Es pr醕ticamente insultante. Despedir a m閐icos mexicanos, residentes, practicantes, en su a駉 de especialidad, para traer a m閐icos cubanos. lerta!
Ese fue el inicio de la “cubanización” de Venezuela.
México tiene médicos de extraordinaria calidad. Los
egresados de universidades públicas y privadas son no sólo calificados y de
alta preparación, sino que han sido los responsables de implementar uno de los
mejores sistemas de salud pública en América Latina.
¿Por qué traer a 6 mil médicos cubanos?
¿Por qué desplazar a los mexicanos?
No queremos “brigadas médicas” de ningún otro país. No
vivimos una emergencia sanitaria, un desastre natural que podría requerir la
llegada al país de miles de expertos en salud.
Los escandalosos recortes al Sistema Nacional de Salud,
han colocado a los Institutos de Salud pública en una precaria situación. Han
perdido personal, insumos, material de curación, medicamentos, mantenimiento de
equipos.
En este escenario, el anuncio por parte del gobierno
cubano (Cubanet) y del IMSS atenta no solamente contra la planta laboral de
miles de médicos mexicanos, sino que transforma por completo la práctica de la
medicina en nuestro país. Nadie duda de la capacidad y el talento de los
médicos cubanos, su prestigiado sistema de salud, pero no es el nuestro, no
tienen nuestra cultura ni nuestro perfil epidemiológico.
Esto sin mencionar las implicaciones políticas que esto
representa. Cuba no es ninguna hermana de la caridad.
Sus brigadas, delegaciones y despliegues de personal,
vienen siempre acompañados de agentes políticos, activistas, operadores de
construcción de redes en campo y asesores a nivel directivo para desarrollo de
liderazgos.
Estamos frente a una operación política encubierta,
disfrazada de misión médica, además, innecesaria.
Abrir la puerta de nuestro país a miles de ciudadanos
cubanos, enmascarados en trabajadores de la salud, para realizar labores de
reclutamiento político, capacitación, entrenamiento para la construcción de
células de acción política es gravísimo.
México no puede permitir la transformación del sistema
político y de nuestra incipiente democracia con agentes externos, hábiles
operadores para edificar aparatos revolucionarios que desvíen el curso de la
democracia mexicana.
No queremos médicos ni ningún asesor político cubano, no
lo necesitamos, y nuestro sistema de salud, hoy estrangulado por los recortes
presupuestales, se basta con nuestros propios profesionales.
Si revisamos los procesos de transformación en Ecuador,
Nicaragua, Bolivia y especialmente Venezuela, el inicio de esos procesos
populares, se sustentó en “brigadas” cubanas con distintos perfiles
profesionales.
Es inadmisible para México la aceptación de ningún
profesional proveniente de Cuba. Significa poner en riesgo
el futuro político.
Conozco Cuba y la respeto y es un país ejemplar en muchos
sentidos para América Latina, admiro su cultura, su música y su gente. No tiene
que ver con la nacionalidad. México no necesita “ayuda” extranjera de ningún
tipo, mucho menos médico ni político. Hay cientos de médicos residentes que han
sido marginados, despedidos, reducidos en sus horarios y pago de honorarios.
Hemos sacrificado la formación de médicos nuestros, para ¿traer a unos de otro
país?. Resulta insensato. Es como crear un problema para introducir una
solución a modo. No es por ahí.
No queremos brigadas ni delegaciones masivas de Cuba,
pero tampoco de Venezuela, Bolivia o Brasil, como tampoco de Rusia, Francia o
Canadá.
Basta de jugar un teatro de sombras. ¿Hay un proyecto
político en la nueva administración para introducir un elemento internacional
como esta delegación cubana?
Han repetido hasta la saciedad que no somos Venezuela ni
queremos seguir ese proyecto político ¿por qué repetir entonces los pasos y las
medidas que ellos dieron al principio de aquella Revolución Bolivariana? Un
proyecto que tiene hoy por cierto, pauperizada a Venezuela hasta la carestía
más infame y humillante para un país rico en petróleo.
No rotundo a los médicos cubanos, ni venezolanos ni de
ningún lado.
No al desplazamiento de profesionales mexicanos por la
llegada de otros internacionales.
No a la operación encubierta de introducir agentes de la
revolución cubana en México.
Es una posición irrenunciable de respeto a las
libertades, los derechos y la democracia mexicana.