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13/11/2005 | ¿Qué quiere Fujimori?

José Vales

Todo fue planificado desde Chile por el "equipo de campaña" del ex presidente peruano. Algunos de sus integrantes ya han evitado la extradición. `El Chino`, como le llaman, no va tras la Presidencia, sino tras la entrada a Lima a mediano plazo gracias a su base partidaria. Dividendos o final político, la disyuntiva

 

En mayo del 2000, Alberto Fujimori se disponía a planificar su salida del poder. Acababa de dejar en el camino a su contrincante, el hoy presidente Alejandro Toledo, en las elecciones más fraudulentas de la historia del Perú. Su régimen estaba herido de muerte y al poco tiempo, en agosto, su Rasputín, Vladimiro Montesinos, tuvo que huir del país ante las denuncias de tráfico de armas a la guerrilla colombiana. Fujimori entonces vaticinaba que adelantaría las elecciones.

Ganaba tiempo. Viajó a la Cumbre Iberoamericana en Panamá y desde allí a Japón, donde renunció el 23 de noviembre de ese año. Había planeado su huida meticulosamente y ahora, cinco años después, parece haber planificado también su regreso. Aunque está por verse si "su equipo de campaña", exiliado en Chile desde entonces, lo ayuda a que esta estrategia le dé buenos dividendos o le marque su final político y personal.

Desde el domingo en la noche, cuando trascendió la noticia de que Fujimori se encontraba en Perú, muchos, en Lima y Santiago y, por qué no, en el mundo, se preguntaban ¿por qué El Chino (como lo apodan) escogió Chile como escala para su retorno? A nadie se le escapa que aterrizó, posiblemente como un "fujipolizón" en uno de los momentos más difíciles, de las ya de por sí complicadas relaciones entre Chile y Perú. Justo cuando Lima sancionó una nueva ley por la que reforma los límites hacia el sur, hasta abarcar 35 mil kilómetros cuadrados de mar en donde Santiago ejerce soberanía desde la guerra de 1883.

Pero, según sostienen allegados al hoy extraditable ex mandatario peruano y varios analistas, "todo fue planificado" y a Santiago lo llevó no sólo su "equipo", del que algunos de sus integrantes ya evitaron la extradición, sino el antecedente más inmediato que es el de Carlos Menem, refugiado en la casa de su esposa para evitar los dos pedidos de extradición antes de llegar a un acuerdo político con allegados al presidente Néstor Kirchner.

Uno de los miembros del fujimorismo en el exilio chileno es Francisco Tudela, ex canciller y ex vicepresidente durante el fujimorato. Considerado uno de los cerebros políticos del ex mandatario nipoperuano, se encontraría en Chile desde hace cuatro años dando clases en una universidad privada, aunque nadie puede dar fe de su paradero, ni en Perú ni en Chile.

Sin embargo en el programa televisivo La Hora N, del Canal N de la televisión peruana, el pasado lunes, sindicaron a Tudela como "el artífice del operativo retorno". "Desde hace meses estaría estudiando con un grupo de abogados la forma de que el ex mandatario regrese a Perú vía Chile", sostuvo el informe.

El resto del grupo lo integran el publicista argentino Daniel Borobio, quien en la década fujimorista era el encargado de la imagen del gobierno y desde hace cuatro años se encuentra residiendo en Chile, donde logró sortear un pedido de extradición, gracias al abogado Juan Carlos Osorio, el mismo que hoy asiste al ex mandatario detenido en una pequeña sala de 6,5 metros cuadrados en la Academia de Gendarmería de Santiago.

Del grupo participan también Luis Silva Santiesteban, ex embajador peruano en Alemania y hombre ligado a Montesinos, el ex ministro de Transportes Augusto Bedoya, el ex alcalde de Miraflores Germán Kruger y el empresario Arturo Makino, hijo del administrador de una ONG, acusada de participar de la corrupción fujimorista.

"Estuvo todo planificado. No se dejó ningún detalle librado al azar. Fujimori sabía que podía quedar detenido pero prefirió pagar el costo de esa prisión, antes de dejar de cumplir su palabra empeñada de que en noviembre emprendía el regreso para ser candidato a la presidencia", le explicó a EL UNIVERSAL en un diálogo telefónico Carlos Raffo, su histórico jefe de prensa.

Para Raffo, Fujimori no será extraditado porque "no existe ni una sola prueba de que haya ordenado los crímenes de `La Cantuta` y Barrios Altos (68 militantes políticos asesinados en 1991) y de los casos de corrupción que le endilgan. Por eso si la justicia chilena es seria tendrá que dejarlo en libertad en el corto plazo".

Raffo no habla de tiempos para esa hipotética libertad y cree que "las excusas" que pone la justicia peruana sobre lo difícil del trámite del pedido de extradición "no es más que un intento por ponerle un parche ya que saben que no hay cargos".

Mirko Lauer, uno de los más respetados analistas peruanos, sostiene que "la jugada de Fujimori obedece no a llegar a la presidencia en el 2006, sino a mejorar las chances de su base partidaria para intentar el regreso en el medio plazo. Eso sí, siempre con la ayuda de Japón".

Esa "ayuda" es la que motivó el conflicto diplomático entre Perú y Japón. El gobierno de Ricardo Lagos también sospecha pero en silencio de que todo esto se trató de una nueva "fujitrampa".

El Universal (Mexico)

 



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