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19/09/2010 | México - Cárteles: Se reagrupan los Beltrán Leyva

Jorge Alejandro Medellín

La detención de El Grande traerá un reacomodo entre los Beltrán Leyva y los cárteles de Juárez y del Golfo, pero “si se impactara su estructura financiera como se ha impactado a sus líderes, sicarios y operadores, ya estarían casi ahogados”, dice un experto.

 

La caída de Sergio Villarreal Barragán, El Grande, no coloca al cártel de los hermanos Beltrán Leyva al borde de la desaparición o de la fractura definitiva, como anuncian algunos. En realidad ubica a los Beltrán en una etapa de reconstrucción de alianzas con el cártel de Juárez y el cártel del Golfo, con miras a fortalecerse, retener los espacios logrados y resistir los embates del gobierno federal y de otros grupos del narcotráfico, señalan informes del Ejército mexicano.

Datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) indican que el cártel de los Beltrán, uno de los de mayor penetración en corporaciones policiacas en el país a todos los niveles, inició desde diciembre de 2009 su reagrupamiento a partir de viejas alianzas y ligas por conveniencia con otras organizaciones más fuertes y menos golpeadas. los Beltrán, representados ahora sólo por Héctor, El Hache, y un grupo emergente de operadores y sicarios, están de nuevo en contacto con el cártel de Juárez, mismo que los arropó a principios de los noventa, y además buscan aliarse al cártel del Golfo para evitar mayores daños, conservar las rutas y territorios dominados y retener los espacios que Los Zetaspelean para desplazarlos.

Uno de esos puntos es Sonora, donde Héctor Beltrán ya ha sostenido encuentros con Francisco Hernández García, alias El 2000 o El Panchillo, uno de los elementos más importantes de la organización que dirigía Arturo Beltrán y que se refugió en ese estado al recrudecerse la lucha interna en ese cártel. El Panchillo quedó como enlace con los cárteles de Juárez y del Golfo en una primera etapa y luego se encargó de apoyar a la gente de los Beltrán en Guerrero y de controlar la plaza de Morelos, pero entre mayo y septiembre de 2009 la violencia desatada por dos operadores de ese cártel complicó sus negocios allí. De hecho, tras la ofensiva iniciada a finales de 2008 contra los Beltrán, El Panchillo es el único de los operadores de más alto nivel que quedan visibles en la estructura de la organización, sobre todo ahora, tras detención de El Grande.

El 24 de marzo de 2009, la Procuraduría General de la República (PGR) dio a conocer las recompensas que el gobierno federal ofrecía por información precisa, comprobable y útil para capturar a los capos de los cárteles de la droga, incluyendo a sus operadores y sicarios más importantes. En la lista del cártel de los Beltrán Leyva aparecían precisamente Francisco Hernández García y Sergio Villarreal Barragán. Le seguían Alberto Pineda Villa, El Borrado, su hermano Marco Antonio Pineda Villa, El MP, y Héctor Huerta Ríos, alias La Burra o El Junior (capturado por el Ejército en Monterrey dos días después del anuncio de la PGR). Por ellos la Procuraduría ofrecía 15 millones de pesos. En mayo de 2009, en un operativo de la Policía Federal, fueron detenidos los padres y tíos de los hermanos Pineda Villa cuando celebraban una fiesta. El cateo buscaba aprehender a los hermanos porque semanas atrás habían ordenado y dirigido la ejecución del Procurador de Morelos, Andrés Dimitriades Juárez, acusándolo de no respetar los pactos hechos al haber capturado a una célula de los Beltrán que operaba en Cuernavaca.

Arturo Beltrán sabía ya que Alberto y Mario Pineda habían formado varios escuadrones de pistoleros para trabajar y conservar la plaza, pero sabía también que ambos estaban furiosos contra Genaro García Luna y querían vengarse de él por ordenar la detención de sus padres. De ahí la cadena de ejecuciones desatada en Morelos entre mayo y septiembre de 2009.

