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Economia y Finanzas  
 
26/04/2006 | Es el dólar, bobo

Fernando Gonzalez Urbaneja

Al FMI le quieren buscar nuevas tareas: A la reunión de Singapur en otoño, su director ejecutivo, Rodrigo Rato, llevará un proyecto maduro de reforma que incluirá otro reparto de votos y presencias. Darán entrada a los nuevos grandes jugadores del comercio internacional, especialmente China e India.

 

Sin perder de vista a otros grandes países de ese informal grupo del ladrillo (los BRIC: Brasil, Rusia, India y China), con algún otro de los grandes exportadores de crudo (México, Arabia y vecinos...), y consiguientemente dueños de una masa adicional de dólares como para cualquier dispendio, incluidas varias tonterías. Al FMI le quieren dar más bolilla en materia de gestión de crisis monetarias, como en los primeros tiempos, allá por mediados de los cuarenta. Pero entonces era más fácil, había referencias presuntamente estables, el ancla del dólar oro, al que se referían las demás monedas convertibles.

Aquello duró lo justo, veinte años, que no es poco y coincidió con una etapa de crecimiento sin precedentes, los felices sesenta que se estrellaron con los abrumadores setenta, los de la inflación desbocada.

Nixon (uno de los peores gestores de la economía de la historia reciente) liquidó el modelo y abrió la caja de los truenos de una larga etapa de inestabilidad. Al fondo los déficit público y de pagos, en buena medida vinculados a la horrible financiación de la guerra de Vietnam (tanto como la propia guerra), también el petróleo y también la impericia de la política económica. Vinieron Volcker, Tathcher y Reagan a poner orden y a adaptar las políticas económicas a las nuevas realidades, para dar a luz otra etapa de prosperidad: los noventa, que aun no se ha desvanecido. Mediada la primera década del nuevo siglo mirar atrás sirve de poco, solo para tomar nota y evitar malos pasos. De nuevo aparecen déficit colosales en los Estados Unidos, financiados ahora desde Asia, y un mercado de petróleo atormentado por una demanda insaciable a la que la oferta no alcanza a satisfacer.

No es el precio del crudo el problema determinante de la economía mundial. Más bien es el riesgo de inestabilidades monetarias que obstaculicen el desenvolvimiento de las actividades económicas y mercantiles, hasta crear serios problemas políticos.

Ahora el riesgo se llama dólar, su evolución y previsible depreciación que actuará como factor desencadenante de todo tipo de reacciones y consecuencias en las demás economías. Que los movimientos del dólar, a la baja, evolucionen de una u otra manera tendrá como consecuencia evitar o caer en una recesión de características por definir. Al FMI le van a pedir ungüentos y cataplasmas para que la gripe verde vaya por cauces controlables y poco dañinos. Puede que lo consigan, o que no. Si a Bush viejo le dijeron «es la economía, estúpido» a este Bush, al que llaman W, le van a decir: «es el dólar, bobo».

ABC (España)

 



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