México y Brasil, las potencias más importantes de una América Latina de 450 millones de habitantes, han intercambiado productos en los primeros nueve meses del año actual por cinco mil 522 millones de dólares. Mil 690 millones de dólares han sido ventas de nuestro país y dos mil 620 millones de dólares nuestras compras. Aunque las exportaciones brasileñas a México han aumentado en 46% y las mexicanas en 41%, sólo 0.6% de las exportaciones de México van a Brasil y únicamente el 1.5% de las exportaciones brasileñas se destinan a México.

El crecimiento de Brasil se estima en un promedio de 5.7% anual hasta 2014. Brasil aporta el 60% de la producción industrial sudamericana. Los productores mexicanos señalan numerosos obstáculos que impiden mayores ventas. A una tarifa promedio del 11%, se añade un enjambre de cargas locales, reglamentaciones y requisitos que hay que cumplir para importar a Brasil cuya política de comercio exterior favorece a sus agricultores e industriales.

Mientras que en México la Secretaría de Economía busca eliminar los aranceles, la barrera tarifaria promedio de Brasil es de 11 por ciento. Aunque nuestro draconiano desarme tarifario nos ha dejado sin fichas para la negociación con Brasilia, tenemos el libre acceso al mercado norteamericano de los productos que cumplan los requisitos de origen que interesa a los brasileños.

La asociación de productores mexicanos y brasileños ampliará exponencialmente las perspectivas de las exportaciones de ambas partes incorporando insumos y componentes zonales a los artículos resultantes de esa coproducción. Hay que comenzar sector por sector. El acuerdo Braskem e Idesa es un buen ejemplo, como también los que se prevén entre Pemex y Petrobras.

Un acuerdo ambicioso con Brasil, cuidadosamente negociado por comités mixtos, potenciará estrategias que permitan ofrecer al mercado sudamericano productos y servicios mexicanos articulando operaciones con empresarios brasileños mientras que, correlativamente, se amplía la oferta de artículos coproducidos de ambos países a los mercados de Estados Unidos y Canadá. México se sumaría a la alianza estratégica ya en marcha entre Brasil, India y la República Sudafricana.

Tenemos las cartas necesarias. Este año las manufacturas nacionales crecieron 8.3%, distinguiéndose equipos de transporte, electrónicos, alimentarios, de computación, de comunicación, muebles y equipos domésticos. Estamos vendiendo a países distintos a Estados Unidos. La exportación que ocupa 20% de nuestra mano de obra, está demostrando su competitividad internacional. Promover productos mexicanos no los de simple ensamble, en nuevos mercados, es una prioridad trascendente.

Es tiempo de corregir el que los acuerdos de comercio que hemos firmado con 44 países no han sido aprovechados y que les hemos importado más de lo que vendemos. El antídoto está en alianzas económicas de amplio espectro que incluyan rubros como inversiones, compras de gobierno, patentes, marcas, coordinación financiera, promociones conjuntas de nuevos mercados.

El futuro y prosperidad del mundo está vinculado a los de las economías "emergentes". Hay mucha lógica en que México y Brasil unamos nuestras energías. América Latina es una región estratégica dentro de un esquema mundial mucho mayor del que México no tiene porqué sustraerse.

*Consultor

juliofelipefaesler@yahoo.com