CALIENTE, CALIENTE…

El análisis de la Sedena señala que con esta dinámica operativa, la gente de los Beltrán Leyva había “calentado” la plaza de Morelos, además de exponer a sus principales operadores y dejar espacios libres a otros grupos de la delincuencia organizada, entre ellos el cártel de Sinaloa. Los hermanos Pineda Villa acabaron convirtiéndose en un doble problema para los Beltrán Leyva, en especial porque hacían más evidente la presencia de los capos en Morelos y porque los sicarios reclutados no operaban bajo la supervisión de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, o de Sergio Villarreal Barragán, El Grande. Sin entrar en más detalles, el documento indica que ante esta situación se habría detonado la decisión extrema de eliminarlos debido a los problemas que le estaban generando a la organización.

El cuerpo de Mario Pineda fue encontrado en la carretera hacia Acapulco, con unnarcomensaje en el que se le acusaba de ser un traidor. El mensaje estaba firmado por El Jefe de Jefes. El 18 de septiembre el cuerpo de El Borrado apareció calcinado en el interior de un automóvil estacionado en un paraje de la carretera hacia Jantetelco. Unnarcomensaje junto al cuerpo advertía también que se trataba de un traidor y secuestrador, y el mensaje lo firmaba también El Jefe de Jefes.

Héctor Beltán Leyva .
Héctor Beltán Leyva . Foto: PGR

De acuerdo con los informes de la Sedena y de la Secretará de Seguridad Pública Federal (SSPF), el encargado de poner orden en Morelos para los Beltrán Leyva era Sergio Villarreal, moviéndose con un perfil bajo y sin llevar las ejecuciones más allá de lo necesario; a El Grande se le atribuyen las muertes de policías ministeriales, comandantes y sicarios que protegieron los movimientos de los hermanos Padilla en Cuernavaca y en siete municipios aledaños a la capital del estado. De acuerdo con un análisis de la Sedena elaborado como seguimiento a la muerte de Arturo Beltrán Leyva en diciembre de 2009, los resquebrajamientos en la organización que encabezaba El Barbas eran previsibles debido al inusual incremento de violencia con el que comenzó a manejarse desde enero de 2008, cuando en un operativo de fuerzas especiales del Ejército fue capturado Alfredo Beltrán, El Mochomo, el menor de sus hermanos, en Culiacán, Sinaloa.

Sobre la detención de Sergio Villarreal Barragán y las probables afectaciones a la estructura operativa del cártel de los Beltrán, se advierte que “en una organización criminal de este tipo, con una clara estructura financiera y criminal, hay dos o tres figuras por debajo del líder principal que están preparados para seguir adelante con la actividad del grupo”. Se trata de una organización que tiene suficiente independencia financiera como para no ser afectada seriamente por un eventual desmantelamiento de la estructura dedicada exclusivamente a actividades no financieras, “es decir, a actividades de sicariato, de inteligencia y contrainteligencia, de trasiego de armas y droga”, precisa el texto.

Inmediatamente después de la muerte de Arturo Beltrán en el enfrentamiento con la Marina Armada, se dan tres escisiones en el cártel: la de Édgar Valdez Villarreal, la de Sergio Villarreal Barragán y la de Héctor Beltrán. “Héctor y El Grande se unen contra La Barbie. Después, con la detención de La Barbie, parece haber una ruptura entre El Grandey Héctor Beltrán, ya que cada quien intenta asumir el control de la organización, sobre todo tras las capturas de Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, y de Gamaliel Aguirre Tavira, El Güero Huetamo, en el estado de Guerrero”.

Aparentemente, advierte la Sedena, “esto habría fracturado la estructura del cártel de los Beltrán Leyva, pero no es así; su funcionamiento se da más abajo, en forma piramidal, no hay mando vertical”. El Ejército señala que el mando se da de manera “estratificada”, con grupos, células y secciones que cumplen determinadas funciones, en un esquema operativo más horizontal y con información compartimentada. Esa estructura operativa “les permite realizar acciones independientes” sin que se afecte el resto de su funcionamiento. Por eso personajes como Édgar Valdez y Sergio Villarreal tenían niveles de “independencia” para actuar hasta ciertos límites y en determinadas zonas, incluso realizando acuerdos temporales con facciones de cárteles rivales, como Los Zetas en Monterrey.

