Cuando menos, quiere demostrar que está capacitado para ejercer el cargo.
En su vuelta al ruedo político, durante el fiasco de
Tulsa del pasado sábado, se pasó 14 minutos de los 103 en que habló a una
concurrencia que solo llenó un tercio del pabellón, haciendo mofa de los que le
han criticado por la cautela de hombre mayor que mostró al bajar una rampa
durante su reciente visita a la academia militar de West Point. Trump se burló
de esas imágenes, que se hicieron virales por su forma de coger un vaso de agua
con las dos manos. E incluso hizo unas risas de los que insinuaron una posible
enfermedad de Parkinson.
Sin embargo, el asunto le ha dejado tocado. A principios
de junio, según avanzó este martes el Washington Post , el presidente convocó
una reunión en la Casa Blanca para una actualización de la campaña a las
presidenciales. Pero Trump pensaba en otra cosa. Desempolvó un test cognitivo
que formaba parte del reconocimiento físico que le habían hecho en el 2018 y
aseguró que había deslumbrado a los que lo supervisaron por su “estelar
actuación”. Ante una docena de asesores se refirió a las preguntas que
contenían las pruebas que superó, como ser capaz de repetir cinco palabras en
el orden que le fueron comunicadas.
En su momento, se sometió a ese test, que incluía fotos
de animales y otros elementos simples con la finalidad de detectar deterioros
cognitivos como la demencia, para frenar sospechas sobre su salud mental. Por
entonces había quien apelaba a aplicar el artículo 25 de la Constitución, que
permite sacar del cargo al presidente en caso de que demuestre incapacidad.
Al recordar esa prueba, Trump, de 74 años, afirmó que su
rival demócrata, Joe Biden, de 77, nunca sería capaz de pasar el examen y
sugirió que le desafiaran a hacer el test.
Tras numerosas burlas contra Biden, al que llama
“soñoliento Joe”, y de hacer chistes porque el exvicepresidente ha estado
durante la cuarentena encerrado en su casa,, todos esos ataques se le han
vuelto en contra y es él quien crea ahora sospechas de que su mente tiene
problemas de funcionamiento.
La escena de West Point juega a la contra. Cuando la
imagen se hizo viral, Trump arremetió en Twitter diciendo que la rampa estaba
húmeda. Otros testigos aseguraron que no era así. El sábado recalcó que todo se
debió a las suelas de sus zapatos, que eran muy nuevos. “Esas suelas no eran
buenas para la rampa”, aclaró. Y su dificultad para beber agua a dos manos la
atribuyó a que no quería que cayera ni una gota en su cara corbata.