Estamos viviendo una escalada nunca vista en México, que proviene de la delincuencia y el narcotráfico, y una violencia inusitada en buena parte del territorio nacional, que nos muestra a personas decapitadas, incineradas, enterradas vivas y ajusticiadas en las peores circunstancias, mientras los secuestros en todas sus formas se multiplican y el robo sigue creciendo, según lo reporta la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros; y frente a todo esto, las propuestas para ser aplicadas en el próximo gobierno se hallan absolutamente desvinculadas de la dimensión del problema y de la posibilidad real de resolverlo, por las siguientes razones:

1. Se está proponiendo la unificación de todas las policías, cuando los mandos de esas instituciones, en todos sus niveles y ámbitos, han demostrado hasta el cansancio que no pueden controlar a pequeñas y medianas corporaciones, donde a diario se exhiben casos de colusión y delincuencia, que se multiplican sin que exista posibilidad alguna de contener esa podredumbre; todo lo cual sería absolutamente inmanejable en el momento en el que se trate de ordenar, a través de una sola organización, a más de 350 mil elementos indisciplinados, y en buena parte corruptos; y que van desde niveles prácticamente nulos de capacitación, hasta personal de alta calificación pero de reconocida inmoralidad.

2. Se publicita también como fórmula de gran impacto el otorgarle al Ministerio Público una absoluta autonomía frente al gobierno que lo nombra, y del cual depende, cuando el fenómeno negativo que vive esa institución es precisamente el de la impunidad de su actuación, no en razón de su dependencia del Ejecutivo, tanto federal como local, sino del monopolio que ejerce en sus tareas sin ningún control de legalidad, negándole a las víctimas del delito el derecho de ir ante un juez para aportarle directamente sus pruebas, y para defenderse en todas las instancias; lo que nos ha llevado a que más del 90% de los delitos denunciados ante el Ministerio Público no sean consignados, y aquellos que llegan a los jueces terminen en muchos casos en pifias y burlas para los ofendidos y para la sociedad.

3. También se habla de centralizar la información delictiva del país, mediante un programa único y nacional, lo cual ya existe y se viene conformando desde 1999 a través de las centrales de comunicación policiaca denominadas C-4, que se hallan en toda la República y que recogen minuto a minuto dicha información para concentrarla en un Sistema Nacional que se nutre también con los informes de las procuradurías locales, todo lo cual está a disposición de las autoridades policiacas del país, que ignoran o rechazan esa información porque les estorba en sus verdaderos intereses.

4. Asimismo, se le ha dado un valor milagroso a la promoción de los juicios orales, olvidando que desde hace más de 70 años los tribunales laborales del país se rigen por juicios de esa naturaleza, donde los niveles de corrupción son abrumadores y los procedimientos pueden durar años y hasta décadas, puesto que no es la oralidad por sí misma la que va a desterrar la corrupción en los tribunales de justicia, sino la transparencia en las sentencias y las sanciones auténticas que se les apliquen a los jueces venales, lo que puede cambiar la situación que estamos padeciendo en esos ámbitos.

Si verdaderamente se quiere hacer algo por la seguridad y la justicia, es necesario entender a fondo el problema y estar en disposición de reconstruir una estructura que ya está podrida.

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Doctor en Derecho