Para que haya democracia, es indispensable que el gobierno sea elegido por el pueblo y por tanto sea "del pueblo". Es imprescindible también que esos electos gobiernen "para el pueblo".

Los problemas y paradojas se presentan cuando se dice pretender que el gobierno sea ejercido "por el pueblo". Primero, porque todo el pueblo no puede mandar. Por eso inventaron el sistema de representación y delegación de autoridad. Y eso saben bien los pseudo revolucionarios que nos gobiernan, quienes progresiva y deliberadamente van reduciendo el número de privilegiados en el poder, mientras engañan al pueblo con fallidas promesas de participación popular y reiteradas traiciones tanto a ese derecho de participación como a la confianza de los electores en representantes que distan de la voluntad popular, por más populacheros que se comporten.

El verdadero problema es quiénes pueden y deben gobernar. La respuesta de gobiernos populistas, en la propaganda que no en la práctica, es afirmar que el pueblo mismo gobierna, que la gente del pueblo entra a formar parte del gobierno y que los electos son verdaderos representantes, en el sentido de ser iguales al "pueblo".

La realidad resulta otra y la designación de funcionarios públicos en gobiernos populistas, cuanto peor cuanto más totalitarios son, resulta en una distribución de cargos entre compinches que no toma en cuenta la capacidad de los funcionarios para ejercer sus cargos en beneficio del pueblo. La ignorancia de los gobernantes impide que hagan un buen gobierno "para el pueblo". Por ello el gobierno "del pueblo" termina estando "contra el pueblo".

Este régimen ha botado 40 años de educación democrática y despreciado la calidad profesional que salió de varias décadas de formación de recursos humanos en las mejores universidades del mundo, mediante becas Ayacucho y la bonanza petrolera.

Ahora hay que empezar de nuevo a educar a los gobernantes. Sufriremos durante años de puentes colapsados, hasta que aprendan y venga otro delirante populista a convencernos, en nombre del "pueblo" que debemos volver a empezar desde la ignorancia.