Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Parrilla  
 
20/05/2011 | Soberanía y real politik

Nicolás Pérez

Aunque la violación a la soberanía de un país es siempre ilegal, existen en esta dimensión las verdes, las maduras y las pintonas.

 

Ninguna nación tiene derecho a lamentarse cuando protege, consciente o inconscientemente, al terrorismo. Un Estado no puede ignorar que si duerme en la misma cama con el enemigo violento e iracundo de un país vecino, debe atenerse a las consecuencias.

Carlos Ilich Ramírez, “El Chacal”, dirigió el asalto a la OPEP en Viena en 1976. Participó en el desvío de un avión de Air France a Entebbe. Y dejó un rastro de 80 asesinatos. Cuando hace 14 años los servicios de inteligencia franceses lo secuestraron en Jartum, el gobierno sudanés protestó por la violación de su soberanía. La misma historia cuando Israel ejecuta al líder terrorista de Hamás Al Mabjub, en Dubai.

Descuidar las fronteras invalida a un país a protestar cuando su vecino incursiona en su territorio con el propósito de hacer justicia. Justicia militar y poética.

El 1 de marzo del 2008, el ejército colombiano atacó el campamento militar de Raúl Reyes a 1,800 metros de la frontera entre Colombia y Ecuador. En aquel instante, con un Tirofijo viejo y enfermo, el alma de esta guerrilla era Luis Edgar Evia, alias Raúl Reyes. Lo acusaban de ser el responsable directo del asesinato de 13 policías, 18 militares, 18 secuestrados indefensos, un médico legal, un juez, nueve excursionistas, la ex secretaria de Cultura Consuelo Araujo, el congresista Diego Turbay y su madre (daño colateral) y de actos repugnantes como la masacre de Boyacá, donde murieron 113 personas. La fiscalía de Colombia tenía abiertos contra él 100 procesos por terrorismo.

Y en aquel instante, Alvaro Uribe, con el apoyo de la inteligencia norteamericana, lanzó un misil que destruyó el campamento guerrillero y ajustició a Raúl Reyes. Y comenzaron los chillidos de protesta. Hugo Chávez movilizó sus tropas a la frontera, y al igual que Correa, rompió relaciones con Colombia. La feroz indignación del presidente ecuatoriano lo mantuvo días fuera de control. Luego se calmó. Nombró una Comisión de la Verdad que concluyó que al mandatario lo tenían mal informado sobre las andanzas de las FARC, y que ellas y el narcotráfico habían logrado calar muy hondo en varias instancias de los organismos políticos, judiciales, culturales y sociales en Ecuador. Pero Correa no rectificó y siguió en sus trece, ¿por qué?... Porque habían violado la “soberanía” de su país.

Un caso idéntico acaba de ocurrir en Pakistán. El hombre más perseguido del mundo, que asesinó a 3,000 norteamericanos en el atentado de las Torres Gemelas y ayudó a desatar las guerras de Irak y Afganistán, se encontraba desde hacía años en Abbottabad, a 60 millas al oeste de Islamabad, en una casa de altos muros “construida a la medida para ocultar a alguien de importancia”. El complejo estaba apenas a un kilómetro de la Academia Militar de élite Kakul. Que Bin Laden pudiera estar en Abbottabad sin que lo supiesen las autoridades “es algo sorprendente”, dijo Hamil Gul, un ex jefe del espionaje paquistaní. Sin embargo, el Parlamento de Pakistán acaba de condenar el ataque de EEUU a la guarida de Bin Laden.

Por estos incidentes la legisladora Dana Rohrabacher y otros congresistas han pedido que se suspenda la ayuda norteamericana a Pakistán. Tanta inocencia me conmueve. La política es compleja, y en ella, se debe dominar el arte de hacer la vista gorda cuando conviene. Washington no puede renunciar hoy a tener como aliado a Islamabad.

Además, la real politik es cambiante, confusa e hipócrita. En ella no hay principios, solo intereses. Cuando Colombia asaltó el campamento de Raúl Reyes, quien dirigió la acción fue el ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos, quien en ese entonces dijo: “Se ha dado el golpe más certero en la historia de la lucha antiguerrillera”.

Hoy los conflictos entre Colombia, Venezuela y Ecuador han cesado. Venezuela acaba de extraditar a Colombia a la figura clave de las FARC en Europa, Joaquín Pérez Becerra, y Colombia a Walid Makled a Venezuela. Las relaciones comerciales suben como la espuma. Y Chávez y Santos negocian los problemas de América Latina armoniosamente como el regreso a Honduras de Manuel Zelaya.

Un amigo colombiano me dijo una vez que su país cuando quiso la paz eligió a Andrés Pastrana y cuando quiso la guerra a Alvaro Uribe. ¿Acaso se eligió a Juan Manuel Santos porque ya frente a unas FARC debilitadas, llegó el momento de la diplomacia y el comercio? ¿Acaso Santos y Uribe están de acuerdo en muchas más cosas de lo que la gente imagina, y son el interrogador bueno y el interrogador malo? Muy posible.

Miami Herald (Estados Unidos)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
15/04/2015|
27/08/2014|
28/07/2011|
04/05/2011|
04/05/2011|
09/03/2011|
23/02/2011|
22/09/2010|
26/11/2006|
26/11/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House