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15/02/2006 | Tres miradas de Washington sobre Venezuela: ¿Estrategia articulada o búsqueda de una estrategia coherente?

Fabian C. Calle

En las últimas semanas al menos tres funcionarios relevantes de la administración Bush han expresado en entrevistas y conferencias lo que podría ser visto como la postura oficial de Washington hacia el gobierno venezolano y el ascenso de Evo Morales en Bolivia.

 

Se tratan nada menos que del Secretario de Defensa, D. Rumsfeld, Thomas Shannon, Secretario de Estado adjunto para América Latina, y el Jefe del Comando Sur de las FF.AA. de los Estados Unidos, General Bratz Craddock. La primera complejidad que surge al analizar sus presentaciones es la divergencia entre las mismas y, lo más impactante aun, la similitud de ciertos argumentos claves de Shannon (diplomático y hombre del Departamento de Estado) y de Craddock (ex colaborador de Rumsfeld en el Pentágono y actualmente su subordinado como Jefe del Comando Sur) vis a vis los dichos de Secretario de Defensa y hombre fuerte del gobierno de Bush. Antes de adentrarnos en algunos de sus dichos, cabría desde ya preguntarse si estas divergencias conceptuales son expresión de una estrategia articulada de "policía bueno y policía malo" o ponen en evidencia la ausencia de una estrategia madurada y pensada en el mediano y largo plazo hacia los procesos políticos que se vienen dando en nuestra región y en especial en la zona andina.

Comenzando los argumentos vertidos por el Secretario Rumsfeld, él mismo llevo a cabo un paralelismo entre el ascenso por vías democráticos de Hitler en 1933 y el fenómeno electoral-político del chavismo desde 1998. Asimismo, destacó la alarma que provoca en Washington las estrechas relaciones de Evo Morales con el eje Chávez-Castro. Este halcón del Pentágono no dejó dudas sobre la existencia de un creciente y acelerado nivel de deterioro de la situación de su país con Venezuela. Cabe recordar que a fines del pasado año el periódico The Washington Post informó en dos diferentes artículos sobre la inclusión de Venezuela en los planes de contingencia militar que prepara anualmente el Pentágono para "operaciones de amplio espectro" frente a países como China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Siria, etc.

Desde otra perspectiva, y también desde otra agencia gubernamental, T. Shannon durante una entrevista realizada por el diario El País de España afirma que existe una tendencia a exagerar la influencia y el poder de Chávez en América Latina, que el centro de la atención debe estar puesta en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la falta de instituciones sólidas y que en realidad el proceso político-económico más importante que se está dando en la región es en países que no buscan emular la fórmula política de Chávez tal como son los casos de Brasil, Argentina y Chile. Por último, destaca que es Caracas la que está aislándose de los Estados Unidos y no a la inversa y que a su país le interesa preservar y profundizar las relaciones económicas, políticas y sociales con Venezuela.

Desde una óptima militar, pero tal como indicáramos llamativamente cercana a las palabras de Shannon y alejadas de las de Rumsfeld, el General B. Craddock durante una reciente conferencia realizada en Miami subrayó que la principal amenaza a la seguridad y a la estabilidad en el hemisferio no es Chávez sino la pobreza, la desigualdad y la ineficiencia de las instituciones para satisfacer necesidades básicas de sus poblaciones. Asimismo, relativizó la existencia de lo que algunos definen como "populismo radical" o "populismo autoritario" y recordó que el populismo es un fenómeno añejo y muy ligado a situaciones sociales críticas e injustas.

Más allá de las diferencias que se detectan en estas exposiciones, en especial la vertida por D. Rumsfeld, es evidente que el tema de Venezuela y la estabilidad en la región está comenzando a ganar espacio en una Washington signada, como siempre, por cuestiones de política interna, Irak, Al Qaeda, China, una Rusia con crecientes aspiraciones de autonomía y ejercicio del poder y la cada vez más agudamente crisis nuclear con Irán. En este marasmo de amenazas, el fenómeno del chavismo y sus interlocutores en la región está adquiriendo un estatus de enemigo que no se veía en el hemisferio desde las épocas de la Guerra Fría. Cabe recordar, que el tema de Venezuela, Evo Morales, etc., está comenzando a tener nexos (algunos reales y otros posiblemente exagerados) con el tema Irán (respaldo de Caracas al programa nuclear de Teherán), China (acuerdos petroleros) y Rusia (cooperación en el sector de explotación de hidrocarburos y venta de armas). En este contexto, los próximos meses dirán si las declaraciones antes mencionadas fueron un articulado ejercicio de división del trabajo o el reflejo de la ausencia de una guía estratégica y conceptual para actuar sobre los que la administración republicana detecta como una creciente amenaza a su seguridad. En el caso que estemos frente al segundo de los escenarios, será de gran importancia la coordinación, realismo y coherencia que la Argentina y Brasil coloquen en su estrategia regional y hemisférica. Un aporte no solo a la estabilidad relativa de este espacio geográfico sino también en una inversión en su propia seguridad en el mediano y largo plazo.

CADAL (Argentina)

 



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