Esta observacion viene a propósito de los comentarios y rumores, más o menos fundados, en relación con la salud de Vilma Espín, la esposa del gobernante en funciones, general Rául Castro.

Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Espín es una de las figuras históricas de la revolución, proceso al que se incorporó desde mediados de la década del cincuenta en natal Santiago de Cuba.

Desde hace algunas semanas los comentarios sobre la salud de Espín han ido en aumento. Se dice que padece de un cáncer terminal de colon. Una llamada telefónica desde La Habana, de una fuente muy bien ubicada en la estructura de poder del régimen, me informaba la semana pasada que ``Vilma pidió que la trasladaran a Santiago de Cuba, porque ella quería morir allí''.

Pudiera ser, pero nadie ha podido confirmar la información. Por otra parte, eso no es extraño, tratándose de la salud de un personaje tan importante del poder en Cuba y del secretismo impuesto a los medios de prensa.

Sin embargo, un análisis de las noticias publicadas en la prensa cubana en los últimos meses y de algunos otros hechos, podrían ser útiles a la hora de poner en un contexto mas o menos real lo que se comenta en relación con Espín.

Este es el primero de ellos: el pasado 23 de agosto se conmemoró el 46 aniversario de la creación de la FMC, organismo que preside la Espín, casi en forma vitalicia, desde su fundación en 1960. Tradiciónalmente la fecha se celebra con algun acto público al que acuden los máximos funcionarios del régimen. Era casi habitual que el propio dictador Castro presidiera esa ceremonia. Es obvio que en ésta ocasión la ausencia de Castro se daba por descontado; pero fue significativo que no se celebró ningun acto.

Otro hecho inusual: El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, reseñó el aniversario de la FMC con declaraciones formuladas por su secretaria general, Yolanda Ferrer, durante un acto celebrado en la Brigada Femenina de Guardafronteras en Guantánamo. El rotarivo reprodujo, además, fragmentos de discursos de Castro, tomados de un libro titulado Mujeres y Revolucion. Fue todo. La presidenta de la FMC, Vilma Espín, no fue entrevistada. Brilló por su ausencia en los comentarios en torno a la fecha.

Una tercera observación tiene que ver, con la ausencia de Espín, incluso en las más importantes reuniones que ha celebrado en meses recientes la FMC.

A fines del pasado mes de mayo se celebró el Consejo Nacional de la FMC, que por primera vez se desarrolla sin la presencia física de Espín. El Consejo sesionó durante dos días, presidido por Yolanda Ferrer, su secretaria general. No hubo explicaciones sobre la ausencia de Espín, aunque entre las participantes creció el rumor de su grave estado de salud.

La clausura del evento, estuvo a cargo del miembro del Buro Político, José Ramón Machado Ventura, hombre de línea dura, quien dedicó su discurso a criticar a los dirigentes de la CTC, que viajan demasiado al exterior, y dejó a un lado el motivo central del acto: el movimiento femenino.

Como dato que agrega credibilidad a lo anterior, añadoque un periodista de la televisión cubana, que cubría la reunión, recibió una furiosa reprimenda de Machado Ventura, cuando éste le preguntó por que no había abordado el tema de la CTC en ese tipo de encuentro. La respuesta fue algo asi, como ''ústed ocupese de su trabajo que yo me ocupo del mío''. El periodista de la TV nacional, a quien por supuesto ni conozco, sabe muy bien que esto que escribo es totalmente cierto.

Durante los 47 anos de dictadura castrista, Vilma Espín ha ejercido en todos los actos oficiales de carcter internacional, el papel de Primera Dama. Un rol que, en derecho le correspondía a Dalia Soto del Valle, la esposa de Castro, pero a quien el secretismo del dictador ha mantenido siempre en las sombras, al amparo de ``razones de seguridad''.

La vida es irónica a veces. Ese sería el caso si ahora que su esposo es el jefe de gobierno en funciones, Vilma Espín no pudiera ejercer más el papel de Primera Dama, esta vez con un carácter legítimo.