Las cifras que aporta un diagnóstico reciente del Departamento de Justicia de Estados Unidos contradicen el discurso del presidente Barack Obama, quien insiste en que se va ganando la lucha contra el tráfico de drogas en su país. El informe apunta a lo contrario. Destaca que en poco tiempo consolidarán su poderío las organizaciones mexicanas del narcotráfico que operan en EU y estima que el costo que la sociedad estadunidense paga por el consumo de drogas asciende a más de 200 mil millones de dólares al año.
En su
diagnóstico sobre la presencia de los cárteles mexicanos en Estados Unidos, el
gobierno de Barack Obama asegura que éstos seguirán dominando el tráfico de
drogas al mayoreo y es previsible que en el futuro consoliden sus posiciones
mediante la colaboración con pandillas locales.
“De los
siete principales cárteles mexicanos –Sinaloa, Los Zetas, Golfo, Juárez,
Beltrán Leyva, La Familia Michoacana y Tijuana–, el de Sinaloa es el más
prominente, porque sus integrantes trafican las principales drogas ilícitas que
se consumen y porque su amplia red de distribución las lleva a todas las
regiones del país”, indica la Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las
Drogas 2011 (NDTA), que dio a conocer hace unos días el Departamento de
Justicia.
El
reporte de 65 páginas, cuya copia tiene Proceso, destaca un dato más
preocupante: en sólo dos años creció más de 500% la presencia de los cárteles
mexicanos en Estados Unidos. Y precisa: “Las organizaciones trasnacionales del
crimen (OTC) asentadas en México estaban operando en más de mil ciudades
estadunidenses durante 2009 y 2010”.
La NDTA
correspondiente a 2008 reveló que ese año los cárteles mexicanos tenían
presencia en 200 ciudades (Proceso 1649).
Las
conclusiones y datos del último reporte (que incluyen gráficas, mapas y
estadísticas) sobre la amenaza de las drogas en Estados Unidos contradicen a
Obama, pues el mandatario insiste en que se está ganando la lucha contra el
narcotráfico y sigue a la baja el consumo de estupefacientes.
“La
habilidad de los cárteles mexicanos en la producción y distribución de
mariguana, metanfetaminas y heroína garantizará la rápida disponibilidad de las
drogas en los mercados de Estados Unidos”, destaca la NDTA elaborada por el
Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (NDIC) del Departamento de
Justicia.
La
encuesta, que terminó de elaborarse en agosto pasado y se dio a conocer la
última semana del año fiscal 2011 –que acabó el pasado 30 de septiembre–,
presenta conclusiones muy poco halagüeñas respecto del futuro de la lucha
contra el narcotráfico. El hecho de que los cárteles mexicanos dominen la
producción, trasiego, distribución y venta de las drogas en este país es, para
el Departamento de Justicia, un indicio de la derrota.
“Estas
ventajas son inmunes a cambios significativos en el corto plazo y garantizan el
dominio de los cárteles mexicanos por lo menos para varios años”, subraya el
estudio.
Control
total
El
informe que recopila las investigaciones y conclusiones de todas las agencias
federales, estatales y locales dedicadas a combatir el tráfico y consumo de
drogas enfatiza además que el cártel de Sinaloa quiere ser la principal
potencia criminal en todo el país:
“Desde
2004, Joaquín El Chapo Guzmán, líder de esa organización delictiva, intentó
monopolizar el mercado de las drogas de Estados Unidos”, establece el reporte.
El
gobierno de Obama le atribuye a este grupo gran capacidad de dominio, porque
considera que es una de las pocas OTC que pueden obtener grandes cantidades de
cocaína procedente de Sudamérica. También es capaz de producir enormes
volúmenes de heroína, mariguana y metanfetaminas.
Cada
año, el Departamento de Justicia presenta –mediante la NDTA– un panorama
positivo de la lucha contra las drogas. No obstante el contenido de su último
informe –como ya se indicó– desmiente a la Casa Blanca respecto de la presunta
disminución en el consumo doméstico de estupefacientes.
“Sigue
incrementándose el abuso en el consumo de varias de las principales drogas
ilícitas, incluidas la heroína, la mariguana y las metanfetaminas”, puntualiza
la NDTA.
Agrega:
“Se estima que 8.7% de los estadunidenses mayores de 12 años (21.8 millones de
personas) eran consumidores de drogas en 2009. Esto representa un incremento
estadístico significativo de 8% respecto de las cifras de 2008”.
En ese
sentido, el Departamento de Justicia anota que de acuerdo con el Sondeo
Nacional sobre el Uso de Drogas y Salud, los jóvenes adultos de entre 18 y 25
años son actualmente el grupo más grande de consumidores de drogas en Estados
Unidos.
El
creciente apetito de los estadunidenses por los enervantes permite que en los
50 estados del país, además de los cárteles mexicanos, operen OTC colombianas,
asiáticas, africanas y cubanas. Sin embargo, el Departamento de Justicia
insiste en que las organizaciones criminales mexicanas aventajan a sus
competidores porque controlan las rutas del trasiego dentro del territorio
estadunidense. Pero sobre todo a lo largo y ancho de la frontera sur.
