Argentina protagoniza un escenario nuevo que empieza a encender las luces de alarma de la economía doméstica. Los ciudadanos, con más frecuencia en el interior del país, aumentan su tendencia a comprar comida a plazos. El diario La Nación se hace eco hoy de un estudio que refleja este fenómeno y registra, entre otros datos, un 45 por ciento más de créditos al consumo y un 30 por ciento de crecimiento de compras en los supermercados aquellos días que aplican descuentos y «cuotas» con tarjetas de crédito. Hoy por hoy, un 40 por ciento de los argentinos reconoce que compra a plazos.

La noticia no es buena para el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. «Es una señal de que el problema de la inflación se está complicando», observa el director de una fábrica de refrescos a La Nación. Para Ricardo Zorzón, dueño de los supermercados Zorzón, «en los último tiempos estamos viendo un incremento de las compras en cuotas que, a simple a vista, no parece muy razonable porque sirve para salir del momento pero deja el problema para el otro mes».

Las grandes cadenas de supermercados reconocer que las ventas vienen determinadas por la oferta de descuentos y promociones que tienen acordadas con los bancos. Los días que coincide con alguna de estas circunstancias las venta aumentan un 30 por ciento. Alberto Samid, propietario de una cadena de carnicerías, asegura que «en los últimos 60 días la demanda se resintió mucho y creció el número de clientes que tienen que financiar la compra en cuotas».

Otra de las novedades de estos tiempos es que el pago a plazos comienza a dejar de ser exclusivo de las grandes superficies. Hoy en día los carteles en tiendas de comestibles de barrios donde se ofrece pagar en «tres cuotas» sin cargo no son una excepción.