El expresidente se enfrenta desde este lunes en un juzgado de Manhattan a 34 cargos por falsificar documentos financieros. Un calvario... o una oportunidad.
El jurado de doce ciudadanos neoyorquinos empezará este
lunes a escuchar a las partes y a revisar pruebas en el primer juicio penal
contra Donald Trump, que se ventila en los juzgados estatales del sur de
Manhattan. El expresidente de EE.UU. y candidato republicano para las
elecciones del próximo noviembre se enfrenta a 34 cargos por falsificación de
documentos financieros.
Estos documentos están relacionados con el pago de
130.000 dólares para silenciar a una mujer con la que tuvo relaciones íntimas
cuando Trump ya estaba casado con su tercer y actual mujer, Melania Trump. Esto
ocurrió poco antes de las elecciones presidenciales de 2016, la victoria
histórica que le llevó a la Casa Blanca, y Trump trataba de evitar un escándalo
sexual que le pudiera perjudicar en las urnas.
La falsificación de documentos financieros solo es un
delito menor en la legislación estatal de Nueva York. Pero es un delito cuando
está relacionado con la comisión de otras conductas delictivas. Para la
acusación, Trump falsificó esos pagos para ocultar una trama de silenciamiento
de relaciones íntimas que supuso la comisión de delitos sobre financiación
electoral y contra la Hacienda, un armazón legal que algunos expertos
cuestionan.
Esta causa es la de menor entidad entre las cuatro que
enfrenta Trump. Tiene pendientes otras dos por su intento de dar la vuelta a
los resultados electorales en la elección que perdió en 2020 (una en la
jurisdicción federal, en Washington, la otra en la jurisdicción estatal, en
Georgia) y una más por la retención de documentos clasificados que se llevó de
la Casa Blanca (se celebra en Florida).
Pero está por ver que esas tres causas se ventilen antes
de que se celebren las elecciones del próximo 5 de noviembre y Trump utilice
una hipotética victoria electoral para descarrilar los procesos. La de Nueva
York es la única que de momento ha llegado delante de un jurado.
El juicio tendrá su primera gran jornada este lunes,
cuando está previsto que arranquen los argumentos iniciales de las partes, y
concentrará la atención de EE.UU. durante las próximas semanas. Estos serán sus
grandes protagonistas.
El expresidente, candidato y acusado
La etiqueta 'sin precedentes' acompaña en muchas
ocasiones al multimillonario neoyorquino. En esta ocasión, está muy
justificada. Es la primera vez que se imputan delitos a un expresidente de
EE.UU., la primera vez que va a un juicio penal.
Como en el resto de sus causas, Trump lo niega todo,
también los líos de faldas en el origen de la trama. Dice que el juicio es
parte de la «persecución política» que sufre, una «caza de brujas» dirigida por
Joe Biden, su rival en las próximas elecciones, e instrumentada por los aliados
del actual presidente en el sistema judicial.
Todo eso es parte de la doble cara que tiene este juicio:
Trump se juega en los juzgados un veredicto de culpabilidad pero también sus
opciones electorales. El expresidente ha utilizado sus causas judiciales como
el principal combustible de su campaña, pero ahora habrá que ver si una
hipotética condena asusta a parte del electorado republicano que necesita para
ganar.
Trump tendrá que hacer campaña desde el banquillo, en una
nueva innovación en política. Como acusado, está obligado a acudir todos los
días al juzgado y solo puede excusarse por causas muy bien justificadas.
El expresidente ha asegurado que subirá al estrado para
testificar, en uno de los momentos más esperados del juicio y con más peligros
para él.
La actriz porno
Su verdadero nombre es Stephanie Clifford, pero todo el
mundo la conoce por el que ha utilizado como actriz porno: Stormy Daniels, que
podría traducirse al español como 'Tormentosa Daniels' y, sin duda, ha traído
borrascas a la vida de Trump.
Según su relato, conoció a Trump en un torneo de golf de
famosos en Lake Tahoe (California), en 2006. Tuvieron relaciones sexuales, él
le prometió un papel en 'El aprendiz', el popular programa de telerrealidad de
Trump y luego se olvidó de ella. Daniels contó infinidad de detalles escabrosos
sobre el 'affaire' en un libro publicado de 2018 -incluidos la forma del pene
del entonces presidente de EE.UU.- y aseguró que quiso contar su historia
cuando Trump era candidato para protegerse.
