Pavel Antov celebró su 65 cumpleaños haciendo turismo por los templos y puentes colgantes que conectan las comunidades tribales de Rayagada, un distrito del estado de Odisha, al este de India. Eso fue el 22 de diciembre. Este multimillonario ruso, famoso por amasar su fortuna gracias a la industria de las salchichas, estaba pasando las Navidades en tierras del sur de Asia con un grupo de amigos.
Serían sus últimas vacaciones porque los medios indios
anunciaron el martes que Antov fue encontrado muerto el día 24 tras caer desde
el tercer piso de su habitación de hotel. No han trascendido más detalles. Pero
lo más sorprendente del caso es que, dos días antes, tras la excursión por la
región, uno de sus compañeros de viaje, otro empresario ruso llamado Vladimir
Bidenov, apareció también muerto en el mismo hotel.
Los trabajadores lo hallaron inconsciente en su
habitación, rodeado de botellas vacías de vino. Ya en el hospital, los médicos
certificaron su muerte por un ataque al corazón. "Antov estaba muy
deprimido después de la muerte de su amigo de la infancia", dijeron
empleados del hotel a la prensa local.
El director general de policía de Odisha, Sunil Bansal,
aseguró que sospechan que Antov se lanzó desde la terraza de su habitación y
que su equipo está investigando la causa exacta que está detrás tanto de su
muerte como la de su amigo Bidenov. El propietario del hotel, Koushik Thakkar,
ha contado que Antov, Bydanov y una pareja rusa, Mikhail Turov y Natalia
Panasenko, se registraron el 21 de diciembre después de volar desde Nueva
Delhi.
"El 22 por la mañana, Bydanov murió en su habitación
después de sufrir un infarto. Antov, que acompañó el cuerpo al crematorio,
estaba visiblemente deprimido desde entonces y dejó de pedir comida. El 24 de
diciembre por la mañana, al no encontrarlo el personal de nuestro hotel en su
habitación, iniciaron la búsqueda y descubrieron el cuerpo tirado en la terraza
de un edificio contiguo de una sola planta", explicó Thakkar.
Antov era un oligarca con una fortuna estimada en
alrededor de 140 millones de dólares. Se había llenado los bolsillos gracias a
su planta de procesamiento de carne Vladimir Standard, especializada en
salchichas. Pero también servía como legislador en la asamblea de la región de
Vladimir, cerca de Moscú, donde fue miembro del partido Rusia Unida,
anteriormente encabezado por el presidente Vladimir Putin, y presidió un comité
de política agraria.
Tras la noticia de la misteriosa muerte de este
empresario y político, muchos medios rápido han recordado que, el pasado junio,
Antov criticó un ataque con misiles rusos en un bloque residencial de Kiev que
mató a un hombre e hirió a su hija de siete años. "Es extremadamente
difícil llamar a todo esto de otra manera que no sea terror", escribió en
sus redes sociales. Después, el mensaje se eliminó y Antov aseguró que apoyaba
a Putin y su invasión, atribuyendo el mensaje anterior a "un malentendido
extremadamente desafortunado".
OTRAS MUERTES
Al igual que se ha rescatado la vieja publicación
borrada, es inevitable recordar que este año ya son varios los oligarcas rusos,
algunos de ellos críticos con la invasión de Ucrania, los que han muerto desde
que comenzó la guerra. La semana pasada, Alexander Buzakov, jefe de un
importante astillero especializado en la construcción de submarinos, murió
repentinamente sin que las autoridades rusas hayan dado a conocer la causa de
la muerte.
En septiembre, el presidente de la petrolera rusa Lukoil,
Ravil Maganov, murió al caer misteriosamente de una ventana de un hospital de
Moscú, donde estaba recibiendo tratamiento después de sufrir un paro cardíaco.
En las primeras semanas de la invasión, Lukoil fue noticia como el único
productor de petróleo ruso que pidió el fin de la guerra en Ucrania. Otro alto
directivo de Lukoil, Alexander Subbotin, fue encontrado muerto en mayo cerca de
Moscú en mayo después, según la agencia rusa TASS, de haber visitado a un
chamán.
De vuelta a septiembre, Anatoly Gerashchenko, ex rector
del Instituto de Aviación de Moscú, murió en un accidente no especificado.
Ahogado cerca del cabo Ignatyev, en la ciudad de Vladivostok, apareció Ivan
Pechorin, quien fuera el máximo responsable de la Corporación para el
Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico.
No hay que olvidarse tampoco de Sergey Protosenya, ex
alto directivo del gigante del gas Novatek, que fue encontrado en abril
ahorcado en su villa de Lloret de Mar, en Girona. Su cuerpo apareció junto al
de su esposa y su hija de 18 años. Los Mossos señalaron entonces que la principal
hipótesis con la que trabajaban era la de un crimen machista. Aunque poco
después, el hijo de Protosenya aseguró que su padre también fue asesinado.