En Irak es inaplazable un pacto entre suníes y chiíes, que viven una intermitente guerra civil, y entre laicos y religiosos y kurdos y árabes, que podrían entrar en guerra en un futuro no muy lejano. Un gobierno entre el actual primer ministro, Nuri al Maliki, chií vinculado con los sectores religiosos, e Iyad Alaui, también chií pero apoyado por laicos y suníes, sería un primer paso hacia la cultura del pacto. Pero ambos son personajes de una desbordante testosterona, convencidos de que un machote iraquí no hace concesiones. Antes de Sadam Husein estas situaciones se solventaban con el golpe de Estado de algún espadón dispuesto a demostrar que para riñones los suyos. Sadam fue uno de aquellos golpistas. Pero cuando se hizo con el poder, su obsesión fue acabar con cualquier posible rival que se le pareciera. Entonces llegó la invasión militar de Bush, que soñó con doblegar el curso de la historia. Y ahora...

...Ahora se da por inevitable un golpe militar si cuando concluya la retirada de EE.UU. sigue sin haber un consenso de fondo en el país. Irak es uno de esos países que me han convencido de que los hombres nunca cambian la histora. Que en todo caso es la historia la que cambia a los hombres.