"Juro por mi honor en presencia de la gran nación turca que protegeré la existencia e independencia del Estado turco y su integridad indivisible". Por riguroso orden alfabético y con gran solemnidad, los nuevos parlamentarios de la Asamblea Nacional turca iban prestando ayer este juramento, uno a uno. El voto que precede a la toma de cargo también incluye la promesa de fidelidad al Estado de derecho turco y a "la revolución" de Mustafa Kemal, Atatürk,el fundador de la Turquía moderna, así como el derecho de todo ciudadano turco a "disfrutar de los derechos humanos". El texto del juramento completo era leído generalmente en menos de un minuto, pero como eran 550 los escaños que debían ser ocupados, la ceremonia se prolongó hasta bien entrada la noche de ayer.

La mayor atención mediática en Turquía se centró en los veinte parlamentarios del Partido de la Sociedad Democrática (DTP), la cuarta formación en cuanto a número de escaños presente en el hemiciclo. En total, veinte representantes del DTP elegidos en el este y sudeste de Turquía que lograron superar el listón del 10% electoral han llegado al hemiciclo en Ankara. Rompen así con la ausencia de parlamentarios prokurdos en 16 años, un periodo que en Turquía ha estado marcado, en relación con la población kurda, por una mayor apertura política respecto a los derechos culturales de esta minoría.

El gobernante AKP del primer ministro Erdogan ha conseguido en este último lustro - obligado en parte por la UE y en parte por el apoyo y la presión de la población kurda- la programación televisiva en kurdo y que la enseñanza de este idioma esté protegida oficialmente.

Debido a ello, los parlamentarios del DTP han hecho hincapié, tanto antes de la llamada a las urnas como después del 22 de julio, en que trabajarán en firme para la "reconciliación del país", por lo que la mayor parte de los analistas políticos turcos no esperaban ayer mayores contratiempos en la toma de posesión de los escaños.

Sin embargo, las palabras de los representantes kurdos han sido recibidas por parte de muchos nacionalistas turcos con un alto grado de escepticismo, puesto que ven en el DTP un mero brazo político del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización armada considerada terrorista por Washington, Ankara y Bruselas.

El líder del DTP, Ahmet Turk, que será reelegido próximamente presidente del partido, ha subrayado recientemente su voluntad de hacer irreversible el camino hacia la democracia en Turquía y encontrar una solución pacífica y democrática al contencioso kurdo, que ha costado la vida a más de 30.000 personas desde que el PKK se levantó en armas en 1984.

Ayer, después de dar la mano al líder ultranacionalista del MHP, Devlet Bahceli, en el Parlamento, Ahmet Turk tuvo palabras conciliadoras: "Podemos tener ideas diferentes pero somos seres civilizados y trabajaremos juntos bajo el mismo techo". Políticos, empresarios y periodistas temen el enfrentamiento entre los ultranacionalistas y los prokurdos en la nueva legislatura después de que la campaña electoral haya estado monopolizada por el tema del terrorismo de reivindicaciones kurdas. En un mitin reciente, Bahceli llegó al extremo de pedir la reinstauración de la pena de muerte para los militantes del PKK, y lo hizo agitando una soga sobre la tribuna destinada simbólicamente al líder del PKK, Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999.

Precisamente una de las presencias destacadas de la nueva formación kurda del DTP es la de Akin Birdal, un célebre activista de los derechos humanos en Turquía. Birdal, elegido como independiente y que ha aceptado sumarse al DTP, era ex presidente de la Asociación de Derechos Humanos de Turquía (IHD) cuando resultó gravemente herido en 1998 en un atentado ocurrido en su despacho. Un año después, debido a su deseo - hecho público tres años antes- de encontrar una solución pacífica al conflicto entre el Estado turco y la oposición armada del PKK, ingresaba en prisión a pesar de su pésimo estado de salud. Ahora, aparte de la búsqueda de la reconciliación nacional, una de las principales tareas del Parlamento turco será elegir al nuevo presidente de la república. A este respecto, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan ha rechazado reunirse con representantes del DTP mientras no hagan condena expresa del terrorismo del PKK.

La última vez que un partido prokurdo, el antecesor del DTP, llamado Partido de la Democracia (DEP), entró en el hemiciclo turco, en 1991, su presencia fue motivo de una gran polémica. Leyla Zana, la primera mujer de origen kurdo elegida por las urnas turcas, se dirigió a la Asamblea Nacional en kurdo con un mensaje de paz. El hecho de utilizar una lengua entonces prohibida en la esfera pública y de llevar los tradicionales colores de los independentistas kurdos - rojo, amarillo y verde- causó una gran conmoción en el hemiciclo. En aquel entonces, a comienzos de los años noventa, el conflicto armado entre el PKK y el Estado turco causaba un gran número de muertos y tanto la publicación de libros en kurdo como la difusión de medios en kurdo eran objeto de represión por parte del Estado turco.

En 1994 la Asamblea Nacional terminó con la inmunidad parlamentaria de Leyla Zana y de otros miembros del extinto DEP, lo cual posibilitó que fueran procesados por apoyar al PKK. Zana fue sentenciada a catorce años de prisión, de los que cumplió diez, un destino que compartió con tres parlamentarios de su partido. Otros diputados prefirieron el exilio o el ingreso en la guerrilla kurda.

Hoy Zana defiende la creación de una federación kurda dentro de Turquía. Sin embargo, la posición mayoritaria dentro del DTP parece otra. En un artículo publicado antes de las elecciones en el periódico Radikal,la otra líder del partido junto con Ahmet Turk, la parlamentaria Aysel Tuglu, aboga por un trabajo común en el hemiciclo destinado a fortalecer la democracia. El título: "Diremos no al separatismo".