Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Frente Externo  
 
07/10/2007 | Rescatador, cómo escaparse de Corea del Norte

Pablo Diez

Aunque las dos Coreas han celebrado esta semana una cumbre histórica para avanzar hacia la paz y la reconciliación en ese dividido país, ellos seguirán haciendo exactamente lo mismo que hasta ahora: ayudar a los desertores que huyen del régimen estalinista de Pyongyang, que gobierna con puño de hierro una de las naciones más pobres y cerradas del mundo.

 

Ellos son dos de los «rescatadores» de Seúl, pues forman parte de las redes secretas que guían a los desertores norcoreanos por China hasta un tercer país, donde piden asilo en Corea del Sur.

Uno es Moon Gook-han, presidente de la Asociación Internacional para los Derechos Humanos en Corea del Norte y cerebro del plan por el que veinticinco refugiados se colaron el 14 de marzo de 2002 en la Embajada de España en Pekín. Aquel episodio provocó incidentes similares en otras legaciones y desencadenó una grave crisis diplomática y humanitaria entre Madrid, Pyongyang y Pekín, pero tuvo un final feliz porque los desertores, 13 hombres y 12 mujeres de entre 14 y 52 años, fueron expulsados a Filipinas, desde donde pudieron volar hasta Corea del Sur.

«Pero, a partir de entonces, el Gobierno chino ha colocado alambre de espino alrededor de las embajadas y ha doblado la vigilancia, por lo que hemos tenido que buscar otro método», explica el activista, cuya tarjeta de visita muestra otro de sus éxitos más sonados. En ella aparece impresa la sobrecogedora imagen de Kim Han-mi, la niña de dos años que se coló junto a sus padres y dos familiares en el Consulado japonés de Shenyang el 8 de mayo de 2002.

Tan desgarradora escena, grabada por Moon y emitida por una televisión nipona, dio la vuelta al mundo porque en el vídeo se puede ver cómo los guardias chinos sacan a la madre de la pequeña Han-mi del consulado mientras ésta llora al otro lado de la verja. Gracias a la condena internacional que provocó la difusión de dichas imágenes, la familia Kim fue liberada a los 15 días y pudo llegar a Seúl vía Manila.

Campo de trabajo o ejecución

Si Moon no hubiera estado allí con su cámara, los Kim habrían sido deportados a Corea del Norte, donde les estaría esperando una larga condena en un campo de trabajo o una ejecución sumaria.

Huyendo de la miseria y la alienación que impone este régimen estalinista, unos 10.000 refugiados se han instalado en Corea del Sur desde el final de la guerra que dejó dividido al país (1950-53). Las fugas se dispararon durante la Gran Hambruna que azotó a mediados de los años 90 a esta pequeña nación asiática, que pudo costar la vida a casi dos de sus 23 millones de habitantes.

Aunque la situación general, todavía dramática, ha mejorado ligeramente, cada mes llegan a Seúl cientos de desertores (1.542 hasta octubre del año pasado), pero muchísimos más siguen ocultos en China a la espera de poder dar el salto a la libertad.

De ellos se encarga la red que dirige Moon Gook-han, que atiende a buena parte de los 400.000 evadidos norcoreanos que se calcula pueden estar escondidos en el gigante asiático, ya que Pekín no duda en extraditarlos al considerarlos inmigrantes ilegales y no refugiados políticos.

«La mayoría cruza la frontera por el río Tumen, que es poco profundo y puede atravesarse con facilidad», explica el activista, señalando en un mapa un punto del noreste de China limítrofe con Corea del Norte a la altura de la ciudad de Yanji. Aunque la línea divisoria está fuertemente vigilada por el Ejército, los desertores pasan al otro lado arriesgándose a ser detenidos, o bien pagan a los guardias unos sobornos que oscilan entre los 30.000 y los 500.000 won (entre 30 y 500 euros).