En la
descripción respecto de la presencia, dominio y poder de los siete cárteles del
narcotráfico de México en Estados Unidos, el Departamento de Justicia clasifica
así el reparto del territorio y del mercado:
El
cártel de Sinaloa domina las regiones de Florida/Caribe, los Grandes Lagos,
medio-Atlántico, Nueva Inglaterra, Nueva York/Nueva Jersey y Pacífico. También
prevalece en el sureste, suroeste y centro-oeste. Además, es el principal
proveedor de cocaína, heroína, mariguana, metanfetaminas y éxtasis.
Los
Zetas, que trafican cocaína y mariguana, tienen presencia en las regiones de
Florida/Caribe, los Grandes Lagos, sureste y suroeste.
El
cártel del Golfo cuenta con células de operación para el trasiego de cocaína y
mariguana en las regiones de Florida/Caribe, medio-Atlántico, Nueva Inglaterra,
Nueva York/Nueva Jersey, sureste y suroeste.
El
cártel de Juárez introduce cocaína y mariguana a las regiones de los Grandes
Lagos, Nueva York/Nueva Jersey, Pacífico, sureste, suroeste y centro-oeste.
La
organización de los Beltrán Leyva mueve cocaína, heroína y mariguana en las
regiones sureste y suroeste.
La
Familia Michoacana se encarga de la distribución y venta de cocaína, heroína,
mariguana y metanfetaminas en las regiones sureste y suroeste, mientras el
cártel de Juárez trafica cocaína, heroína, mariguana y metanfetaminas en los
Grandes Lagos, Pacífico y suroeste.
Sin
datos
El
creciente mercado de consumo de drogas en este país propicia un mayor trasiego
de todo tipo de enervantes y genera, a su vez, otras consecuencias negativas.
Ya desató aquí una feroz rivalidad y lucha entre los cárteles mexicanos, por el
control de los corredores y plazas del tráfico de drogas en la frontera.
En su
capítulo sobre la violencia y crimen relacionados con el trasiego de drogas en
la frontera sur, el informe de la NDTA sostiene que aunque no tiene datos
confiables para analizar la tendencia de la narcoviolencia, sí puede concluir
que ésta se concentra, sobre todo, en la frontera norte de México.
“En
comunidades de la frontera sur se han reportado casos aislados de crímenes como
secuestros, robos e invasiones a casas particulares por parte de personas
involucradas en el tráfico de drogas”, dice el informe. No obstante, el Departamento
de Justicia aclara que la información que posee no es suficiente para realizar
un análisis confiable sobre la tendencia de la narcoviolencia en el país.
El
gobierno de Obama considera que los cárteles mexicanos introducen la mayor
parte de la cocaína, heroína, mariguana y metanfetaminas a través de la
frontera sur.
“Los
traficantes utilizan cualquier vía imaginable para su labor; por aire, mar y
por la frontera con Canadá. Sin embargo, la frontera con México supera con
mucho las cantidades de droga que se mueven por todas las demás rutas
combinadas”, aclara la NDTA.
Por la
frontera sur de Arizona y California los narcos mexicanos introducen los
mayores volúmenes de cocaína, heroína y metanfetaminas. El informe también
detalla que la mayor parte de la mariguana entra por las zonas más remotas de
la frontera de Arizona.
En el
informe del Departamento de Justicia se indica que por lo general los
traficantes mexicanos “introducen pequeñas cantidades de enervantes en
automóviles y camionetas que se mezclan con el tráfico transfronterizo. Las
grandes cantidades de mariguana entran en vehículos de carga comercial y
privada”.
Otros
métodos usados por los cárteles de México para el trasiego de drogas a Estados
Unidos son los túneles, que por lo general se construyen en las zonas
fronterizas de Arizona y California.
El Departamento
de Justicia también subraya que cada vez con más frecuencia, y para eludir la
vigilancia estadunidense en la frontera sur, los narcotraficantes mexicanos
utilizan “aviones ultraligeros” con capacidad de carga de hasta 100 kilos.
También destaca que por su peso y dimensiones estas naves son difíciles de
detectar.
En el
rubro correspondiente a los “métodos de transporte” ultraligeros que usan los
narcos mexicanos, el NDIC se refiere a “los otros vehículos” utilizados por
ellos.
“Para el
transporte de mariguana a las costas del sur de Texas y de California los
narcotraficantes usan pequeñas embarcaciones conocidas como pangas. Este método
podría incrementarse conforme aumente y se fortalezca la vigilancia terrestre a
lo largo de la frontera”, determina la NDTA.
En el
reporte se plantea que el creciente negocio del tráfico, venta y distribución
de drogas en Estados Unidos representa para las OTC –principalmente para los
cárteles de México que dominan el mercado– ingresos anuales por varias “decenas
de miles de dólares”. Y aunque la NDTA no hace una estimación precisa de las
ganancias que deja a los narcotraficantes el consumo de drogas de los
estadunidenses, calcula en casi 200 mil millones de dólares el impacto negativo
que tiene este problema para la economía local.
“En
2007, fue de más de 193 mil millones de dólares la estimación del costo
económico para la sociedad por el consumo de drogas”, puntualiza el reporte.
Y
concluye: “Este estimado refleja un costo directo e indirecto relacionado con
el crimen que asciende a 61 mil 400 millones de dólares; de 11 mil 400 millones
de dólares por sanidad y 120 mil 300 millones de dólares por la pérdida de
productividad”.