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19/08/2010 | Las medidas del enorme 'río submarino en la base del Mar Negro, desveladas por un submarino amarillo

Ricardo Ginés

Era un secreto a voces desde hace siglos. En las peligrosas aguas del Estrecho del Bósforo que une Asia y Europa las corrientes marítimas se dirigen generalmente de norte a sur. Es decir, desde el Mar Negro hacia el Mar de Mármara en el Mediterráneo.

 

Imagen obtenida por el equipo investigador, formado por Rick Hiscott y Ali Aksu de la Universidad Memorial, Canadá

Sin embargo, cuando llega el temible viento llamado Lodos puede surgir la galerna que transporte a los barcos en dirección contraria. Y si las redes de los pescadores alcanzan la suficiente profundidad, también su embarcación puede moverse en dirección contraria. El mismo efecto registrado que conseguían barcazas en la antigüedad cargando con un gran peso suspendido a una elevada profundidad. Como por arte de magia. Pero la razón no era otra que la presencia de corrientes subterráneas que llevaban la contraria.

Ahora, por fin, con la ayuda de un submarino amarillo, un equipo de investigadores de la Universidad de Leeds—en cooperación con el National Oceanographic Centre del Reino Unido, la Southampton University y la Universidad Memorial de Canadá— han podido tomarle la medida al fenómeno.

El científico Dan Parsons, líder del proyecto que recibe ayuda por parte del Centro Oceanográfico Turco de Esmirna, se dedica a investigar cómo evolucionan las corrientes subterráneas y su efecto sobre los sedimentos en el fondo.

"Hemos elegido al Mar Negro para el proyecto porque es ideal a la hora de estudiar lo que nos interesa. Siempre que el nivel del mar del Estrecho sea lo suficientemente alto, el canal subterráneo permanecerá activo", explica al teléfono.

Y lo que ha desvelado su Autobsub3—nombre del submarino amarillo que una vez programado como robot se encarga de descender a las profundidades y recoger datos—es una suerte de río de dimensiones enormes. El sexto conocido hasta ahora si nos atenemos al caudal. 800 metros de anchura a 38 metros de profundidad en un espacio superior a 37 kilómetros de longitud. Una velocidad de flujo de 6,4 kilómetros por hora y un caudal de 22.000 metros cúbicos por segundo. A saber, un portento fluvial, diez veces superior en descarga que el Rin, el mayor río de Europa.

"Como si introduces líquido concentrado para lavavajillas en una bañera e inmediatamente se hunde y fluye sobre el fondo hacia el tapón". Parsons aplica esta metáfora para dar a conocer el funcionamiento de un río subterráneo como el del Mar Negro, que todavía carece de nombre. Sus aguas convergen en los llanos abismales porque pesan más debido a su alto contenido de sedimentos y sobre todo sal.

El "río subterráneo" tiene sobre el fondo marino sus afluentes, corrientes rápidas y, por qué no, cataratas. Su estudio puede hacer predecir dónde y cuándo se hallarán fondos propensos a contener petróleo. "Fluye debido al efecto de la gravedad sobre una más elevada concentración de sal o sedimentos. Y tiene una función importante porque actúa como arteria que ofrece vida a las profundidades marinas", asevera Parsons. Quizás su equipo no haya bautizado todavía a su descubrimiento porque ya tiene nombre. Desde al menos la época bizantina al fenómeno se le conoce como "kanal", canal en turco.

 

La Vanguardia (España)

 



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