Muchos de los que escapan lo hacen por sus propios medios y sin ningún tipo de ayuda, pero también hay otros cuyos familiares han huido previamente a Corea del Sur y, desde allí, contratan a unos «brokers» que, por casi 3.000 euros, les facilitan el viaje hasta Seúl y les proporcionan un pasaporte falso.

Mongolia, Tailandia, Laos...

A unos y otros les espera un largo periplo por China que, en el caso de los evadidos sin dinero ni contactos, puede prolongarse hasta cinco años. «Mientras tanto, los refugiados se esconden en cuevas en las montañas o en pisos e iglesias clandestinos, viajando en tren en pequeños grupos hasta un destino seguro», indica Moon.

Ahí entra en juego su compañero Choi Young-hoon, quien guía a los refugiados hasta Mongolia, cuya frontera cruzan ilegalmente para dirigirse a la Embajada surcoreana en Ulan Bator, o en dirección a algún país del Sureste Asiático. «Aunque esta ruta es más larga porque hay que atravesar toda China, es la más utilizada, ya que si podemos llegar hasta Tailandia a través de Laos o Vietnam, resulta fácil pedir asilo en Bangkok», desgrana Choi.

La «facilidad» de la que habla implica esquivar los disparos de los soldados norcoreanos, evitar los controles de la Policía china y volver a entrar de forma clandestina en dos países comunistas como Vietnam o Laos, cruzando a pie durante días unas escarpadas montañas que a veces se cobran la vida de los más mayores.

Todo ello sin contar con las redadas de la Policía china, en una de las cuales cayó este «maestro de fugas», quien fue liberado hace pocos meses tras pasarse entre rejas casi cuatro años. «Me detuvieron el 18 de enero de 2002 en la provincia de Shandong, donde cinco ONG y dos misioneros habían organizado una fuga masiva de 82 refugiados, que iban a huir en un carguero a Japón y en un barco de pescadores a Corea del Sur», detalla Choi.

Simulacro de crucifixión

«Pero hubo un soplo y me capturaron, por lo que fui condenado a cinco de años de cárcel en China», se lamenta el activista, quien cumplió la sentencia en la prisión de Wipang, a 150 kilómetros de la ciudad de Qingdao. Allí sufrió abusos y torturas a manos de otros reclusos cuando descubrieron que profesaba el cristianismo. «Me golpeaban y ataban a la cama como si estuviera crucificado y me inyectaban somníferos que les proporcionaban los funcionarios, por lo que perdí la conciencia durante quince días debido a los fármacos y las palizas», relata Choi, quien coincidió con otros reos también perseguidos por sus creencias religiosas, como los miembros de la ilegalizada secta Falun Gong.

Tras regresar a Seúl, y pese a que tiene prohibida la entrada en China, el «maestro de fugas» ya ha vuelto al trabajo para ayudar a los refugiados norcoreanos en su huida hacia la libertad.

ABC (España)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 127 )
fecha titulo
15/09/2013 North Korea: To Talk or To Provoke?
28/07/2013 Corea del Norte, entre bueyes y Mercedes
23/07/2013 Pyongyang se financia con el tráfico de armas, drogas, falsificaciones y «viagra»
04/12/2012 North Korea: Domestic And International Politics Of Satellite /Missile Launches – Analysis
28/11/2012 El asesino al servicio norcoreano que usa los artilugios de 007
10/09/2012 Strained relations between Japan and South Korea - Lame ducks and flying feathers
27/07/2012 North Korean Succession and the Risks of Instability
27/07/2012 North Korean Succession and the Risks of Instability
27/07/2012 North Korean Succession and the Risks of Instability
27/07/2012 North Korean Succession and the Risks of Instability


Otras Notas del Autor
fecha
Título
04/02/2018|
20/11/2016|
29/11/2013|
28/07/2013|
29/05/2013|
02/03/2009|
02/03/2009|
19/02/2009|
29/07/2008|
29/07/2008|
04/05/2008|
25/02/2008|
26/08/2007|
01/07/2007|
20/05/2007|
20/05/2007|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House