Tanto el argumento de que el nombrado pertenece a una dinastía familiar que tiene el monopolio de la virtud que se hereda en el ADN, como la idea de que si el elegido no cumple las normas, estas últimas se cambian, no pertenecen al repertorio de las declaraciones más sensatas dichas últimamente.

Pero más allá de lo que la historia reconocerá como una curiosa anécdota, coloquemos el debate en dos dimensiones, una analítica y otra pragmática. Bolivia está frente al desafío de la refundación del Estado, a través del relanzamiento de YPFB. Todos queremos una empresa estatal moderna, eficiente, transparente, cuyas acciones beneficien a todos los bolivianos. Hasta ahí puño al aire y mirada revolucionaria en el horizonte. Pleno acuerdo. ¿Pero, joven, cómo se logra esto? ¿Cuál es el plan específico para la nueva empresa? ¿Qué tipo de organización se propone? ¿Cómo será el gobierno corporativo de la empresa? Y tal vez lo más importante ¿Qué persona tiene el mejor perfil para esta hercúlea tarea? ¿Un técnico altamente calificado con conocimientos en administración y especialización en el sector petrolero? o ¿Será que lo que se necesita es un político de total confianza de líder? ¿El príncipe de Maquiavelo o el gerente moderno de Peter Druker, o un híbrido de ambas cosas?

De una manera más general estamos frente al dilema del tipo de Estado que construiremos a futuros, un Estado patrimonialista, un Estado técnico burocrático, un Estado gerencial, me inclino por este último.

Un Estado patrimonialista confunde lo público con lo privado, se basa en el nepotismo y en la creación de empleos para clientelas políticas. Éste fue el caso de YPFB en el pasado que estuvo controlado por criterios políticos al servicio del régimen de turno. La empresa estatal era un botín de los partidos políticos tradicionales y de burocracias sindicales. Éste es una camino muy tentador, y ciertamente hay mucha gente que quisiera volver al Estado piñata.

Otro tipo de Estado, que surgió, desde el punto de vista de la administración, es el burocrático racional–legal. Es un aparato público basado en el principio del mérito profesional de sus funcionarios. Además busca separar con claridad el administrador público del político. En el país hubo varios intentos de crear tecnoburocracias, tanto en reparticiones públicas como en empresas estatales, a través de mecanismo como el servicio civil. Muchas veces estos grupos son acusados de ser tecnócratas insensibles a temas sociales que sólo buscan preservar sus intereses y privilegios, para lo cual se apegan a reglas y procedimientos.

El Estado gerencial, a su vez, es otra corriente que surgió en los años ochenta y también se basa en la separación de las funciones políticas y administrativas y en la búsqueda de calidad y eficiencia en la prestación de servicios. Se enfoca en la satisfacción del cliente-ciudadano. Además, incorpora criterios privados en la administración pública como ser descentralización de decisiones, gestión por resultados, empleo con estabilidad, introducción de mecanismos de mercado, entre otros. En concreto, este modelo de empresa estatal puede servir al país cotizando en bolsa, teniendo funcionarios profesionales, buscando calidad total en su oferta; en suma, buscando eficiencia en la gestión publica.

Ciertamente hay otras alternativas para el diseño de la nueva YPFB, pero un primer paso para los alcances del cambio propuesto es que el Gobierno presente la sociedad, la visión, misión y los objetivos de la empresa, el modelo de gestión gerencial concreto, el tipo de gobierno corporativo que se propone y de ahí se podrá ver el perfil de ejecutivo que se requiere para administrar el patrimonio de todos los bolivianos.

Las anteriores ideas son un marco analítico para evaluar la pertinencia del nombramiento del presidente de YPFB. Otra vía más práctica es usar el método de la comparación y ver cuáles son las mejores prácticas en la industria petrolera latinoamericana en materia de capital humano y nombramiento de ejecutivos.

Aquí me beneficio de una información proveniente de la internet y les presento resúmenes de currículum vitae de los presidentes de empresas petroleras de América Latina. Como se verá, el énfasis en lo técnico y la experiencia (todos con más de 10 años) en el sector es abrumador. Petrobras, Brasil, José Sergio Gabrielli, economista de la Universidad de Bahía con posgrado en la Universidad de Boston; Enarsa, Argentina, Aldo Ferrer, economista con gran experiencia internacional, ministro de Economía y Hacienda, presidente del Banco de la provincia de Buenos Aires, decenas de libros escritos; Enap, Chile, Enrique Dávila A., economista con estudios de posgrado en la Universidad de Glasgow, Gran Bretaña.

Se desempeñó como gerente general de refinería Petrox SA; PDVSA, Venezuela, Rafael Ramírez C., ingeniero mecánico con maestría en energía de la Universidad Central. Hizo su carrera en PDVSA y es Ministro de Energía; Ecopetrol, Colombia, Javier Gutiérrez, ingeniero civil, máster en ingeniería industrial; Petroecuador, Carlos Pareja, ingeniero químico, con especialización en petróleo en la Universidad de Guayaquil; Pemex, Jesús Reyes-Heroles, economista, fue secretario de Energía y embajador de México en Estados Unidos.