De acuerdo con un documento que circula por varias cancillerías europeas, al que tuvo acceso el diario Perfil, la Casa Rosada estaría dispuesta a suspender de facto las pesquisas en torno a ciertas figuras del régimen iraní, que sin lugar a dudas estuvieron implicadas en esos atentados.

Entre otros, el actual ministro de Defensa, Ahmad Vahidí; el viceministro de Exteriores, Hadi Sulemanpur; el ex presidente Ali Akbar Rafsanj’aní y Moshen Rabani, el que fuera consejero cultural de la embajada iraní en Buenos Aires, al perpetrarse los dos atentados.

A cambio de dejar de lado la causa que se tramita desde hace dos décadas, el gobierno de Cristina obtendría un importante caudal de inversiones, sustentadas en la boyante industria petrolífera de Irán.

El documento en cuestión es un oficio que el canciller iraní, Ali Akbar Salehí, envió a Teherán luego de las conversaciones que su homólogo argentino, Héctor Timermann, mantuvo con las autoridades de Siria, el 23 y el 24 de enero último.

Irán, vale decir, es el principal abastecedor de armas, petróleo y divisas de Siria. Ambos países son aliados estratégicos y sus cancillerías son prácticamente gemelas.

Timermann aprovechó la gira que realizaba junto con Cristina Fernández de Kirchner por Kwait, Qatar y Turquía, para viajar a la ciudad siria de Alepo, donde se reunió con el canciller Walid Al Mohalem y con el presidente Bashar Assad.

La agencia oficial de noticias SANA, reportó que el visitante argentino conversó con sus anfitriones acerca del proceso de paz en Oriente Medio. De acuerdo con el documento que cita Pepe Eliaschev, destacado periodista del diario Perfil, se trató también la posibilidad de que Argentina e Irán normalicen sus relaciones, con la ayuda del gobierno sirio.

El primer paso sería que Argentina renuncie a llevar ante la Justicia a Ahmad Vahidí, supuestamente uno de los principales organizadores de los atentados.

De hecho, en el informe a sus jefes en Teherán, el canciller Salehí habría hecho suya la conclusión del servicio de Inteligencia iraní, de que el gobierno argentino ya renunció a la idea de procesar a los autores intelectuales de los atentados. Y que la investigación en curso es tan sólo una fachada, para mantener las apariencias ante la comunidad judía. La cuestión es cual será la reacción de los líderes de esa comunidad, ante la divulgación de ese documento.

El periodista Pepe Eliaschev se comunicó con el departamento de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores en Buenos Aires, a fin de obtener su versión de los hechos. El director de esa sección, Marcos Lohlé, indicó que es el canciller Héctor Timermann quien debe referirse al asunto.

Con toda certeza, el ministro que lleva la batuta de la diplomacia argentina y la jefa del Gobierno, van a desmentir las quemantes referencias a un acercamiento a Teherán, que supondría un giro de 180 grados en la política exterior de Argentina.

De cualquier manera, la divulgación del documento, con todo lo que implica, surge en el peor momento de las relaciones de Argentina con Estados Unidos, enemigo declarado del régimen iraní, y en vísperas de la visita del venezolano Hugo Chávez, el aliado más firme que tiene Teherán en Sudamérica.

El tiempo hace lo suyo, han pasado veinte años desde Irán –todas las pistas conducen en esa dirección- mandó a sus agentes destruir esos objetivos con coches bombas.