En este momento “se puede hablar de debilitamiento de dicho cártel y es previsible decir que habrá nuevas situaciones de violencia como parte de los reacomodos que otros grupos de la delincuencia organizada están realizando para ocupar los espacios y zonas de influencia del cártel de Beltrán Leyva”. Desde la perspectiva de los analistas militares, la caída de El Grande le permitirá a Héctor Beltrán ganar espacio y tiempo para replantear alianzas con los cárteles de Juárez y del Golfo, con los que en alguna ocasión pactó territorios y corredores pacificados y protegidos por diversos cuerpos policíacos de varios estados. Esto ocurrió en 2001, en la ciudad de Cuernavaca, lugar en el que Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, citó a una reunión de máximo nivel a la que asistieron 25 capos de la droga para pactar la unificación de las organizaciones más fuertes en una Federaciónque lucharía por arrebatarle la franja costera y varios estados del sureste al cártel del Golfo.

La Sedena recuerda que el cártel de los Beltrán Leyva tuvo alguna vez una estrecha relación con la gente de Los Zetas, “la parte más violenta del cártel del Golfo”. Por ello, “sería normal y predecible que Los Zetas pelearan las plazas y mercados que dejaron algunos operadores de los Beltrán, ya que conocen muy bien esos territorios y al menos una parte de la estructura territorial de la organización en Morelos y Guerrero”.

ESTRATEGIA ADECUADA, PERO…

Para el diputado federal del PRI y actual presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, Ardelio Vargas Fosado, el trabajo de la administración actual en su lucha contra el crimen organizado debe verse a partir del planteamiento de los cuatro puntos señalados por el presidente Calderón al inicio de su gobierno, que son: fortalecer las instituciones de seguridad; disminuir, detener o evitar el consumo de drogas; Desarticular a las organizaciones criminales y recuperar los espacios públicos.

Sobre la desarticulación de las organizaciones criminales, la recuperación de espacios para la sociedad y el impacto en las estructuras financieras de los cárteles de la droga, considera que los dos primeros puntos han sido cubiertos: “Está claro y es patente, es innegable, que se han producido detenciones muy importantes, que han caído líderes de cárteles. Esa parte ha sido cubierta, no se puede negar”. Sin embargo, Vargas, ex comisario general de la Policía Federal Preventiva (PFP), señala que este proceso, aunque en marcha, tarde o temprano irá en reversa porque una vez que las fuerzas federales se retiren de las ciudades o de las entidades en las que su presencia es necesaria, “las bandas delictivas van a regresar a sus zonas de tarea; es una especie de juego en el que cuando tú vas a llegar, yo me voy, y cuando te vayas, me regreso al mismo lugar”. Esto ocurre con la salvedad de los lugares en donde la situación de violencia y enfrentamiento se convierte en un desafío, como en el caso de Tamaulipas y Ciudad Juárez, e incluso, en algún momento, el estado de Morelos, en la ciudad de Cuernavaca, dice.

El problema radica en que las organizaciones criminales como las del narcotráfico no sólo se dan o existen a través de los liderazgos, dice. “Detrás de todo esto hay una estructura, hay estratos en los que ellos se mueven”. Ex coordinador durante un año del extinto Centro Nacional para el Control de Drogas (CENDRO), hoy Centro Nacional de Planeación e Inteligencia (CENAPI) de la PGR, Vargas agrega que las alianzas que pueda restablecer Héctor Beltrán con otras organizaciones serán para alcanzar dos objetivos esenciales: fortalecerse militarmente y mantener sus rutas de salida hacia el mercado de los Estados Unidos mediante dos puntos que siguen siendo claves para cualquier cártel, y que son Sonora y Ciudad Juárez.

Para Vargas Fosado, lo que requiere la estrategia del presidente Calderón es “un poco más de integralidad; si se lograra impactar a estas organizaciones en la estructura financiera de la misma forma en que se ha impactado a sus líderes, sicarios y operadores, ya estarían casi ahogados”, añade.

Milenio (Mexico)

 


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