El experto Álvaro Ríos teme que dentro de poco los gasoductos bolivianos estén vacíos y que el país sólo pueda cobrar el peaje del transporte de gas hacia Argentina.
No llega a decir que quizá, dentro de unos pocos años,
esos gasoductos, o por lo menos uno de ellos, deba ser revertido y sirva para
importar el gas natural que consumimos los bolivianos.
No sería nada raro que eso ocurriera. Uno de los siete
gasoductos que construyó Argentina para llevar gas a Chile tuvo que ser
revertido en vista de que los campos productores de gas argentinos se agotaron
y hubo que importarlo desde los puertos chilenos donde llegaban los buques
cargados con gas natural licuado.
Desde que en el gobierno de Mauricio Macri aumentó la
producción argentina de gas, ese país volvió a exportar algunos volúmenes a
Chile. O sea, un gasoducto de ida y vuelta.
Con los peronistas en el poder, es probable que otra vez
Argentina tenga que importar gas para el consumo interno y el gasoducto vuelva
a ser revertido.
O sea que los 557 kilómetros del gasoducto que va desde
Río Grande hasta Corumbá, quedarían sin utilidad si es que se confirma la
tendencia de agotamiento de los campos gasíferos bolivianos.
La noticia llega cuando los dos países que solían comprar
el gas boliviano han decidido poner freno al ingreso de la droga a sus
territorios.
Mientras se reducen los volúmenes de exportación de gas a
esos países, crecen los volúmenes de exportación de cocaína, según las
autoridades argentinas y brasileñas.
En vista de ello, el presidente Jair Bolsonaro de Brasil
ha ordenado en las últimas horas la instalación de modernos radares de
fabricación francesa en Corumbá para controlar, y si es posible evitar, a
entrada de avionetas bolivianas cargadas con droga.
El presidente Bolsonaro ha dicho que la orden expresa de
derribar las avionetas que estén violando el espacio aéreo brasileño no debe
cumplirse al pie de la letra, pero advertir a los pilotos que están cometiendo
un delito internacional.
Algo similar han decidido las autoridades argentinas, en
vista de que las cargas de droga boliviana que llegan a esa región fronteriza
han crecido desde que Evo Morales llegó al gobierno boliviano.
En 2014, la ONU informó que Argentina se había convertido
en el cuarto exportador sudamericano de cocaína, lo que revela el alto grado de
contaminación de los argentinos. La coca y la pasta de coca que llega a
territorio argentino han producido el milagro de convertir a ese país en el
cuarto exportador de cocaína, sin tener ni una sola planta de coca en su
territorio.
Es la principal actividad económica de Bolivia. Pero es
un delito internacional surgido de una ley de Estados Unidos y un acuerdo de la
ONU, en 1971. Y Bolivia está violando esa ley al exportar no solamente coca
sino pasta base y clorhidrato.
Un proyecto nacional basado en esa actividad económica
fue desechado por los bolivianos en noviembre pasado. Quienes insistan en
mantenerlo tendrán que atenerse a las consecuencias legales, y también al
repudio de los bolivianos.
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