Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Frente Externo  
 
25/07/2009 | Seguimos en Honduras

Julio Faesler

Como observadores de este episodio, vale hacer varias preguntas a fin de entender mejor la situación y no opinar en el vacío. La Constitución de Honduras es muy rígida y contiene artículos “pétreos” para impedir cualquier intento de reelegir al presidente de la República. El intento del presidente Manuel Zelaya de proponerle al pueblo hondureño una “cuarta urna” —al lado de las que componían las elecciones generales de noviembre próximo—, a fin de consultar si estaría de acuerdo en si se creaba una comisión de notables para estudiar reformas a la Constitución, bastó para destituirlo y expulsarlo del país en un mismo día.

 

El artículo 4 de la Constitución de Honduras establece que “la alternación en el ejercicio de la Presidencia de la República es obligatoria. La infracción de esta norma constituye delito de traición a la patria.”

Según el artículo 373, toda reforma a la Constitución requiere la aprobación de dos terceras partes del Congreso Nacional, pero el siguiente artículo dispone que no podrá reformarse esa ley suprema en cuanto a “forma de gobierno, al territorio nacional, periodo presidencial, a la prohibición para ser nuevamente Presidente de la República, ciudadano que lo haya desempeñado bajo cualquier título, y el referente a quienes no pueden ser Presidentes de la República para el periodo subsiguiente”.

El artículo 5, las consultas deben ser normadas por el Congreso Nacional y no podrán referirse a cambios de lo dispuesto en el artículo 374. El hecho es que el depuesto presidente Zelaya propuso una consulta para el 28 de junio sin aprobación del Congreso Nacional sino mediante mero decreto del Ejecutivo.

Como observadores de este episodio, vale hacer varias preguntas a fin de entender mejor la situación y no opinar en el vacío.

En primer lugar, ¿no es cierto que la Constitución hondureña de enero de 1982 establece la firme prohibición a la reelección presidencial y a buscar por cualquier medio que se anule esta particular conquista popular? En segundo lugar, ¿no es verdad que al tomar el poder, el señor Zelaya se comprometió a guardar y hacer guardar esa Carta Suprema? La reacción de los “golpistas” es, pues, explicable. El que la Constitución reserve pena de destitución, inhabilitación por diez años y la calificación de traidor a la patria para quienes pretendan cambiarla, precisamente en cuanto al principio de la no reelección ofrece una justificación legal a la acción de los militares, la madrugada del día 28 de junio.

Los “golpistas” actuaron según entendieron su deber constitucional. El que estaría en falta sería Zelaya cuya Ley de Participación Ciudadana, que establece la figura de la consulta popular, promulgada al principiar su mandato, no autoriza reformas constitucionales. El problema salta cuando Zelaya fija fecha inmediata y desafía al Congreso y a la Suprema Corte de Justicia repartiendo boletas para la consulta que todo el país sabe que se dirige a modificar los artículos “pétreos”.

La destitución de un presidente legítimamente elegido es repugnante en particular si se tiene por telón de fondo tantos antecedentes atrabiliarios en la región. La ONU, los países de América y la OEA, junto con la UE, la condenan sin vacilar.

La intransigencia de quienes tomaron el poder y lo entregaron al señor Roberto Micheletti responde a la intransigencia que marca la Constitución ante una percibida amenaza a este mismo documento.

Durante su reciente visita a México, los ministros de Cultura y Finanzas del gabinete de Zelaya explicaron la situación económico-social de Honduras que hace urgente instaurar reformas constitucionales a fin de sacar a ese país del atraso que vive. De ahí la suspendida consulta. La solidaridad incluso económica de países del grupo Alba, como Venezuela, abona esta urgencia.

El discurso actual del señor Zelaya niega que hubiera una intención reeleccionista en el proceso de consultas que él planteó. Esta vuelta en redondo debe ser aprovechada por el presidente Oscar Arias en su delicada tarea conciliadora entre las dos partes.

Las elecciones de noviembre se aproximan y antes hay que evitar el encontronazo de grupos armados e incitados por líderes radicales irresponsables, lo cual las haría imposibles.

Ayer viernes Zelaya regresó con cientos de partidarios y pisó suelo hondureño. Las fuerzas armadas del gobierno “golpista” le impiden el paso a Tegucigalpa. Se prevé una sangrienta guerra civil que, como siempre, después de miles de muertos y devastación acabará en una mesa de negociación. La solución viable y sensata a este lamentable episodio es que Zelaya se reintegre a su cargo sin intentar reestablecer ya la reelección presidencial. Falta que los belicosos aliados del sur lo acepten… ahora hay que preguntarles.

Las escasas energías del sufrido pueblo hondureño se aprestan para gastarse en facciosas disputas que sólo retrasan las medidas que realmente urgen. Después vendrá la reconstrucción y sobrado tiempo para reformar estados y paradigmas.

juliofelipefaesler@yahoo.com

Excelsior (Mexico)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 475 )
fecha titulo
23/12/2013 Narcotráfico: Honduras- Un paraíso de impunidad
18/12/2013 In Honduras, rival gangs keep a death grip on San Pedro Sula
29/11/2013 Pobre Honduras, pobre Hernández
27/11/2013 Organized Crime the True Winner in Honduras Elections
26/11/2013 Honduras - Un país fracturado
26/11/2013 Amenaza de turbulencia tras las elecciones en Honduras
22/11/2013 Honduras - El país de las cinco familias
13/10/2013 The US Govt's Dangerous Dance with Honduras
14/08/2013 Centroamérica - El ¨Obama¨ hondureño
08/08/2013 Guerra de narcos entre Nicaragua y Honduras


Otras Notas del Autor
fecha
Título
25/12/2010|
14/11/2010|
04/09/2010|
04/09/2010|
20/06/2010|
23/05/2010|
16/05/2010|
09/08/2009|
09/08/2009|
28/03/2009|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House