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08/05/2008 | ¿Por qué conservar los bosques y manglares?

Jorge Emilio González M.

Los bienes y servicios que proveen los humedales son esenciales para asegurar agua y aire limpios, protección del suelo, alimento y trabajo para miles de personas, así como para frenar los graves efectos del cambio climático. Los humedales, además, son ecosistemas que dan cobijo a una gran variedad de especies vegetales y animales, tales como aves y peces de aguas profundas y costeras, pues de hecho sustentan los recursos pesqueros en todos los planos, desde la pesca comercial a gran escala, hasta la subsistencia de 35 millones de pescadores en todo el mundo.

 

Pese a ello, las medidas de conservación han sido ineficaces para detener la depredación de humedales, pues tan sólo en las últimas dos décadas se han perdido aproximadamente 35% de los manglares del planeta.

México es uno de los países más importantes a nivel mundial en cuanto a reserva de humedales; tan sólo el humedal del valle de Cuatro Ciénegas, ubicado en el corazón de Coahuila, es uno de los pocos con un área de 80 mil hectáreas de excepcional biodiversidad en el desierto. Sin embargo, las actividades humanas, especialmente el turismo y los desarrollos inmobiliarios, son una amenaza constante para la supervivencia de estos ecosistemas.

Los cambios de uso de suelo, la tala clandestina, la sobreexplotación y los incendios forestales también representan una amenaza para los bosques, causantes de que se pierdan cada año más de 260 mil hectáreas de superficie arbolada. De hecho, este periodo es uno de los más preocupantes en cuestión de incendios, debido a que en los meses de marzo, abril y mayo se registran temperaturas notablemente más elevadas y se comienzan a registrar de manera más frecuente temperaturas de más de 40 grados centígrados.

Las políticas conservacionistas han sido objeto de descalificación constante, toda vez que desde el punto de vista económico impiden la explotación de recursos que podrían generar beneficios económicos, y desde el punto de vista social impiden a las poblaciones dueñas o habitantes de lugares sujetos de conservación usufructuar sus propias tierras, etcétera.

Si bien es cierto que la conservación por sí misma es ciega frente a las múltiples necesidades humanas y a la manera en la que ha venido relacionándose el hombre con la naturaleza, también es verdad que la explotación sin medida de los bosques y las selvas pone en riesgo la propia supervivencia, por lo que nuevamente el punto de equilibrio debe ser un desarrollo sostenible y en todo desarrollo sustentable resulta vital imponer controles y áreas de conservación.

Con el fin de impulsar mejores políticas públicas de conservación, la Comisión Especial para la Defensa de los Derechos Sociales de Acceso al Agua y la Protección de Ambientes Acuáticos prepara una consulta pública nacional sobre protección de humedales, y la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales logró recientemente la aprobación de una reforma a la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable que tiene por objeto impulsar la producción de viveros forestales.

Presidente nacional del PVEM

El Universal (Mexico)

 



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