En este mes de agosto el número de ejecuciones en el país está igualando al total de las sufridas durante todo el año pasado, en un escalamiento de la violencia que parece imparable, ya que los promedios anteriores, que iban de cuatro a cinco asesinatos diarios, ahora llegan a más de 10, y prácticamente no hay región que no esté asolada por esta masacre, sin antecedentes ni paralelo en nuestra historia.
Achacarle tal violencia a la detención de algunos capos sería olvidar que esas mismas acciones contra el narcotráfico ya se han dado en otras épocas, como lo atestiguan tantos y tan importantes narcotraficantes en prisión, sin que en el momento de su detención se desatara la violencia que ahora vemos; por lo tanto, debemos aceptar que este fenómeno surge de la multiplicación del narcomenudeo en el país, que ha llevado a todos los grupos a disputarse centros urbanos a donde reclutan a cientos de miles de jóvenes para inducirlos al consumo y al delito en todas sus expresiones, que de ese modo se multiplica exponencialmente.
Estas acciones no se pueden entender sin la complicidad de miles de policías, agentes del Ministerio Público y otras autoridades; en esta nación es imposible delinquir habitualmente si no se está asociado con esos sicarios; y esto que parecía un diagnóstico exagerado, ahora se ha quedado corto.
El doble lenguaje de muchas autoridades policiacas ahora suena hueco, cínico y falaz; y el reconocimiento que el presidente de la Suprema Corte de Justicia hizo frente a toda la sociedad, exhibiendo a los tres poderes en esta tragedia, ha movido respuestas que ya en muchas ocasiones hemos escuchado, para regresar a los mismos niveles de corrupción e impunidad, que en el país permiten que casi 99% de delitos quede sin castigo.
Hace cuatro años se realizó una marcha en la ciudad de México para reclamar la inseguridad y el incremento de los secuestros; cuatro años antes el Ejecutivo federal le había encomendado a la PGR y a la AFI el combate a los secuestros a nivel nacional; y en la ciudad de México la lucha política ya se daba en todos los frentes con los resultados actuales.
Ahora enfrentamos la evidencia innegable de la incapacidad estructural del sistema para resolver este problema y la compulsión por seguir apoyando la corrupción y el sicariato; en tanto, las instituciones reciclan viejas fórmulas ya agotadas, las promesas casi siempre incumplidas y a la esperanza muchas veces justificada de que esta crisis pronto será olvidada, al quedar aplastada por alguna otra desgracia que hará palidecer a las anteriores.
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Más ejecuciones que en todo 2007
(De los corresponsales - El Universal)
En menos de ocho meses de este año, la cifra de ejecutados superó los 2 mil 673 homicidios registrados en todo 2007, pese a la intensa ofensiva desplegada por el gobierno federal para contener la violencia generada por el crimen organizado y el narcotráfico.
Chihuahua encabeza la lista con más de la tercera parte del total de homicidios reportados del 1 de enero al 15 de agosto de 2008 (228 días), con mil 26 muertes violentas, 38.2% del total del país.
De acuerdo con un recuento de este diario, en 30 de las 32 entidades federativas hubo en esos 228 días 2 mil 682 muertes violentas atribuidas al crimen organizado, contra mil 301 de enero agosto del año pasado.
Las cifras contrastan con las reportadas en 2004, que hubo 667 ajusticiados en todo el país; en 2005 fueron mil tres y en 2006, mil 410.
