mexicanos. Al Capone no es de la dimensión de El ChapoGuzmán o de Arturo Beltrán LeyvaEl Barbas. Éstos tienen más poder económico, más sicarios y son diez veces más sanguinarios.

Pero en lo que no se equivoca Obama es en que la narcoviolencia en México está fuera de control. “Es una seria amenaza para las ciudades de la frontera”, dijo, en el programa Face the Nation, transmitido el domingo en la cadena CBS.

Razón no le falta a Obama. Cierto: la violencia se le ha salido de las manos al gobierno mexicano. Nadie la ha podido controlar. Una cosa es llevar la bitácora de las ejecuciones y otra, muy diferente, mantener el control de esa espiral de la muerte.

Así llegará Obama a México: con la advertencia de que visita a un gobierno que no ha podido controlar la violencia del narco y reticente a emprender acciones conjuntas para enfrentarlo, mientras Washington insiste en acciones más de fondo.

Excelsior (Mexico)

 


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