Así que si el tipo es 1 a 1 y la moneda de reserva son dólares, tiene que haber, como mínimo, la misma cantidad de dólares que de pesos. Si hay más dólares que pesos, esa porción constituye el segmento de las llamadas "reservas de libre disponibilidad"; y pueden usarse para el fin que se antoje porque la posibilidad de que el banco central o caja de conversión pueda entregar los dólares correspondientes a los pesos que el público le entregue, está asegurada (aun cuando todos quieran transformar sus pesos en dólares).

En un sistema de flotación, el peso (respecto a otras divisas) valdrá más o valdrá menos, según el juego de la oferta y la demanda. Pero habrá más oferta o más demanda según la confianza que merezca el país y su signo monetario. Cuando hay seguridad jurídica, respeto a la propiedad y respeto a los mecanismos de precios, nadie va a preocuparse por el nivel de las reservas que respaldan al circulante. Pero cuando no se confía en la economía del país, ese respaldo pasa a ser crítico: los agentes económicos lo siguen con mucha más atención.

Las reservas —principal activo de un banco central— son siempre respaldo del circulante —que es su principal pasivo. Y en un sistema de flotación, al no haber reservas de libre disponibilidad —que son el excedente respecto a lo que necesita la caja de conversión para pagar todo el circulante al tipo de conversión—, todas las reservas están respaldando la base (y esa es, de hecho, la cuenta que hacen los tenedores de billetes). El requisito mínimo de un sistema monetario es la estabilidad, sin ella no se dispone de una adecuada unidad de cuenta. Extrapolar al sistema de flotación el concepto de reservas de libre disponibilidad es transformarlo en una convertibilidad trucha, cuyo tipo de conversión puede cambiar todos los días según el capricho de las autoridades.

Es cierto que las reservas pueden respaldar una parte y no todo el circulante. Pero eso sólo se sostiene mientras hay confianza en la solidez fiscal y económica del país. Por eso EEUU pudo mantener un respaldo parcial. Con el paso de los años, su relación reservas/base ha seguido deteriorándose. Dada la actual situación de endeudamiento, déficit fiscal y déficit comercial abrumadores (y la falta de vocación por actuar seriamente al respecto), estamos convencidos de que en el futuro asistiremos a crecientes tensiones sobre el dólar y los títulos de deuda estadounidenses.