¿Qué explicación puede ofrecerse a la sociedad por el desmedido crecimiento de este delito?, ¿cuántos más deberán verse afectados, sus familias incluidas, antes de que veamos cambios en políticas y personajes responsables de ofrecer resultados? ¿Cuántos, cuándo…? Vale decir, por otra parte, que desde las primeras horas de la mañana de ayer, autoridades involucradas en las pesquisas del plagio, y que tomaron conocimiento de las huellas de violencia que mostraba la camioneta en que se transportaba El jefe Diego, valoraban no sólo la posibilidad de que él mismo hubiera sido ejecutado por el crimen organizado sino, también, que sus autores estuvieran vinculados con grupos armados clandestinos —EPR o ERPI, por ejemplo— que, recordemos, en 2007 implementaron ya operativos de gran alcance tanto en Querétaro, como en el vecino Guanajuato...

De confirmarse esta especie —que el secuestro haya sido realizado por alguna organización armada— como se filtró a este espacio, el objetivo del mismo no habría sido otro que obtener dinero y, eventualmente, obtener algún beneficio adicional de carácter político, aún cuando esto último había sido prácticamente desechado al momento de concluir este escrito.

Al margen de móviles y formas de operar, concluyamos, este plagio debiera sacudir a muchos: políticos, legisladores, líderes partidistas… ¿o no?