Un escueto comunicado oficial, divulgado en los medios cubanos de prensa, por Carlos Valenciaga, jefe del Grupo de Apoyo al Comandante en Jefe, anunció ayer en la la noche que Fidel Castro delegaba, en favor de su hermano Raúl, sus cargos como presidente del Consejo de Estado y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

Según el comunicado leído por Valenciaga, Castro había delegado sus responsabilidades al frente del gobierno cubano, a consecuencia de una intervención quirúrgica intestinal, sin ofrecer mayores detalles.

En realidad el ascenso del general Castro al poder, como parte del proceso de transición, no significa una novedad ni representa un imprevisto en los planes del régimen castrista para mantener la continuidad del sistema.

Raúl Castro, con 75 años de edad, cinco menos que los del Comandante en Jefe, ha sido señalado desde siempre como el sucesor del líder de la revolución cubana.

De hecho, en los primeros años de la revolución Fidel Castro siempre levantó la figura del Raúl Castro, como alguien ''más duro'' que él mismo, y esa imagen se mantuvo en el imaginario popular como símbolo de la intransigencia revolucionaria y de un mayor rigor en las posiciones políticas del sistema.

La Constitución vigente establece con claridad que en caso de incapacidad o muerte del presidente del Consejo de Estado, lo sustituirá en el cargo el primer vicepresidente, en este caso, Raúl Castro. Lo mismo establecen los Estatutos del Partido Comunista de Cuba.

A pesar de su reconocida militancia comunista desde los primeros años de su juventud, Raúl Castro ha sido visto por quienes tratan de interpretar su pensamiento político, como una figura más pragmática, organizada y disciplinada que la de su hermano Fidel.

A diferencia de su hermano Fidel, Raúl Castro se presenta como una figura con capacidad de negociar, con un sentido más práctico de las limitaciones de su poder, consciente de que su carisma político no se puede equiparar con el de su hermano.

Desde los días de la campaña guerrillera en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, Raúl Castro mostró unas excepcionales dotes como organizador al frente del llamado Segundo Frente Oriental ''Frank País'' que funcionaba al norte de la provincia de Oriente.

Su desempeño como ministro de las Fuerzas Armadas, habla también muy favorablemente de sus aptitudes como dirigente. En favor de ello habría que destacar que en casi medio siglo de régimen dictatorial, sólo un alto oficial de las Fuerzas Armadas, ha desertado de ese organismo: el general Rafael del Pino.

En los últimos años las intervenciones públicas de Raúl Castro lo han proyectado como un personaje que se niega a cualquier tipo de apertura política y fiel partidario de las posiciones más intransigentes del comunismo cubano.

''Nada más lejos de la realidad. Es una persona con capacidad de negociar, sobre todo porque él sabe que no podrá gobernar con el mismo caudal político de su hermano'', afirmó una fuente oficial cubana que conoce de cerca al ahora gobernante cubano.

Quienes los conocen de cerca afirman que, contrario al pensamiento de su hermano Fidel, Raúl Castro es partidario de reformas económicas y políticas semejantes a las que han ocurrido en la China comunista en los últimos años.