A lo largo de décadas, el desgastado camino de la frontera mexicana a los barrios de Los Ángeles ha sido pavimentado con tales intenciones . Produjeron la política de inmigración equivocada que creó la crisis que necesita el discurso que pretende ofrecer, por fin, la solución "definitiva".

A duras penas. El elemento crítico - implementación de la ley en la frontera - es cómico. El presidente Bush prometió incrementar la cifra de agentes fronterizos. Eso se prometió en la legislación de amnistía Simpson-Mazzoli de 1986. El resultado fue más de 11 millones de inmigrantes ilegales nuevos.

El presidente en persona se jactó de haber incrementado ya la cifra de guardias fronterizos bajo su administración en un tercio. Pero en el mismo discurso reconoce que no tenemos la frontera bajo control - "control total" - como dijo cómicamente. ¿La nueva solución del presidente? Incrementar la cifra de guardias fronterizos de nuevo, esta vez en un medio. Todo el mundo sabe que todo lo que esté por debajo de suficientes guardias fronterizos para representar Hands Across America del Golfo de México al Océano Pacífico no servirá para eliminar la inmigración ilegal.

Lo único que podría funcionar es una barrera física. El presidente desprecia de antemano un muro como algo que nunca podría detener "la enorme presión en nuestra frontera".

¿Según qué lógica? Los detractores afirman falsamente que estas barreras siempre pueden ser rodeadas a través de, digamos, túneles o entrada clandestina a través del mar. Tales argumentos son transparentemente interesados. A duras penas vas a tener 500.000 ilegales haciendo cola fuera de un túnel o sobre un malecón. Tales ideas obstructoras son exactamente como se convierte el actual río de inmigrantes ilegales en estrechos arroyos - lo cual es lo que todos nosotros necesitamos para convertir el problema de la inmigración ilegal de fuera de control a holgadamente manejable.

Las provisiones de implementación de Bush fueron anunciadas como una tentativa de apaciguar a los conservadores. Esto es barroco. ¿Son los conservadores los únicos que creen que la emigración sin limitar ni regular va en detrimento de la república? ¿Creen realmente los progresistas en una política de facto que reduce los salarios de los americanos más pobres y más desesperados, los afroamericanos destacadamente a la cabeza? ¿Creen los liberales que la cifra, la clase social, el nivel educativo, el contexto o el país de origen de los inmigrantes - el tipo de decisiones que todo país democrático toma por sí mismo - deben quitarse de las manos de la ciudadanía americana y dejarlas a los propios inmigrantes y, en particular, a aquellos más deseosos de violar las mismas regulaciones de inmigración sobre las que el pueblo americano ha decidido democráticamente?

¿Y son sólo los conservadores los que creen que Estados Unidos no debe desperdiciar gratuitamente uno de sus mayores activos - su magnética atracción para futuros inmigrantes de todo el mundo? Hay decenas de millones de personas que quieren abandonar sus hogares y venir a América. Esencialmente tenemos una liga en la que Estados Unidos tiene el primer, oh, millón o así de selecciones. En lugar de ejercer esas elecciones, es decir, elegir según cualquier criterio que queramos - como la educación, las habilidades técnicas, la iniciativa o la creatividad - admitimos la fracción más reducida de lo mejor y permitimos que en su lugar, millones de los sin habilidades entren en tropel.

El discurso del presidente hacía una aguda defensa de los trabajadores temporales. ¿Pero qué posible confianza podemos tener en que llegado el momento de volver a casa, no se vayan a quedar? Después de todo, habiendo vivido aquí durante muchos años, les será infinitamente más fácil pasar desapercibidos en la sociedad americana que los actuales millones de ilegales que vagabundean por lugares de los que no sabían nada y que se integraron con éxito.

No estoy en contra de la legislación. Lo admito, la legalización es desesperadamente injusta para los millones adicionales que han estado esperando en fila en los consulados americanos de todo el mundo. Por sí misma, sólo anima la inmigración ilegal futura. Pero si se acompaña de un programa que clausure la frontera, tendría sentido. Solucionaría el problema de una vez por todas.

La implementación seria de la ley en la frontera es lo que falta en el programa "definitivo" del presidente. Y es por lo que tantos "conservadores" están extremadamente descontentos. No por nativismo . Hay muchos como yo que estamos impacientes por poner fin a la vida en la sombra de los ilegales. Pero hacerlo al tiempo que se promete cerrar la frontera fraudulentamente es una simple capitulación - y una invitación a que el siguiente presidentes declare la próxima amnistía para el próximo torrente de ilegales que habrán comprendido a partir del programa Bush que cruzar la frontera de noche y encontrar un lugar para esconderse es el camino más seguro al sueño americano.