En su "reestreno" internacional, como él mismo aceptó definir su primer viaje al extranjero desde que le fue diagnosticado cáncer hace un año, Hugo Chávez aterrizó anoche en Brasilia con su hija Rosa Inés y fue directo a una cena con la presidenta de Brasil Dilma Rousseff.

"Llevo hasta una corbata nueva", bromeó. El presidente venezolano llega a la capital de la mayor potencia latinoamericana para abrir el diálogo en la cumbre del bloque subregional de Mercosur, sobre la entrada de su país. Se espera que la adhesión de Venezuela, conocida desde hace días, se oficialice en el grupo, si bien sólo se haría efectiva cuando el próximo día 13 de agosto la ratificara el propio gobierno venezolano.

Sumándose a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay (suspendido temporalmente por la ruptura del orden democrático en la destitución del presidente electo Fernando Lugo), Venezuela redefine las líneas del grupo al abrirse al Caribe y recorrer Sudamérica del extremo sur al extremo norte.

En la cena con Dilma, según Chávez, la presidenta se mostró interesadaen importar petróleo de su país. Durante la reunión de hoy, se oficializará también la venta de 20 aviones de la brasileña Embratel a la república bolivariana.

La suspensión de Paraguay por la ilegitimidad democrática de la destitución de su presidente electo acabó de abrir las puertas a la ampliación, puesto que era el único país del Mercosur que se oponía a su entrada.

El actual presidente paraguayo, Federico Franco, fue contundente al ver una intencionalidad política en la adhesión: "Venezuela tiene sus elecciones (presidenciales el 7 de octubre), por eso se le pretende dar un empuje al presidente Chávez".

Este último, por el contrario, celebró durante los últimos días la entrada de Venezuela como "un paso adelante" del bloque y como una "derrota de los Estados Unidos".