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12/06/2018 | Mexico - La corrupción hunde al histórico PRI y catapulta al izquierdista López Obrador

Adrián Espallargas

El candidato del partido Morena es el preferido por el 50% de los mexicanos

 

«Estamos hasta el gorro de políticos corruptos», dice Antonio, «por eso voy a votar por AMLO». Antonio, de 52 años, es conductor de Uber en Ciudad de México y es parte del 50% de los mexicanos que, según las últimas encuestas, aseguran que el 1 de julio votarán por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como próximo presidente de México para el período 2018-2024. «A mí, Obrador no me gusta como candidato. Siempre fui votante del PRI, pero ya estoy hasta la madre», concluye mientras maneja su coche por la megalópolis de más de 20 millones de habitantes.

Salvo sorpresa de última hora, AMLO, el candidato de izquierda del partido Morena, será el siguiente presidente de México, una victoria con la que se pondría fin a casi 90 años de dominio interrumpido del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y del PAN (Partido de Acción Nacional). Y es que al igual que ocurre en otras partes del mundo, López Obrador se presenta como ese candidato «anti-establishment» que aglutina el voto de descontento hacia las élites políticas tradicionales, un desencanto alimentado en este caso por el altamente impopular Gobierno de Enrique Peña Nieto, miembro del PRI.

«Nunca hemos tenido años tan malos, vivimos niveles de corrupción asquerosos», dice Ariel López, dueño de una de las escuelas de idiomas más grandes de México. López da por hecha la victoria de AMLO, sin embargo, en los comicios se decantará por Anaya, el candidato del PAN que es el segundo en las encuestas con un 24% en intención de voto. Pero a pesar de que su candidato no vaya a ganar, considera que el 1 de julio será igualmente un día de festejo. «Será como si México ganara el Mundial porque esperamos deshacernos del PRI por muchísimo tiempo», añade.

La dictadura perfecta

El PRI gobernó ininterrumpidamente México entre 1929 y 2000, un partido calificado por Vargas Llosa como «la dictadura perfecta». En el 2000 perdió la presidencia por primera vez ante Vicente Fox, del PAN, un partido de derecha constituido por las grandes fortunas mexicanas. Y en 2012, Peña Nieto logró de nuevo que el PRI se hiciera con la presidencia del país. Sin embargo, el mandato de Peña Nieto ha quedado marcado por varios casos de corrupción que lo han salpicado a él mismo, a sus hombres de mayor confianza y a varios de los gobernadores de los estados que representaban al «Nuevo PRI». De hecho, dos gobernadores priistas han sido detenidos por corrupción y uno es prófugo de la justicia. Ante esta situación, el partido ha ido progresivamente perdiendo apoyo ciudadano y gubernaturas en las diferentes elecciones locales.

«Corre riesgo de quedarse desdibujado si no consigue ganar una de las 9 elecciones a gobernador que también se celebran», opina Iván Arrazola, politólogo de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Para Arrazola, es prácticamente imposible lograr que López Obrador no se convierta en el próximo presidente de México. «Los números no dan. Ni aunque se juntarán Anaya y Meade (candidato del PRI) lograrían superar a López Obrador, según vemos en las encuestas», señala el académico.

Con un discurso directo en contra de la corrupción, AMLO, un viejo conocido de la política mexicana, ha conseguido meterse en el bolsillo a millones de electores cansados de la inseguridad, corrupción y violencia. «He votado siempre por el PRI y todo sigue igual de mal. Voy a darle mi apoyo a AMLO para darle una oportunidad a otro», dice Gabriela, de 40 años. «Serán unas elecciones históricas porque nunca ha llegado un candidato con tanta ventaja», comenta Raúl, financiero en un importante banco quien duda si dar su voto a López Obrador u otorgárselo a Anaya.

Pero más allá de ser el candidato diferente al duopolio PRI-PAN, el discurso de López Obrador no logra encandilar a muchos mexicanos que ven en él un potencial seguidor del expresidente venezolano Hugo Chávez.

«La inversión extranjera es lo que mantiene a flote al país y temo que con AMLO dejen de llegar empresas a México», dice José Luis, quien votará por Meade. Aunque López Obrador nunca se ha declarado admirador de Chávez o Maduro, algunos de sus asesores si que han alabado a los socialistas venezolanos, lo que genera desconfianza entre los electores.

Otros, en cambio, simplemente no creen que pueda ser un político capaz de poner fin a la corrupción en México. «Personalmente no creo que vaya a ser el mesías que la gente espera, al final todos son igual de corruptos», sentencia Luis Morán.

ABC (España)

 



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