Una congresista de ultraderecha, un coronel defensor de la invasión rusa de Ucrania o el arquitecto de la separación de niños y madres migrantes, ocuparÃan cargos relevantes
Desde que se fue de la Casa Blanca - o, más bien, desde que le obligaron a irse de la Casa Blanca - Donald Trump ha seguido en polÃtica. Las figuras más relevantes de su gabinete han guardado las distancias con respecto al ex presidente, más que nada para mantener sus opciones abiertas de cara a 2024, pero un grupo de fieles se ha mantenido a su lado, a través de una red de centros de estudios ('think tanks'), creados en 2021 para mantener vivo el 'trumpismo'. Entre ellos hay pocas caras conocidas, si bien varios de ellos tuvieron un poder polÃtico enorme en el Gobierno de Trump.
La mayor parte de los asesores de Trump en su
post-presidencia han defendido su inacción durante el asalto al Capitolio por
sus seguidores en 2021, y le han ofrecido algo que él aprecia mucho más que la
eficacia: lealtad. Y eso no es poco, porque el concepto de fidelidad en la
política de EEUU quedó resumido por Harry Truman, que fue presidente desde 1945
hasta 1953, cuando dijo que "si quieres un amigo en Washington, cómprate un
perro".
Todos ellos conocen la política de Estados Unidos y
tienen las ideas muy claras. Son muy conservadores y la política internacional
les preocupa muy poco, más allá de lo que sea puro aislacionismo económico,
comercial, diplomático y militar. En el grupo se cuentan pocas personalidades
relevantes, aunque alguna hay, como Kevin McCarthy, que probablemente se
convertirá en el presidente de la Cámara de Representantes tras las elecciones
del martes, aunque su relación con Trump está marcada por el interés mutuo y,
como tal, puede saltar por los aires en cualquier momento. No parece que ése
sea el caso de la congresista de ultraderecha de Georgia Marjorie
Taylor-Greene, que ha dicho que los detenidos por el asalto al Capitolio
realizado por los seguidores de Trump en 2021 son "presos políticos",
y cuya cercanía al ex presidente es tal que podría tener un puesto en el
gabinete de éste si ganara las elecciones de 2024.
EL ARQUITECTO DE LA SEPARACIÓN DE NIÑOS Y MADRES
MIGRANTES
En política exterior están los coroneles retirados
Christopher Miller y Douglas Macgregor. El primero, en su calidad de secretario
de Defensa en funciones, prohibió el despliegue de la Guardia Nacional el día
del asalto al Congreso, lo que hubiera impedido probablemente el intento de insurrección.
El segundo - a quien Trump propuso como embajador en Alemania - es uno de los
mayores defensores de la invasión rusa de Ucrania. Ni Miller ni Macgregor
fueron ratificados por el Senado, pese a que éste se encontraba controlado por
los republicanos, lo que indica el divorcio entre Trump y su propio partido.
En política inmigratoria, una de las figuras más
relevantes del 'trumpismo 2.0' es Stephen Miller que, como asesor del entonces
presidente en la Casa Blanca, fue uno de los 'arquitectos' de la política de
separación de niños inmigrantes de sus padres y madres, y que, según sus
críticos, es una figura destacada del supremacismo blanco (aunque no es
'nacionalista cristiano' ya que es judío).
En política económica Trump tiene a Stephen Moore, un ultraliberal
defensor de la abolición de los bancos centrales al que, paradójicamente,
propuso - de nuevo sin éxito -, para el consejo de la Reserva Federal. Moore no
hubiera sido el primer 'trumpista' en dirigir un organismo del Estado que
quiere cerrar.
El ex gobernador de Texas Rick Perry fue secretario de
Energía, justo el Departamento que había prometido prohibir en su breve campaña
presidencial de 2012. Ahora, Perry - que tuvo que dimitir por su involucración
en el intento de chantaje a Ucrania que desencadenó el impeachment de Trump en
2020 - también podría volver a asesorar al ex presidente. Otros expertos en
economía que ya estuvieron con Trump en su presidencia y que se han mantenido
cerca de él son Peter Navarro, el arquitecto de su política de aranceles y
'guerras comerciales', y el liberal Larry Kudlow, que fue su máximo asesor
económico.
Finalmente, los ex asesores de Trump en la Casa Blanca
Brooke Rollins y Russ Vought, y el presidente del think tank Heritage
Foundation, Kevin Roberts, cierran la lista del círculo del ex presidente. Este
trío - y, sobre todo, Rollins y Roberts - tiene una influencia muy grande sobre
Trump.
LOS PESOS PESADOS
En toda esta lista faltan los 'pesos pesados', empezando
por la hija y yerno de Trump - Ivanka y Jared -, continuando por su ex jefe de
gabinete, Mark Meadows, y acabando Kellyanne Conway, la autora de la famosa
expresión "hechos alternativos" para referirse a la presunta potestad
presidencial de creer lo que uno quiere - en aquel caso, el número de personas
que habían asistido a su jura del cargo -.
No es que esas figuras hayan abandonado el 'trumpismo',
sino que mantienen la pólvora seca en un momento en el que el futuro político
(e incluso legal) del ex presidente no está claro. Si Trump vuelve a
convertirse en el líder incuestionable del Partido Republicano, es muy probable
que esas personalidades de primera línea redescubran su afinidad por su antiguo
jefe. Si no, se olvidarán de que trabajaron para Trump. McCarthy, el primer
nombre citado en este artículo, es un firme candidato a seguir esa línea de
actuación.
Y, en una categoría aparte está la esposa de Trump,
Melania, cuya influencia en el ex presidente es a menudo infravalorada, aunque
según algunos medios de EEUU han tenido una bronca monumental porque ella le
convenció de que apoyara a Mehmet Oz, el candidato republicano al Senado por
Pennyslvania, que perdió el martes, entregado así el control de esa cámara al
Partido Demócrata.
En materia de organizaciones, Trump está, igualmente,
solo. El Club for Growth, uno de los grupos más influyentes del Partido
Republicano, que defiende bajadas de impuestos y desregulación, le ha
abandonado y se ha pasado con armas y bagajes al bando de DeSantis. La Cámara
de Comercio, que es el equivalente de CEOE en EEUU, no disimula su rechazo al
ex presidente, aunque de manera más discreta.
Aun así, Trump cuenta - o contaba hasta el martes pasado
- con el apoyo de la Heritage Foundation, uno de los cinco grandes think tanks
de EEUU. El matrimonio ideológico entre Heritage y Trump fue consumado con la
llegada de Roberts a la presidencia de la organización en 2021, si bien el
romance ya había sido iniciado seis años antes, cuando el think tank estaba
presidido por el ex senador republicano Jim DeMint. Precisamente, cuando DeMint
dejó Heritage (acusado e malversación de fondos), fundó un pequeño think tank,
el Conservative Partnership Institute (CPI), que tiene un peso considerable en
el actual equipo de Trump.
Pero ninguna de esas organizaciones goza del poder del
America First Policy Institute (Instituto de Políticas América Primero o, por
sus siglas en inglés, AFPI), fundado en enero de 2021, cuando Trump aún estaba
en la Casa Blanca, por Rollins y Kudlow. El poder del AFPI es tal que en
Washington se le conoce como "the White House in the waiting", lo que
podría traducirse como "la Casa Blanca a la espera". Finalmente, el
entramado de centros de estudios de los que saldrá el programa político de
Trump para los próximos años se cierra con el Center for Renewing America
(Centro para la Renovación de EEUU, o CRI), creado, también en 2021, por
Vought.