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11/08/2013 | Venezuela - El cóctel de pobreza, represión e ilegitimidad resulta inviable

Roberto Giusti

Entrevista a Ángel Oropeza, Doctor en Ciencias Políticas: "Las cuatro principales encuestadoras arrojan la misma percepción: el país va mal" "De acuerdo con la ley, en este momento, el principal corrupto en el país es Nicolás Maduro".

 

A juicio de Ángel Oropeza el gobierno de Nicolás Maduro tiene claras cuatro factores: uno, ha perdido la capacidad de seducción que por muchos años ejerció sobre la mayoría. Dos, Henrique Capriles ha logrado romper el encantamiento y ahora se dispone a acaparar la ilusión perdida. Tres, por tanto, es necesario sacarlo de juego. Y cuatro, para lograrlo se acude a la represión y la persecución. Lo que sí no parece notar es que "mientras tanto, el país se hunde en la crisis".

-La escalada de persecuciones y hostigamiento, sobre todo contra la oposición, pareciera indicar que es Chávez quien está al mando, en uno de sus momentos de dominio casi total y no un Maduro con una débil base de sustentación política. Desde esa perspectiva, ¿cómo vislumbras la viabilidad de un gobierno en apariencia envalentonado?

-Históricamente hay una relación proporcional entre ilegitimidad y persecución. En política las razones más poderosas son pueblo y legitimidad. Cuando careces de las dos te queda la represión para sostenerte en el poder. Pero esa represión se produce en todos los ámbitos: en el parlamento, en la economía, sobre los medios, contra los sindicatos, las universidades. Ahora, si cuentas con pueblo y legitimidad, no necesitas reprimir porque tienes la autoritas.

-¿No utilizaba Chávez esa autoridad que le daba el apoyo popular para cometer desafueros y arbitrariedades?

-Sí. En ese caso había una situación de legitimidad que le permitía acudir a procedimientos ilegales. Era, por tanto ilegal, pero nunca llegó a ser ilegítimo. En lo que tenemos ahora la represión se está convirtiendo en una forma de gobierno aplicado en todos los órdenes creándose así un cóctel insostenible de ilegitimidad, represión y empobrecimiento.

-La redención de los pobres ha sido una de las consignas fundamentales del chavismo.

-Pero este año estamos experimentando un aumento de la pobreza con once millones de menesterosos. Por eso digo que el cóctel es insostenible.

-Si no se puede sostener, ¿qué ocurre?

-Tú no puedes predecir los acontecimientos como si fueran lineales. En el imaginario del venezolano la política se conoce como algo mecánico, casi newtoniano, donde los eventos tienen una sucesión ordenada. En política, sin embargo, para que ocurran cosas, metes elementos para que choquen con otros y generen nuevas situaciones. Tú no sabes qué puede pasar aquí. Lo cierto es que sí puedes tomar la foto del momento y advertir: "esto es lo que está pasando y así como se presenta es insostenible". 

-Pero puede cambiar.

-Tendrían que variar algunas de las ecuaciones. Por ejemplo, que Maduro obtenga, el 8 de diciembre, la legitimidad que no logró el 14 de abril. Eso puede pasar. También puede ocurrir que vaya, un poco, a la liberalización de la economía o se produzca un conflicto en el Medio oriente y el petróleo suba a 200 dólares, con lo cual dispondría de un mayor flujo de caja.

-¿Cuáles son las evidencias que te permiten asomar la tesis del "cóctel insostenible"?

-Lo dicen las encuestas. Cuatro de las principales encuestadoras del país, (IVAD, Consultores 21, Datanálisis, Varianza) arrojan la misma tendencia: la percepción de que el país, en general, va mal y que la situación económica es peor que el año pasado.

-Sin embargo, los números de Maduro no son malos.

-Porque nunca ha sido alta su popularidad. Recordemos que acaba de ser designado presidente y, pese a eso, no tuvo luna de miel. En esas encuestas, cuando la preguntan a la gente (interrogante traviesa porque no hay elecciones presidenciales a la vista) por quién votaría si las elecciones fueran hoy, Capriles logra una ventaja mucho mayor que la obtenida el 14 de abril, a una distancia de seis o siete puntos sobre Maduro.

-¿No esa la tragedia? Cuando hay elecciones y el presunto ganador accede el poder, se dar por canceladas las diferencias y cada quien a los suyo. Pero aquí el problema político no ha sido resuelto sino que...

