"Hemos llegado a un acuerdo preliminar con Irán para bombear gas desde Turkmenistán a Turquía vía Irán y transportarlo a Europa a través de nuestro país", señalaba ayer el ministro de Energía turco, Hilmi Güler, a la agencia Anadolu. El memorándum entre Ankara y Teherán fue firmado el sábado entre Güler y su homólogo iraní, Kazem Vaziri-Hamaneh, y convierte a Turquía en un global player - o actor principal- de la energía, según definición del diario Hürriyet.

"Del acuerdo se espera la reducción de la dependencia tanto turca como europea del gas natural proveniente de Rusia. Turquía e Irán construirán un gasoducto de 2.000 kilómetros de longitud", añadía el rotativo ayer. Turquía es un país pobre en hidrocarburos y debe importar el 90% de su petróleo y el 98% de su gas natural, por lo que busca sacar provecho de su posición geoestratégica, uno de los grandes objetivos del Ejecutivo del primer ministro Erdogan. Sus dos vecinos, Rusia e Irán, contienen al mismo tiempo dos de los mayores depósitos de gas natural del mundo.

Según un representante del sector energético en Turquía, se bombearán 30.0000 millones de metros cúbicos de gas al año y a través de suelo turco, que llegarán a Hungría y Austria. Su puesta en funcionamiento se ha previsto para 2011, aunque no haya confirmación al respecto por parte de fuentes oficiales.

El proyecto, llamado Nabucco, supone una "contraestrategia" según aseguraba ayer el diario Vatan respecto a los intentos energéticos de Rusia de evitar al país euroasiático transportando gas natural ruso hacia Europa. Rusia ha ofrecido repetidas veces reducir el precio del gas que transporta a Turquía pero con unas condiciones que Ankara ha considerado llevarían al país euroasiático a ser totalmente dependiente del gas ruso. Como consecuencia, Turquía se ha embarcado en este proyecto apoyado por la Unión Europa para restar importancia a la dependencia energética con el país eslavo. En el acuerdo también se contempla que la compañía petrolífera turca TPAO opere en Pars, en el sur de Irán.

En el último lustro, Turquía - con más de 72 millones de habitantes- ha conseguido mantener un siete por ciento de crecimiento económico anual. No obstante, si no se encuentran pronto vías alternativas para un constante suministro de energía, la base industrial en expansión podría peligrar con facilidad. Para que no sea así, Ankara también juega un papel fundamental en otros proyectos energéticos. El principal lleva como nombre BTC, un nuevo oleoducto desde el Caspio al Mediterráneo, inaugurado hace un año y que enlaza Bakú (Azerbaiyán) con el puerto turco de Ceyhan.

De este modo y a pesar de no ser país productor sino de tránsito, Turquía adquiere con el Nabucco y el BTC una posición geoestratégica envidiable y recibirá oro negro y gas a precio más barato, las tasas de paso correspondientes, y ganará en importancia estratégica. Europa todavía sacará mayor provecho por su necesidad imperante de una mayor diversificación energética. El Nabucco puede llegar a proveer un 10% de la necesidad de gas natural en Europa, según Mehmet Bilgic, presidente de la compañía petrolífera turca Botas.