A la tragedia se añade la comedia. Se ha anunciado una flamante misión que ayudará a Venezuela a superar su gravísimo problema de energía eléctrica. ¿De dónde viene? De Cuba. ¿Quién la preside? Ramiro Valdez, ministro de tecnología de la isla.
Comedia: contratar una misión de Cuba para resolver un problema energético es como pedir ayuda a Bolivia para manejo de playas. En todo el hemisferio, Cuba es uno de los países más atrasados en esta materia, y poca gracia tiene ser ministro de tecnología de un país que mira desde la ventana el avance tecnológico del resto del mundo, avance a cuya penetración es inmune su anacrónico sistema político.
Comedia agravada: Venezuela, sumida en la crisis eléctrica, entrega la solución de su problema a Ramiro Valdez, cuya carrera en este tema, tan lleno de dificultades técnicas y académicas, es simplemente nula. Pero carrera tiene Valdez en temas más siniestros. Héroe de la Revolución, veterano del Cuartel Moncada, del Granma y de la Sierra Maestra, Valdez ha obrado como militar de línea dura en los cargos que ha ostentado, varios de ellos muy altos, y de cercana confianza de este régimen especializado en la represión y en la censura.
De modo que Venezuela, país al cual no le falta ingenieros, busca en los cuarteles la solución a un problema técnico. Y de ese modo Chávez hace más visible y explícita su incapacidad, y su apego irracional a lo ideológico. Porque a Valdez y a su misión se les trae y se les recibe sólo porque son cubanos.