Lo que es indiscutible y está probado es que el abogado
de Trump, Michael Cohen, le pagó 130.000 dólares por su silencio para evitar un
escándalo poco antes de la cita electoral que llevó a Trump a la Casa Blanca.
Ese pago y la falsificación de la transacción financiera para devolver el
dinero a Cohen son el centro de las acusaciones a Trump.
Daniels será la testigo estrella y un caramelo para los
enemigos políticos del candidato republicano: mostrará a ese Trump mujeriego,
sórdido, desleal a su mujer, con el que el electorado conservador trata de
mirar a otro lado.
La modelo de 'Playboy'
Karen McDougal es otra mujer que alega haber mantenido
relaciones sexuales con Trump. Ocurrió, en su relato, en la misma época que el
episodio de Daniels. Trump silenció su romance por la misma razón: evitar
perder votos en las presidenciales de 2016. Pero lo hizo por otro método: a
través de un ejecutivo de tabloides que instrumentó la táctica de 'catch and
kill', 'atrapar y matar'. Consiste en comprar una revelación exclusiva para un
medio y después no publicar esa revelación. Los pagos a McDougal, que fue
modelo de 'Playboy' y de otras publicaciones adultas, no están en los cargos de
falsificación por los que se acusa a Trump. Pero sí forman parte de la trama
con violaciones a la ley de financiación electoral que posibilitan que esa
falsificación documental sea un delito.
El abogado y muñidor
Michael Cohen fue durante más de una década la mano
derecha de Trump. Sobre el papel, era su abogado y un alto ejecutivo de su
compañía, la Trump Organization, de la que llegó a ser vicepresidente. Pero, en
la trastienda, era el muñidor de sus asuntos más turbios. Por ejemplo,
organizar los pagos a Daniels y McDougal para mejorar las posibilidades
electorales de su jefe.
Presionado por investigaciones, Cohen traicionó a Trump:
se declaró culpable de delitos sobre financiación electoral, fraude fiscal y
fraude bancario y dijo que los cometió bajo órdenes del entonces candidato a la
presidencia. Desde entonces, se ha convertido en enemigo acérrimo del
expresidente.
Su declaración en el juicio será fundamental para
determinar que Trump falsificó documentos financieros con la intención de
ocultar otros delitos.
El editor de tabloides
David Pecker era el editor de AMI, la empresa de
tabloides sensacionalistas a la que Trump -un viejo amigo- y Cohen recurrieron
para sepultar historias perjudiciales, como las de Daniels y McDougal. Su
testimonio será decisivo para entender qué papel jugó Trump en esa trama.
El fiscal demócrata
El jefe de la fiscalía del distrito de Manhattan, Alvin
Bragg, pasará a la historia por ser el primero en llevar a Trump a juicio.
Bragg consiguió resucitar un 'caso zombie' contra el expresidente, muerto y
revivido varias veces desde 2017. Pero Bragg, elegido para el puesto de fiscal
como candidato demócrata, se juega su prestigio en un caso en el que los
críticos ven un armazón legal endeble.
El abogado de prestigio
Todd Blanche lidera la defensa de Trump, como también lo
hace en el caso de los documentos clasificados. Conoce el paño a la perfección,
después de haber sido fiscal en Nueva York durante una década y tras una
carrera exitosa en los despachos privados defendiendo a acusados en crímenes de
guante blanco.
El juez que ya condenó a Trump
Juan Merchan es un juez con 17 años de experiencia en los
tribunales de Nueva York. Nacido en Colombia y emigrado a Nueva York de niño,
ha demostrado que no va a permitir ninguna ventaja a Trump, con el que ya se ha
visto las caras en el pasado: supervisó un juicio penal contra su compañía,
Trump Organization, en 2022 y le impuso la multa más alta que podía, 1,6
millones de dólares.
Merchan ha combatido las tácticas dilatorias de la
defensa de Trump, los intentos de recusación y los ataques personales por parte
del expresidente, que le ha acusado de parcial porque su hija trabajó en
campañas del partido demócrata. El juez ha impuesto 'órdenes mordaza' a Trump
para limitar ataques a testigos y a él mismo y ha advertido al acusado que no
dejará que intimide a jurados en el juicio.