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10/02/2010 | El gran ciclo inmobiliario de 18 años

Steve H. Hanke

El 3 de enero, el presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Ben Bernanke, dio el discurso principal en la reunión anual de la Asociación Americana de Economía. En su ponencia “Política monetaria y burbuja de vivienda”, Bernanke argumentó que la política monetaria de la Fed no fue responsable de la burbuja de vivienda en EE.UU. Señaló que una regulación imperfecta fue la principal culpable.

 

El reclamo de Bernanke fue una gran decepción. La Fed es generador de burbujas en serie. Primero vamos a considerar que la Fed generó burbujas de demanda. La forma más fácil de hacer esto es medir la tendencia de crecimiento de las ventas finales nominales de los compradores estadounidenses y revisar la desviación de esa tendencia. Las ventas finales nominales crecieron a una tasa anual de 5,4 por ciento desde el primer trimestre de 1987 hasta el tercer trimestre del 2009. Esto refleja una combinación de crecimiento real de ventas del 3 por ciento y una inflación de 2,4 por ciento.

La medición de la demanda agregada de las ventas finales nominales tiene tres desviaciones significativas de la tendencia (burbujas de demanda). La primera, seguida por la caída del mercado accionario en octubre de 1987. La segunda seguida por la crisis financiera asiática y el colapso del rublo ruso y el fondo Long-Term Capital Management en 1998. El último salto en las ventas finales nominales fue contrarrestado por una inyección de liquidez por parte de la Fed para defenderse de la amenaza de una falsa deflación en 2002.

El patrón zigzagueante de la Fed es claro: una reacción exagerada a la llamada crisis resulta en una inyección excesiva de liquidez (un auge en ventas), seguido por un retiro de liquidez y una recesión (caída en ventas).

La más reciente burbuja en la demanda agregada no era la única que la Fed estaba inflando. Al revisar el índice de precios, la meta de inflación favorita de la Fed (precios al consumidor menos los precios para alimentos y energía) estuvo aumentando a una tasa modesta y regular. Durante el periodo de 2003-2009, esta métrica subió en 14,3 por ciento.

 

La medición de la meta de inflación de la Fed era señalada como “sin problema”. Pero un cambio abrupto en los precios relativos al mayoreo fue subestimado. Los precios de vivienda medidos por el índice Case-Shiller estaban en alza, aumentando un 44,7 por ciento desde el primer trimestre del 2003 hasta el primer trimestre del 2006. Los precios de acciones también subían.

El incremento de precios más dramático fue en los commodities. Medidos por el índice del Commodity Research Bureau, los precios de las materias primas subieron 92,2 por ciento desde el primer trimestre del 2003 hasta su punto máximo en el segundo trimestre del 2008.

La Fed debería desempolvar el trabajo de los economistas de la escuela austriaca, particularmente del profesor Friedrich Hayek. La principal lección de los austriacos fue su escepticismo sobre la extrema dependencia exclusiva en un índice mágico —el nivel de precios— para orientar la política del banco central.

De hecho, Hayek destacó que los cambios en los índices generales de precios no contienen mucha información útil. Él demostró que eran los movimientos divergentes de los diferentes precios de mercado durante los ciclos de negocios los que importaban. Es tiempo para que la Fed elimine las metas de inflación.

La negación de Bernanke sobre la culpabilidad de la Fed plantea una interrogante interesante: ¿Cómo puede la Fed hacer reclamos fantásticos sin rendir cuentas?

En un libro de ensayos de 1975 en honor al profesor Milton Friedman, “Capitalismo y libertad: Problemas y perspectivas”, el profesor Gordon Tullock escribió:

“...cabe señalar que una gran parte de la información disponible en la mayoría de las cuestiones gubernamentales se origina en el Gobierno.

En varias ocasiones (yo no sé si está en su escrito o no, pero le he oído decir esto varias veces) Milton Friedman señaló que una de las razones básicas de la buena impresión que el Consejo de la Reserva Federal ha tenido durante muchos años ha sido que la Junta de la Fed es la fuente del 98 por ciento de todo lo que se ha escrito sobre el propio consejo. La mayoría de las agencias gubernamentales tienen esta característica...”.

¿Tendría la Fed realmente el poder de controlar el flujo de información y, en última instancia, a la prensa? El profesor Larry White sometió esta interrogante a lo que la Fed habría pensado era una indignante verificación de hechos. Sus hallazgos apoyan la afirmación de Friedman.

La capacidad de la Fed para escribir y reescribir la historia domina el flujo de información. No es de extrañar que los reclamos de la Fed generen pocas preocupaciones.

Hablando de historia económica, una cosa en que los proveedores de política monetaria (y todos los inversionistas prudentes) deberían estar muy versados es en una parte de la historia del ciclo de negocio que aparentemente han pasado por alto —es decir el poco conocido, pero esencial, ciclo de bienes raíces de 18 años—.

Este ciclo va de la mano con la teoría austriaca del ciclo económico en el que los auges y las burbujas se crean cuando los bancos centrales fijan las tasas de interés a corto plazo a niveles muy bajos, lo que permite ampliar el créditos artificialmente.

Como el profesor Mason Gaffney lo caracteriza: “el crédito bancario se expande y se contrae en sincronía con el ciclo de la tierra. Los dos interactúan en un proceso positivo de retroalimentación: la expansión del crédito bancario aumenta los precios de la tierra; los compradores necesitan más crédito para comprar la tierra; la tierra que aumenta su valor sirve como colateral para obtener más préstamos bancarios”.

Los precios de la tierra eventualmente alcanzan un pico y luego hay picos de actividad de la construcción. Esto es seguido por un pico en la economía en general. En resumen, los precios de la tierra son un indicador importante de la actividad tanto de la construcción como de la actividad económica general.

Con la excepción de la Segunda Guerra Mundial, el pico de la mayoría de los ciclos de bienes raíces es más o menos cada 18 años.

Estos datos hablan, y lo más interesante que dicen es que cada 18 años podemos esperar la culminación del auge crediticio de bienes raíces y el subsiguiente ciclo de negocios. Esto, por supuesto, no implica que todas las recesiones son precedidas por un ciclo inmobiliario. Sólo dice que todos los ciclos de bienes raíces han generado
crisis económicas.

Este conocimiento ha permitido algunos pronósticos proféticos. El premio en ese departamento va para el profesor Fred Foldvary que escribió en 1997: “El próximo gran fracaso, 18 años después de la recesión de 1990, será alrededor de 2008, si no hay interrupciones importantes, como una guerra mundial”.

Para un pleno entendimiento del ciclo inmobiliario de 18 años recomiendo los siguientes escritos:

Fred E. Foldvary. “The Business Cycle: A Georgist-Austrian Synthesis”. American Journal of Economics and
Sociology
Vol. 56, No. 4, 1997: 521-41.

Mason Gaffney. After the Crash: Designing a Depression-Free Economy. Ed. Clifford W. Cobb. Chichester,
U.K.: Wiley- Blackwell, 2009.

Phillip J. Anderson. The Secret Life of Real Estate and Banking. London: Shepheard-Walwyn, 2009.

Este artículo fue publicado originalmente en El Norte (México) el 26 de enero de 2010.

El Cato (Estados Unidos)

 



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