-Se agrava.

-El tema es que ya hubo elecciones presidenciales, entonces, ¿cuál es la salida?

-Hay salidas constitucionales y también algunas, pacíficas, aun cuando no sean previsibles. Venezuela es un país donde los tiempos reales corren más rápido que los constitucionales. Pero en la Constitución hay fórmulas previstas: desde la renuncia del presidente, pasando por un revocatorio, la reforma constitucional, hasta la constituyente. Ahora, de entrada no puedes predecir cuál de esas salidas es la probable. Eso depende del momentum en que se pueda activar o necesitar. Pero, en cualquiera de los casos, requieres de un apoyo popular muy fuerte, que te lo daría un evento electoral como el del 8 de diciembre. Esa fecha, entonces, cobra importancia desde el punto de vista de la crisis nacional porque es una elección que, de suyo, es importantes porque la gente no sólo va a elegir alcaldes y concejales.

-Va decidir sobre el Gobierno, pero ese carácter plebiscitario, ¿no desnaturaliza el objetivo de las elecciones?

-No. Sólo que tendrás, ahora, dos razones para votar. Una para escoger alcaldes y concejales, lo cual no es concha de ajo. Si la oposición repitiera los resultados del 14 de abril se triplicaría el número de alcaldías en manos de la oposición. Y eso representa 70% de la población. En cristiano: si repites la votación del 14 de abril, el 70% de los venezolanos estaría bajo gobiernos de oposición.

-El 7 de octubre Chávez le ganó a Capriles con millón y medio de votos de diferencia. Cinco meses después, se voltea la tortilla .¿Qué garantías tiene la oposición de que no haya un cambio en su contra el 8 de diciembre?

-Ninguna. Por eso se impone un trabajo de pedagogía política. Lo que sí dicen las encuestas es que la mayoría no está conforme con el rumbo que lleva el país y considera que vamos por mal camino. Tú necesitas venderle a la gente la tesis de que esto tiene salida y esa salida será viable si tienes respaldo popular importante.

- Adviertes cómo, en la medida en que baja la popularidad del Gobierno, se incrementa la represión. Pero considerando que se trata de un fenómeno dinámico, ¿no va a llegar el momento en que la represión tendrá que ser total para controlar esa mayoría creciente?

-Eso pudiera pasar. Pero no puedes dejar de pelear porque el otro se va a poner bravo. Con la represión pasa lo mismo que con la corrupción. La gente piensa que esta última es meterle la mano en los bolsillos a alguien y sacarle unos reales. Y no se da cuenta de que en Venezuela la corrupción es algo mucho más extenso. Por eso, de acuerdo a la ley, el principal corrupto, en este momento, es Nicolás Maduro.

-Sin embargo, dice haber emprendido una cruzada contra la corrupción.

-Durante la famosa "marcha contra la corrupción" lanzas una cadena para insultar a tus oponentes de la otra manifestación, cuando el artículo 68 de la ley contra la corrupción advierte que todo funcionario que utilice los beneficios derivados de su cargo para beneficiar políticamente a un sector o perjudicar a otro, debe cumplir prisión de uno a tres años. Cuando ves al señor Pérez Pirela, en compañía del gobernador del Zulia, Arias Cárdenas, inaugurando un plan de seguridad, está incurriendo en delito de corrupción. Se está usando fondos públicos para beneficiar un candidato. Lo mismo pasa con la represión.

-¿Con el apoyo de poderes, por ejemplo, como el TSJ?

-Maduro quiere tener la legitimidad que no ganó el 14 de abril y para eso acude a personajes de la farándula para ver si la pega. Pero, antes que ayudarlo en ese propósito, el TSJ le acaba de echar una broma.

-¿Por qué?

-Porque dejó intacta la duda sobre los resultados electorales. Habría sido más inteligente admitir el recurso de impugnación y luego de sopesarlo esgrimir una razón para rechazarlo. Pero lo que dijo fue: "no lo voy a ver, lo que leí entraña un lenguaje irrespetuoso y ahora vas preso". Entonces la duda sobre si fue legítima la elección de Maduro queda exactamente igual que el 14 de abril porque el TSJ no entra a discutirlo. Eso coincide con el incremento de la represión política y el estallido de la crisis hospitalaria. Por eso, la semana que termina es un reflejo de lo que ocurre en el país: Ilegitimidad política, mayor represión y empobrecimiento de la población.

El Universal (Ve) (Venezuela)

 



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