El futuro secretario de Estado de Biden conoce de primera mano los rincones del poder donde se adoptan las grandes decisiones de la política exterior de EE.UU.
Hay un momento crucial en la historia de Estados Unidos
en que Antony Blinken, seleccionado por Joe Biden para comandar la legendaria
diplomacia norteamericana, estuvo presente, y hay prueba de ello. Aquel de mayo
de 2011, el presidente Barack Obama, el vicepresidente Biden, la secretaria de
Estado Hillary Clinton, y la cúpula civil y militar del país se reunieron en la
sala de crisis de la Casa Blanca y siguieron en directo, vía satélite, la
muerte del terrorista Osama bin Laden. Una foto inmortalizó el momento. Al
fondo, se ve a Blinken, que era asesor del presidente en materia de Seguridad
Nacional.
Es decir: con Blinken regresa a Washington alguien que
conoce de primera mano los rincones más inaccesibles del poder, aquellos
lugares donde se toman las decisiones. Lleva trabajando en la capital, bien en
la Casa Blanca o en el Capitolio, desde 1994, bajo Bill Clinton primero y bajo
Obama después. Como miembro del influyente Consejo de Seguridad Nacional entre
2009 y 2015, tuvo un papel crucial en el diseño de las principales políticas en
materia internacional de la era Obama, incluido el acuerdo nuclear con Irán o
la respuesta a la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia.
Nacido en 1962 en Nueva York, su padrastro, Samuel Pisar,
fue un superviviente del Holocausto. De niño vivió en Francia, y de regreso a
EE.UU. estudió con la elite en Harvard y en la facultad de derecho de Columbia,
donde se doctoró. Tras ejercer como abogado tanto en Francia como en EE.UU.,
ingresó en la Casa Blanca de la mano de Clinton en 1994, como asesor en materia
de estrategia y en redacción de discursos. Entre 2002 y 2008, los años de
George Bush hijo, trabajó en la comisión de Exteriores del Senado, por lo que
tiene buenos contactos en el Capitolio.
Ahora Blinken deberá ser confirmado en vistas orales en
el Capitolio. Lo bueno para él es que ya pasó por ese trámite al ser nombrado
subsecretario de Estado en 2014, bajo John Kerry, cargo que ocupó hasta la
llegada de Donald Trump a la presidencia. Entonces, Blinken ya expresó sus
ideas, que pasan por el multilateralismo y la defensa de las instituciones
internacionales. En cuanto a Venezuela, dijo que apoya las sanciones al
chavismo.
Reducción de tropas en Irak
Los senadores republicanos expresaron preocupación por su
papel en una drástica reducción de las tropas en Irak, pero ahora es el propio
presidente Trump quien defiende una retirada completa y total para la primavera
próxima. Finalmente, Blinken fue confirmado por una mayoría de 55 votos de 100.
Votaron en su contra 38 senadores republicanos.
Tras abandonar el departamento de Estado, Blinken entró
en una lucrativa consultoría de nombre WestExec Advisors, junto con Michele
Flournoy, que fue subjefa en el Pentágono con Obama y que también está en la
lista de candidatos para regresar al Gobierno.
La sensación en la diplomacia de EE.UU. es de alivio
generalizado. Acaban cuatro años de grandes tensiones y resistencia callada a
las dos personas a las que Trump les encomendó gestionar la diplomacia: el empresario
del petróleo Rex Tillerson y el político republicano Mike Pompeo. Tillerson se
enemistó con muchos diplomáticos por su estilo áspero y su política de
drásticos recortes. Se prevé ahora un baile de personal y de embajadores, a los
que nombra directamente el presidente.