Esta semana, el actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, mostró su jugada maestra. Sus hombres de confianza renunciaron a sus cargos y empezaron a trabajar en la Fundación Buen Gobierno, un centro de pensamiento que Santos creó en 1994. Esta Fundación ha elaborado numerosos documentos sobre distintos tópicos -políticos, económicos y sociales- y ha organizado actos con personalidades como el exprimer ministro británico Tony Blair; el expresidente de México Carlos Salinas de Gortari; el ex ministro israelí Shlomo Ben-Ami y el historiador británico Malcom Deas, entre otros. Es conocida, es una plataforma. Santos afirmó que anunciaría oficialmente su postura en noviembre, pero dijo «haber armado un grupo sólido y fuerte para continuar». Que busca la reelección, es un hecho en Colombia.
Cuando Santos ganó las elecciones presidenciales en 2010, la Fundación cerró sus puertas. Todos los cuadros directivos fueron nombrados en cargos de importancia en la Casa de Nariño, sede presidencial colombiana.
Santos la reabrió esta semana y aceptó la renuncia del ministro de Vivienda, Germán Vargas, y su secretario general, Juan Mesa Zuleta; al mismo tiempo, anunció la llegada del general Óscar Naranjo, ex director de la Policía, y del ex codirector del Banco de la República (estatal) Juan José Echavarría.
«Reactivar esta fundación le permitirá al presidente Santos tener bajo control a sus principales alfiles pero, además, alejarlos de la oposición y de paso sacar del camino a potenciales rivales a la Presidencia», opinó el ex ministro de Interior Armando Estrada Villa, consultado por el diario «El Universal» de Cartagena de Indias.
Santos supo cómo pegar primero: el ex general Naranjo, popular en Colombia no sólo por su gestión en asuntos complejos como las mafias y la seguridad, estaba en las cuentas electorales del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010); quien, desde la oposición, está buscando instalar un candidato que se enfrente a Santos. «Estoy triste», dijo Uribe tras conocer la decisión de Naranjo.
Este temprano anuncio obligará a que otros partidos apuren sus campañas. Paradójicamente, el primo hermano del presidente, Francisco Santos -quien fuera durante ocho años vicepresidente de Uribe, uno de los presidentes más populares de la última década- será uno de los adversarios en la arena política. Aunque el uribismo no lo ha oficializado, el periodista Francisco Santos ya actúa como candidato por el uribismo.
Apoyo popular
Independientemente de lo que suceda, queda claro que esta jugada de Santos gustó. Según una encuesta del Centro Nacional de Consultoría, el 46% de los consultados vio como significativo el apoyo de Germán Vargas Lleras y el general retirado Óscar Naranjo a la iniciativa del presidente Santos de hacer un país justo, moderno y seguro.