Suelen ser tan calcados los escenarios, que la ausencia de alternativa se repite en Venezuela y Ecuador; en Argentina y en Colombia, y hasta, con algunos matices, en Bolivia, donde la nueva Constitución y su condición de plurinacional le brinda un sesgo muy particular a la actual coyuntura.

Venezuela: mucho poder

El presidente venezolano, Hugo Chávez, gestiona sin reparar en las tradiciones de la democracia liberal representativa (separación de poderes, libertad de expresión y seguridad jurídica, entre otras), excepto por la vía electoral, a la que acude no sólo cuando lo marca la constitución sino cada vez que lo necesita. Acumuló el poder suficiente para convertir el suyo en un gobierno hegemónico, aun cuando la sociedad viene mostrando un hartazgo creciente, desde la drrota en el referéndum de diciembre de 2007.

“Los partidos de oposición necesitamos hacer una autocrítica del porqué no podemos unir fuerzas para constituirnos en una alternativa seria de poder. Ahora tenemos una posibilidad única en las legislativas del año próximo. Esperemos estar a la altura de la circunstancias”, dice Leopoldo López, ex alcalde del municipio caraqueño de Chacao, y uno de los referentes más importantes de la oposición a Hugo Chávez.

El edil Freddy Guevara, surgido de las filas del movimiento universitario, acota que los políticos tradicionales “siguen desgastándose permanentemente. Hace falta un cambio generacional que aún es incipiente, y la prueba está en que la única elección que perdió Chávez fue cuando el movimiento estudiantil estuvo al frente de esa pelea electoral”.

Ecuador: “Partidos pulverizados”

La imparable inseguridad, la crisis energética, las diatribas constantes contra la prensa independiente, tienen agobiado al gobierno de Ecuador, que pierde puntos en las encuestas “sin que la oposición pueda aprovechar esa coyuntura en lo más mínimo”, indica el analista ecuatoriano Marco Arauz, sobre lo que viene ocurriendo en la administración de Rafael Correa. Los mismos problemas y calcadas reacciones (que en Venezuela) de “un sistema de partidos pulverizados desde la llegada al poder del presidente, quien supo construir un enorme caudal político en función de una institucionalidad super centralizada”, afirma.

La cada vez mayor participación estatal en la economía vino acompañada de reformas a la educación superior y una nueva ley de educación primaria, entre una serie de controvertidas normas que no dejaron de generar tensión y conflictos. “Pero no fueron los partidos los que encabezaron la protesta, sino los movimientos sociales, estudiantes e indígenas, lo que demuestra quienes son los que están listos para enfrentar esta nueva hegemonía”, apunta Felipe Burbano, miembro del Departamento de Estudios Políticos de FLACSO.

“Lo que es casi imposible predecir es cuándo estos sistemas populistas o neopopulistas tendrán su final ya que, al menos en Ecuador, estamos en un punto muy alto de la consolidación de esa hegemonía”, agrega Burbano.

Bolivia: oposicion anclada

Hablando de construcción de hegemonías, la de Evo Morales en Bolivia parece que va a consolidarse en las elecciones presidenciales del próximo domingo. No sólo todos dan por descontada la reelección del presidente, sino que dejan abierta la posibilidad de que obtenga “los dos tercios que el MAS busca en el Congreso”, explica el sociólogo Félix Patzi y coincide el analista Jorge Lazarte.

A Patzi y a Lazarte, quienes coinciden en que la hegemonía de Evo es ayudada por una oposición “que está anclada en conceptos e ideologías arcaicos y coloniales”, al decir de Patzi, y “que es acusada por su pasado, ese pasado que les impide erigirse en alternativa”, en la opinión de Lazarte.

“Son partidos que hay colaborado en la instauración democrática del país, pero que se olvidaron de lo social, de los pobres y de los indígenas en el país y el resultado de todo eso es Morales. Ahora no logran constituir un liderazgo, pero tampoco se preguntan por qué una gran mayoría apoya aun gobierno que, con cuestiones muy criticables, desmontó las instituciones de la democracia representativa para contraponer la Justicia Social por sobre todo”, dice Lazarte.

Dos países aparte

La centroizquierda no logra hacer propio el discurso de seguridad pública que podría ayudar al presidente Álvaro Uribe a volver a obtener otros cuatro años de licencia en el poder. Otra hegemonía, pero ya en franco retroceso es la de los Kirchner en Argentina. Vienen de perder los comicios legislativos, y con ellos la mayoría en la Cámara de Diputados. Tienen un rechazo de casi 60% de la población, y muchos les pronostican su inminente final en el 2011. Aun así, el matrimonio presidencial sigue marcando la agenda política y toma la iniciativa para sancionar polémicas leyes como la reciente reforma política. ¿La Oposición? En el mismo lugar de siempre. Enfrascada en luchas intestinas y sin poder escuchar el grito desesperado de la sociedad.