- Lo pretenda o no, el Gobierno turco ha conseguido sumir a los Veinticinco en una "caótica" discusión que amenaza con abrir "una nueva crisis" en el seno de la Unión Europea.

Así lo reconocieron ayer distintas fuentes diplomáticas al describir el desastroso resultado de dos días de reuniones entre los embajadores de los estados miembros para debatir la oferta turca de abrir un puerto y un aeropuerto a las naves de Chipre: una propuesta con la que Ankara trata de evitar que el club comunitario cumpla su amenaza de suspender parcialmente las negociaciones para la adhesión del país a la UE, dada la resistencia de su ejecutivo a dar vía libre incondicional a los barcos y aviones de la isla mediterránea.

El Gobierno turco formuló su oferta en términos tan confusos, el jueves, que tanto los estados miembros como la presidencia finlandesa y la Comisión Europea seguían ayer reclamando clarificaciones. Las dudas, que son tantas o más que las concreciones, se refieren a las condiciones y al carácter temporal de lo ofrecido. Y aunque al menos parece confirmado que se trataría de abrir a Chipre "un gran puerto" y un aeropuerto turcos, anoche seguía sin saberse cuáles serían el uno y el otro.

La presidencia se negó ayer a presentar la propuesta por escrito, ante la indignación de los representantes de España y Francia, entre otros. Y la Comisión rehusó valorar la oferta. Resultado: "No sabemos exactamente de qué estamos hablando, y no nos pronunciaremos hasta que lo sepamos", dijeron las fuentes diplomáticas consultadas. Los embajadores de Chipre y Grecia sí adelantaron su posición..., de "rechazo total" a lo que calificaron de "burla" y de intento de manipulación de Ankara. Sólo "algún socio nórdico", señalaron las fuentes en probable alusión a Suecia, se aventuró a respaldar la propuesta turca sin haberla visto en negro sobre blanco.

El asunto se discutirá en la reunión que el lunes celebrarán los ministros de Exteriores. En vista de la confusión creada, la presidencia decidió mantener como base del debate la propuesta de castigo que la Comisión lanzó antes del desconcertante gesto turco: suspender las negociaciones de adhesión en 8 de sus 35 capítulos y no cerrar ninguno de los restantes en tanto el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan no ordene la apertura incondicional de los puertos del país a Chipre, en aplicación del Protocolo de Ankara. Una mayoría de socios respaldó la idea de mantener dicha base de discusión, sobre cuyo fondo las posturas son sin embargo muy dispares.

"Es probable que el lunes no haya acuerdo" - señalaron las fuentes citadas- y entonces el debate se trasladará a la cumbre de jefes de gobierno del jueves y viernes próximos. Si tampoco en esa ocasión hay consenso, "la crisis en la UE está servida", dijo un diplomático.

La perspectiva resulta especialmente sombría si se tiene en cuenta el contexto general comunitario, no ya por la sucesión de conflictos internos de los últimos años (Iraq, presupuesto, Constitución...), sino porque la UE ya parece residir en una especie de gran crisis de identidad, de funcionamiento y de futuro.

La situación también es peliaguda para Erdogan, que ayer recibió duras críticas del muy influyente jefe del Estado Mayor turco, general Yasar Buyukanit. "La oferta es una desviación de la política de Estado, pues toda solución sobre Chipre debe ser global y tiene que basarse en las propuestas (sobre reunificación de la isla) de la ONU ¿Cómo es posible que no nos hayan consultado?, rugió Buyukanit en una entrevista.

Erdogan recibió, eso sí, confirmación directa del no menos importante respaldo de Bush, que le llamó por teléfono para subrayar su "firme apoyo" al ingreso de Turquía en la UE. Un factor que no hay que perder de vista en todo este proceso.