El régimen importó 803 coches de alta gama en dos años a través de una compleja trama.Dos Mercedes blindados viajaron de Holanda a China y de allí a Japón, Corea del Sur y Rusia hasta llegar a Corea del Norte.
Como muchos otros líderes mundiales, el norcoreano Kim
Jong Un siente debilidad por los vehículos blindados occidentales para sus
desplazamientos. Tanto en las calles de Pyongyang como en sus viajes al
extranjero –Singapur, Hanói, Vladivostok– se le ha visto a bordo de exquisitos
modelos de Mercedes Benz o Rolls Royce cuyo precio no baja del medio millón de
dólares. Pero dado que las sanciones internacionales prohíben que Corea del
Norte importe bienes de lujo, ¿cómo es posible que estos coches hayan acabado
circulando por el país asiático?
Sobre esta incógnita gira el estudio recién publicado del
Centro de Estudios de Defensa Avanzados (C4ADS, en inglés), con sede en
Washington. Sus pesquisas muestran que, pese a las sanciones imperantes desde
la administración de George W. Bush, los productos de alta gama siguen
abriéndose camino hacia las élites norcoreanas a través de un complejo sistema
de transferencias portuarias, transbordos secretos en alta mar y una red de
compañías opacas muchas veces operadas desde paraísos fiscales.
No se trata de casos anecdóticos. Según sus datos, entre
el 2015 y el 2017, Pyongyang importó 803 automóviles de alta gama, una cantidad
nada desdeñable proveniente en su mayoría de firmas radicadas en territorio
ruso. Durante este periodo, unos 90 países sirvieron como fuente de artículos
de lujo que acabaron en manos norcoreanas. Ademas, las redes y las cadenas de
suministro se extienden incluso por países miembros del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas o aliados estadounidenses, como es el caso de la citada Rusia,
China, Japón o Corea del Sur, entre otros.
“No sólo continúan usando técnicas con las que han tenido
éxito a la hora de alterar la aplicación de la ley, sino que también están
atentos a cómo les rastreamos, por lo que desarrollan técnicas mucho más
sofisticadas para seguir evadiendo las sanciones”, juzgó Jason Arteburn,
coautor del estudio.
Para muestra, un botón. El 14 de junio de 2018, dos
vehículos blindados Mercedes-Maybach S600 Guard partieron en barco desde el
puerto holandés de Rotterdam rumbo a Dalian, en China. Desde allí viajaron a
Osaka (Japón) y luego a Busan (Corea del Sur).
Aquí es cuando su periplo se enturbia. Los autos fueron
embarcados en un nuevo navío (el DN5505) que navegaba bajo pabellón de Togo y
era gestionado por una empresa registrada en las islas Marshall. El 1 de
octubre, este barco emprendió un viaje que debía llevarle a la localidad rusa
de Najodka.
Sin embargo, poco después de abandonar Busan, el sistema
de identificación automática de la embarcación dejó de transmitir su señal, una
táctica común entre los buques que evaden sanciones. Tras 18 días, el buque
volvió a conectarse cuando regresaba a Corea del Sur lleno de carbón
supuestamente cargado en Najodka.
Curiosamente, tres aviones de carga operados por la
aerolínea nacional norcoreana habían aterrizado en Vladivostok, cerca de
Najodka, el 7 de octubre. “No hemos descubierto evidencias directas de que las
visitas superpuestas de los aviones de carga y el barco DN5505 estén
relacionadas. Sin embargo, dada la gran capacidad de carga de las aeronaves y
su papel (previo) en el transporte de los vehículos blindados de Kim Jong Un,
es posible que esos aviones fueran usado para cargar los Mercedes”, concluye el
informe. Cuatro meses después, un vídeo mostró un modelo de coche idéntico
llegando a la sede del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea
en Pyongyang.
Los autores del informe creen que comprender cómo el
régimen juche contrabandea productos de lujo proporciona información útil a las
autoridades que intentan impedir que Kim y los suyos obtengan artículos más
peligrosos con posibles aplicaciones militares o nucleares. “Adquieren estos
bienes de alta gama a través de las mismas redes de contrabando en el
extranjero que usan otros. Por eso, su detección y confiscación podrían ser un
medio para impulsar acciones contra las operaciones de adquisición (de esos
productos) del régimen de Kim”, subraya el texto.
El ex embajador en España sigue vivo
Un legislador surcoreano aseguró ayer que Kim Hyok Chol,
el que fuera embajador en España entre el 2014 y el 2017 y se encargara de las
negociaciones para la segunda cumbre Kim-Trump de febrero en Hanói, está vivo.
El pasado mes, un diario de Corea del Sur aseguró que
este político había sido ejecutado en marzo acusado de espionaje por un pelotón
de fusilamiento. Según aseguraban, esa misma suerte habían corrido otros cuatro
funcionarios del Ministerio de Exteriores involucrados en la gestión de la
cumbre que acabó con un estrepitoso fracaso.
Sin embargo, tras recibir un informe de la inteligencia
surcoreana, el parlamentario Kim Min Ki refutó esa versión, aunque sin aportar
más detalles sobre cuál es su estado.
En aquella noticia, el periódico también apuntaba que
otro alto oficial que participó en la preparación de la cumbre, Kim Yong Chol,
había sido enviado a un campo de reeducación. Días más tarde, este mismo hombre
apareció retratado en un evento al que también acudió el líder Kim Jong Un.