Es triste asistir a un sepelio cuando algunos de los deudos están de fiesta. Algunas culturas suelen hacer la fiesta pero después del entierro. Antes del deceso nadie hace fiestas. Qué diría el moribundo.
Y eso está ocurriendo con la lenta agonía del gas natural
boliviano que tiene unos parientes dispuestos a festejar con el argumento de
que todo está muy bien, sólo porque están en campaña electoral.
Argentina y Brasil aplican multas porque Bolivia no puede
enviar los volúmenes solicitados, pero aquí se insiste en que estamos sobre un
mar de gas que nadie lo ve, quizá porque está muy abajo, casi en las antípodas.
Todo esto da para una comedia de errores, de
contradicciones que deberían dar vergüenza, pero las prisas de la campaña no
dejan tiempo para nada.
YPFB dice que la producción de gas es de 41 millones m3/d
pero luego tiene que corregir, por exigencias de oficinas superiores, y decir
que llega a 58 millones.
La orden estaba equivocada, debían haber dicho que la
producción es de 69 millones, porque eso da la suma de 35 millones para Brasil,
20 para Argentina y 14 para el consumo interno.
Pero por las prisas de la campaña nadie se puso en pensar
en las cifras ni puso a trabajar la calculadora. O los dedos.
La verdad es que la producción está en 34 millones, según
las cifras de la gobernación de Tarija, confirmadas por las que maneja la de
Santa Cruz.
Dice Carlos Miranda en una columna de opinión que Bolivia
está exportando gas desde 1972, casi medio siglo, y no puede ser que quienes
manejan ahora ese negocio sean tan torpes. El país con mayor experiencia en
exportar gas ha puesto en el manejo del negocio a unos inexpertos que, además,
mienten.
En Tarija, el departamento que más gas ha producido en la
historia de Bolivia, hay caras largas por la muerte de esa industria. Y caras
de bronca porque la justicia del actual gobierno ha puesto en libertad a un
exgobernador que que robó hasta las alcancías.
En el resto del país se difunde la instrucción del
ministro de Economía de que gobernaciones, alcaldías y universidades deben
olvidarse del IDH, porque ha muerto, junto con el gas.
Todo esto en medio del jolgorio que hacen quienes deben
divulgar la mentira de que nunca antes hemos tenido tanto gas.
***Vacaflor.obolog.com