El 'Star Princess', uno de esos gigantescos cruceros que surcan los mares, realizaba las maniobras de aproximación, cuando desde la comandancia de Ushuaia se le informó que no podría atracar en ese puerto.
Eran cerca de las 6 de la mañana del
sábado 18 de febrero y los 2.850 pasajeros de la nave estaban ansiosos por
visitar Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. Para Ligiea y Evert
Robertson, matrimonio londinense, sería la segunda vez que recorrerían los
bosques patagónicos y que avistarían la fauna marina en el canal Beagle. ¡Qué
mejor escenario para celebrar sus bodas de oro!
Pero
unas horas antes del desembarco, la gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana
Ríos, decidió que las embarcaciones turísticas que hubieran atracado en
Malvinas, no podrían hacerlo en Ushuaia, capital de la provincia. Y todo por el
pleito que Argentina mantiene con Gran Bretaña, en torno a la soberanía de
Malvinas. La crisis diplomática se ha ido recrudeciendo a medida que se acerca
el 2 de abril, fecha en que se conmemoran 30 años de la Guerra de Malvinas en
la que murieron unos 900 combatientes de ambos países.
Marcelo
Lietti, secretario de la Cámara de Comercio de Ushuaia, se adhiere plenamente
al reclamo por la soberanía de las islas, que fueron ocupada por los británicos
en 1833. Pero una cosa es ser patriota y otra es dispararse un tiro en el pie.
"Lo que ha sucedido es un capricho político y una actitud poco responsable
de parte del gobierno de la provincia. Estamos tan golpeados que todavía no
hemos hecho el cálculo de las pérdidas económicas", señaló Lietti, en
referencia al dinero que dejan a su paso los turistas que vienen en los cruceros.
Pero
cualquier operador turístico, dueño de restaurante y vendedor de souvenirs
puede hacer la cuenta. Cada viajero gasta entre 1.200 dólares y 1.600 dólares
en los dos días que el tour le consigna a Ushuaia. Si a los pasajeros del 'Star
Princess' se agregan los 780 del Adonia, otro barco que cometió el pecado de
parar antes en Malvinas, la suma que se obtiene es considerable. Más aún si se
sabe que las 300 mil personas que visitan Tierra del Fuego cada año, 70.000
llegan en barco. Para colmo, en este verano las condiciones climáticas han sido
óptimas y la temporada puede prolongarse fácilmente hasta principios de abril.
Pero esta vez, sin cruceros.
Lo que
hizo Fabiana Ríos fue dar una interpretación exagerada a la ley Gaucho Rivero
que entró en vigencia al recrudecer el conflicto de Malvinas. La norma en
cuestión prohíbe la permanencia, amarre o abastecimiento de navíos con bandera
británica o con banderas de conveniencia que hayan atracado en Malvinas. Pero
se refiere únicamente a barcos petroleros o de transporte. Al parecer, la
gobernadora fueguina quiso ser más patriota que la presidenta de la Nación,
pero erró al desplegar esa bandera justo cuando Cristina Kirchner arriaba
levemente la suya. La jefa del gobierno ablandó su postura frente a Londres, al
proponer que se amplíen los vuelos desde el continente hacia las islas en
disputa.
Ventajas
y perjuicios
¿Quiénes
se benefician con el 'bloqueo marítimo' de Fabiana? En primer lugar, los
comerciantes, empresarios hoteleros y guías turísticos de Puerto Madryn (en la
provincia patagónica de Chubut), donde las autoridades reciben con los brazos
abiertos a cualquier crucero que atraque allí. Miguel Montoya, secretario legal
y técnico de la gobernación de Chubut sostiene que la ley Gaucho Rivero
"no hace ninguna referencia a otros barcos que los de carga" por lo
que descarta que las autoridades portuarias tomen medidas semejantes a las que
aplica Fabiana en sus dominios. Irónicamente, Montoya es un ex combatiente de
Malvinas y fue uno de los autores de la ley referida.
Al otro
lado de la frontera también hay quienes festejan el gesto patriótico de la
gobernadora argentina. Impedidos de atracar en Ushuaia, los cruceros pasan de
largo a Ushuaia y atraviesan el canal de Beagle para atracar en Punta Arenas,
ciudad portuaria al sur de Chile que si bien no posee los encantos de Ushuaia,
al menos no les cierra las puertas.
Pero en
Chile también se cuecen habas. Debido a las protestas sociales que estallaron
hace dos meses –en pleno verano- el turismo hacia Aysén, paraíso de bosques y
de lagos, se encuentra paralizado. Tres de los cruceros que debían atracar en
Puerto Chacabuco, tuvieron que cambiar de itinerario a causa de las huelgas y
los cortes de carreteras. Los habitantes de la zona exigen la reducción en el
precio de los combustibles y subsidios por parte del Estado.
Francisco
Lazo, director regional del Servicio Nacional de Turismo, dijo que el número de
turistas que han visitado Aysén en esta temporada, se redujo en un 80% en
comparación con el 2011. “En febrero pasado el 75% de las plazas hoteleras
estaban ocupadas. Ahora no llegamos al 20%”, se lamentó Lazo.